Todos los jugadores que crecimos jugando a videojuegos y principios de los 90 tenemos en la memoria el recuerdo de títulos de gestión como Theme Park, Rollercoaster Tycoon, Theme Hospital o Sim City y, por suerte, estos últimos años estamos pudiendo disfrutar de una amplia variedad de opciones que ha culminado con el lanzamiento del magnífico Two Point Hospital en consolas y PC.
Un simulador con escaso contenido
Con esos juegos en mente, es posible que los usuarios de Nintendo Switch piensen en hacerse con Theme Park Simulator que, tras su paso por dispositivos móviles y PC, ha llegado ahora a la consola híbrida de Nintendo. Sin embargo, antes de avanzar más en el análisis hay que dejar claro que Theme Park Simulator no es un juego de gestión de parques de atracciones como los que comentábamos hace unas líneas, si no un simulador que nos permite modificar ciertos aspectos de un total de 11 atracciones y probar su funcionamiento.
Lo primero que nos ha sorprendido a la hora de jugar a Theme Park Simulator es que los desarrolladores parecen haber trasladado el juego sin ningún cambio desde su versión para móviles. De hecho, cuando intentamos jugar al título en la televisión, descubrimos que los Joy-Con o el mando Pro no son compatibles con el juego, obligándonos en todo momento a usar el juego en modo portátil.
Una vez que entramos al juego accedemos a un listado con las atracciones sobre las que podremos trabajar. El juego nos ofrece las siguientes atracciones: los coches de choque, el Amor Express, la noria, la Olla Loca, el Inverter, las montañas rusas Wild Mouse y Tokaido, el Twister, el barco, el Techno Jump y el clásico Kamikaze.
Pruebas limitadas
Cuando seleccionamos una de las atracciones de la lista podemos gestionar algunas características y opciones de la misma. Algunas atracciones tienen opciones comunes como la posibilidad de encender las luces modificando su intensidad y patrones lumínicos, mover la cámara de sitio, activar los efectos de humo, la megafonía, abrir y cerrar las puertas de la atracción o comprobar las medidas de seguridad. Otras atracciones tienen opciones concretas como modificar la velocidad a la que funciona o modificar la dirección en la que se mueven. El juego también nos ofrece la posibilidad de decidir si abrimos la atracción durante el día o la noche, pero, en la práctica, terminaremos jugando únicamente durante la noche porque durante el día el juego se resiente muchísimo cayendo por debajo de los 30 fps.
Una vez que hemos trasteado un poco con las opciones de cada atracción, Theme Park Simulator solo nos ofrece la posibilidad de ver como las atracciones realizan su recorrido una y otra vez desde distintas perspectivas. Podemos ver el funcionamiento de la noria desde fuera o desde uno de sus asientos pero, cómo imagináis, una vez que hemos probado a ver como la noria gira sin parar, no volveremos a probarlo más. En el caso de los coches de choque sí podremos conducir uno de los vehículos para participar en la atracción, pero el control es bastante deficiente lo que no nos dejará con ganas de más.
A nivel técnico, Theme Park Simulator no hace justicia a la potencia de Nintendo Switch. El hecho de que el juego sufra ralentizaciones constantes cuando jugamos en modo día dice mucho del esfuerzo que se ha realizado para adaptar el juego a la consola. Además, las texturas del interior de las atracciones o el modelado de los personajes parecen sacados de juegos de los primeros años de la pasada generación. El modelado de las atracciones sí luce a un buen nivel y la iluminación durante la noche puede llegar a sorprender.
En lo que respecta al apartado sonoro, el título cuenta efectos sonoros que recrean el funcionamiento de las atracciones, el ruido de la gente y, en general, todo lo que podríamos escuchar si estuviéramos pasando el día en un parque de atracciones. Hemos echado en falta algún tema musical que nos acompañe durante la partida, pero ese es el menor de los problemas que hemos encontrado.
Conclusiones de Theme Park Simulator
Nos hemos llevado una decepción con Theme Park Simulator. Antes de empezar a jugar pensamos que podríamos pasar horas modificando atracciones y creando recorridos imposibles para nuestras montañas rusas para luego probar los resultados. Sabíamos que no sería un juego de gestión, pero las posibilidades parecían infinitas.
En la práctica, Theme Park Simulator parece un título pensado para aprovecharse de su nombre ofreciendo un contenido escaso y poco cuidado a un precio elevado. Nintendo Switch es capaz de mucho más y, por ahora, parece que tendremos que seguir esperando hasta encontrar un juego que nos permita pasar horas jugando entre atracciones.