Son muchas las grandes editoras que publican videojuegos hoy en día. Mientras que las estanterías de las tiendas y los carteles de grandes estrenos se llenan de conocidas marcas como Bethesda o Ubisoft, existe una editora que se está convirtiendo poco a poco en la gran compañía de confianza de los pequeños juegos, Devolver Digital. No son pocos los proyectos que ha sacado esta editora adelante bajo su paraguas, y es que títulos como Titan Souls, Crossing Souls, Absolver Broforce, son solo unos pocos de la larga lista de títulos que prueban que el logotipo de este estudio en la portada de tu juego es el mayor sello de calidad que un título indie pueda tener hoy día.

Minit es otra de esas obras geniales de las que tiende a hacer gala la editora tejana, una oda a los juegos de la época de los 8 bits y más concretamente a los juegos de aventuras, donde el mayor representante de aquella época tiene nombre y apellidos, The Legend of Zelda. El título de Nintendo sirve como referencia al juego de Devolver Digital, pero no se conforma simplemente con imitar la formula del título de la firma japonesa, sino que le da una nueva vuelta al género. ¿Os imagináis tener que haber reunido las tres partes de la trifuerza bajo la presión de un reloj que provoca vuestra muerte cada 60 segundos? Esto es Minit.

Minit, al igual que hacía la obra de Nintendo en su día, ofrece una historia sencilla que se nos cuenta sin utilizar apenas palabras. Encarnamos a una criatura que en un momento determinado se topa con una extraña espada en la orilla de una playa. Al cogerla y darte un pequeño paseo cortando matorrales, te percatas de que algo raro ha aparecido en pantalla, una cuenta atrás de 60 segundos, cuando esta llega a cero, estás muerto. Por si fuera poco con empuñar una espada que provoca tu muerte cada minuto, entre los vecinos surgen rumores de una fábrica de espadas que está sembrando el caos entre los aldeanos. Una espada maldita y una fábrica de espadas que siembra el caos, ahora ya tienes un objetivo, ir a la fabrica de espadas, romper la maldición que te da muerte cada minuto y librar al pueblo de su opresor.

Como habréis comprobado el argumento es sencillo, pero ese es parte de su encanto y es que, ¿acaso no nos bastó la búsqueda de tres triángulos dorados para matar a un cerdo azul gigante como excusa para pasarnos horas pegados a la NES y a esa tele tubo que destrozaba nuestra vista? Minit, aprovecha muy bien su mecánica de muertes para proponernos montones de situaciones cargadas de humor que se volverán un verdadero reto: escuchar hablar a un anciano, esperar en una cola, encontrar clientes para un hotel con la esperanza de que su dueño nos deje dormir en una habitación alcanzando un nuevo checkpoint…

La obra de Jan Willem, Kitty Callis, Jukio Callio y Dominik Johann, los cuatro artistas que han creado este juego, propone un esquema que sigue el más purista estilo Zelda. El juego nos ofrece un mapeado compuesto de zonas cuadradas separadas entre las que nos moveremos viendo los escenarios a través de una vista cenital. Durante nuestro viaje nos toparemos con zonas que no seremos capaces de atravesar por necesitar un determinado objeto, por lo que tendremos que aprendernos las rutas para poder volver más adelante y avanzar por esa ruta. Todos los objetos obedecen a la absurda lógica de la que hace gala Minit, por lo que podremos toparnos con un café que nos permite mover cajas gracias a la energía que nos genera o una cámara de fotos para que la gente que odia a los paparazzi nos deje pasar.

Toda esta fórmula se adereza con la mecánica base de Minit, la muerte cronometrada. Tendremos que ser muy ágiles a la hora de recorrer los escenarios, cualquier enemigo eliminado u obstáculo innecesario no evitado se traducirá en que no lograremos llegar a tiempo a los objetos que necesitamos para avanzar, por lo que tendremos que volver a intentarlo. En un principio la premisa suena complicada y puede echar para atrás a los jugadores inexpertos, pero no tengáis miedo, Minit no es para nada complicado, simplemente requiere de un poco de habilidad y de un cambio de chip en el jugador más completista que necesita explorar y destrozar todos los adornos del escenario.
Una vez obtengamos todos los objetos de las zonas alcanzables a 60 segundos de distancia de la casa de nuestro protagonista, encontraremos nuevos hogares que servirán de checkpoints para poder seguir avanzando por el mapa sin que el contador suponga un problema. Podremos volver hacia atrás en cualquier momento, y de hecho deberemos hacerlo para encontrar diversos objetos, pero no dispondremos del viaje rápido entre hogares hasta bien avanzado el juego, por lo que tendremos que aprendernos las mejores rutas y atajos para avanzar entre los distintos hogares. Un claro retorno a la vieja escuela que sienta de maravilla al título.

La obra de Devolver Digital responde a un clásico esquema de ensayo y error, que nos llevará a repetir las rutas hasta que demos con la manera correcta de recorrerlas a tiempo. El juego cuenta además con rompecabezas sencillos cuya dificultad reside en el poco tiempo que tenemos para pensar en cómo resolverlos. La propuesta es lo suficiente desafiante para hacerla adictiva, pero sin llegar al punto de frustrar al jugador, la curva de dificultad está muy bien medida.

Los controles del juego son sencillos y funcionan de manera efectiva, las flechas para movernos, un botón de acción para utilizar el objeto que llevemos puesto y un botón de suicidio para volver al punto de partida son suficientes para dar forma al esquema de control del título. En ciertas ocasiones se agradecería una mayor precisión a la hora de hacer ciertas acciones, sin embargo esto no supone para nada un problema, y los controles son todo lo ágiles que necesitan ser para poder ejecutar las acciones necesarias para avanzar en el juego sin que el cronómetro llegue a cero.

El apartado artístico del juego es posiblemente el aspecto que más echará para atrás a los compradores del título. El estilo de 8 bits con simplemente dos colores sirve bien como homenaje a los juegos de aquella época y posee cierto encanto, pero en un mercado con juegos que muestran un estilo pixel art tan llamativo, Minit no resulta atractivo. Por otro lado, el juego es tan adictivo que te hace olvidar rápidamente su simplista apartado artístico y la simpleza gráfica trae de paso varias cosas buenas: el juego ocupa muy poco espacio en nuestros ordenadores y no se necesita un gran equipo para hacerlo funcionar. La obra está disponible en PC, PlayStation 4 y Xbox One.

La banda sonora del título es variada y muy adictiva, dispondremos además de una gramola que nos permitirá cambiar entre las melodías del juego en uno de los escenarios. En cuanto a su duración, nos llevará entre una hora y media o tres completarlo, sin embargo, el título es bastante rejugable, ofreciéndonos un modo nuevo juego+ con dificultad añadida y montones de corazones extras y retos adicionales por completar.

Conclusión
Minit es una oda a la época de los 8 bits y pronto se convertirá en otra de esas obras que aumentan cada día más la fama de Devolver Digital como editora de juegos indies. Es un juego original que saca mucho partido a su propuesta y que encantará a todos aquellos que decidan vivir una aventura sazonada con un genial estilo del humor y un sabor añejo al The Legend of Zelda de NES.

Ramón Panduro
Ingeniero, médico, escritor, diseñador gráfico y profesor, pero sobre todo, amante incondicional del mundo de los videojuegos.

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