Buckson es, ante todo, la historia de Yannick, un médico anestesista en el paro en un mundo distópico en el que la sanidad está totalmente privatizada y es difícil encontrar trabajo. Pensaréis: “Bueno, eso no parece tanta ciencia-ficción. De hecho es algo que prácticamente estamos viviendo ahora”. No, amigo mío, no. La ciencia-ficción aparece en la especialidad de Yannick.
¿Anestesista? Sí, pero no de los que conocemos ahora, sino un anestesista especializado en “mutación sanitaria”. ¿Y en qué consiste eso? Pues en que utiliza un bicho mutante para realizar su trabajo: el “buckson”. El buckson es un bicho mutante creado en laboratorio de reminiscencias ixodoideas, invertebrado, que ayuda a sedar y estabilizar al sujeto objeto de una operación quirúrgica liberando en él sangre, sustancias estimulantes o sustancias sedantes según el daño recibido. Vamos, que actúa como una especie de sistema de soporte vital orgánico que procesa la sangre que sorbe del individuo afectado.
Y es esa ocupación la que le genera un encargo comprometido: un antiguo profesor suyo recurre a él para un asunto o demasiado legal, atender a un sicario mafioso herido de gravedad en una operación quirúrgica complicada. Yannick acude y, con la ayuda de su buckson –que lleva permanentemente adherido a su cuerpo-, salvan la vida del facineroso llevándose a cambio un generoso ‘donativo’. Un sin duda peligroso camino, pero muy de lucrativo.
Al llegar a su casa, que comparte con su socio de “negocio”, se retira a su habitación a contar el dinero mientras tiene puesta en su televisor “El precio del poder” , en el que aparecen varias escenas emblemáticas de la película.
Cuenta su dinero recién ganado y piensa… Pero no le da mucho tiempo a ello, puesto que su antiguo profesor vuelve a llamarlo para un nuevo trabajito, un trabajito difícil y más comprometido que el anterior: el don de una banda mafiosa agoniza con varios impactos de bala en órganos vitales y su hijo, Ihrai, no parece dotado de mucha paciencia y tiene el gatillo ligero. El doctor y Yannick se ponen manos a la obra y acoplan el buckson al cuerpo del anciano moribundo para que pueda estabilizarse y, así, poder operar.
Pero no acaba ahí la cosa, puesto que el pobre anestesista se ve envuelto en una lucha por el poder dentro de la banda mafiosa del fallecido don con inesperadas evoluciones. ¿Queréis saber en qué consiste y cómo va? Pues nada, nada, haceos con “Buckson” y descubridlo. Yo, mientras, seguiré diseccionando la obra.
La trama está muy bien concebida: se inicia, desarrolla y termina de forma limpia, fiel a su estilo desde el principio y manteniendo la atención del lector en todo momento. El guión podría ser perfectamente adaptado a guión televisivo, lo que es cumplida muestra de la buena administración tanto de los suspenses como del ritmo narrativo. En cuanto al dibujo, resulta expresivo y elocuente a la hora de acompañar la narración, y el uso del color (con la aportación de Rocío Estepa) está muy bien elegido: sobre todo el contraste entre esas paletas en verdes y ocres que usa para los antros mafiosos y el apartamento de Yannick en abierto contraste con los tonos pastel que usa para los breves periodos oníricos y esos tonos claros y luminosos del exterior “visible”, los hoteles y hospitales de la ciudad futurista en la que se desarrolla esta trama distópica. En cuanto a la calidad y estilo del dibujo, quizá haya a quien no le guste esta especie de mezcla entre estilo figurativo y caricaturesco que resulta, como mínimo, peculiar. Pero complementa a la narración de la historia perfectamente.
¿Más detalles? Bueno… En ciertas botellas y en algún cartel publicitario aparece el logotipo de “Zeta Beer” , una joven cervecera valenciana que merece la pena conocer. Un guiño simpático a estos jóvenes emprendedores.
Más cosas, más: la mafia es multicultural, y todos los arquetipos están representados. Los mafiosos latinos (aunque, quizá, el tipo es gitano. No lo tengo claro), los chinos, los turcos… Y las escenas en las que aparecen parecen sacadas de películas clásicas del género mafioso: “El precio del poder” y “Uno de los nuestros” fundamentalmente.
Por cierto, seremos testigos también del tremendo poder de los buckson para mantener a alguien vivo (aunque pienso que el sobrevivir a una segunda herida tal sería demasiado para las propiedades del animalejo) y, en cuanto al final… Simplemente os adelantaré que termina como empieza.
Y no nos dejemos las cuatro páginas de esclarecedores extras con anotaciones sobre el objetivo de la historia, el diseño de los personajes y las portadas y la presentación tanto del autor como de su pareja y colorista y sus dos perros, Killer y Kaiser. ¡Ah! Y la aventura a la que hace referencia en esos extras podéis encontrarla aquí .
La edición está muy cuidada: lomo encolado y cosido, y detalles satinados en la cubierta y las solapas.
En fin, amigos lectores, una obra que podéis conseguir fácilmente aquí llena de extras que no os decepcionará. Tiene la virtud de mantener al lector pegado a las páginas de principio a fin.