En fin, han pasado cinco años hasta que Norma Editorial ha sacado la edición integral de esta interesante saga, y me tiré cual lobo hambriento a por ella. ¡Al fin sé cómo acaba! Los tres números originales: Lexípolis, Voluptide y Neo-Esparta, aparecen agrupados en este perfectamente editado volumen de 152 páginas en cartoné. Y, bueno… Aunque es difícil que sea objetivo con la obra del veterano autor argentino, vamos a intentar serlo. ¿Listos? Venga, subamos a nuestra nave espacial y vamos allá.
En este universo regido por el segmentismo cuando un individuo cumple los siete años, se somete a una prueba que determinará su asignación y cometido futuros para cuando cumpla los 21. Este test, llamado “Test de Armagedón”, designará el sector de la galaxia al que será enviado el muchacho: trabajo, orden, creatividad, espiritualidad, goce, intercambio o guerra. Todo en función de sus habilidades y/o tendencias naturales.
Nuestros protagonistas intentan localizar a una determinada persona en Voluptide, planeta totalmente enfocado hacia el disfrute en su sentido más epicúreo. Toda su legislación y creencias están enfocadas a ello y, en esta ocasión, es ese giro al disfrute y la fortuna a través de un número de lotería lo que permitirá a nuestros rebeldes protagonistas el escapar de allí. Pero… ¿Escapar de qué? Aquí os lo dejo, amigos lectores. Simplemente os adelantaré que se hacen con una nueva y enigmática aliada, y que descubriremos el modo que tienen las fuerzas militares “segmentarias” para purgar comunidades enteras: la momificación (que nada tiene que ver con los egipcios, por cierto). Tras la tensión de la fuga en Lexípolis, Voluptide supone el contrapunto con tintes cómicos, pero sin descuidar el toque dramático que, poco a poco, nos va llevando hacia la resolución del misterio que rodea a los inmortales. ¿Queréis saber más? ¡Vamos allá!
En Neo-Esparta descubrimos cómo los rebeldes parten con el objetivo de encontrar una estatua en Musa, el planeta de las artes, enfocado a la liberación de la creatividad. Parece ser que en esa estatua están ocultas las coordenadas del “Planeta de origen” del que surgieron los guías. No obstante, la nave en la que viajan sufre una avería y han de detenerse en Neo-Esparta para repararla.
No obstante, para reparar un vehículo hace falta dinerito. Y la única manera de conseguir esa financiación es participar en unos juegos gladiatorios en el que participan los luchadores más temibles de la galaxia… muy peligroso, pero no queda otra. Peculiares tauromaquias, carreras, combates mano a mano… Y todo para poder continuar el viaje. ¿Lo lograrán? Sólo os adelantaré que el final es, como mínimo, inesperado.
En fin, hasta aquí esta odisea de rebelión e investigación en la que se entrecruzan tramas de resistencia al sistema con otra de investigación científica en la que se busca escapar de la amenaza de infertilidad que amenaza con acabar con la posibilidad de reproducción de la especie humana en cosa de seis semanas.
Hablemos ahora de los autores: me resultó curiosísimo que alguien como Richard Malka, conocido por ser un conocido abogado que, entre otros, ha defendido al semanario francés “Charlie Hebdo”, y por sus guiones, digamos un tanto trasgresores y virados al lado cómico, se pasase a la ciencia-ficción. Pero ha sido capaz de crear, desde cero y en su primera incursión en el género, una mitología original rica y consistente apoyada por la “Enciclopedia Galáctica” que, en vez de como glosario o apéndice, aparece integrada en el mismo guión, aportándonos definiciones que complementan perfectamente el trasfondo y la mitología. Y eso sin contar con el tema de ladivisión segmentaria, en la que cada planeta está dedicado a un tipo de trabajo específico.
Y, como postre, ha tenido la fortuna de trabajar en este primer trabajo de ciencia-ficción con, ni más ni menos, alguien que ha trabajado toda la vida en el género y ha creado sagas como “La casta de los metabarones”. A pesar de sus 73 años sigue manteniendo esa fuerza suya tan característica para seguir ofreciéndonos escenas potentes, opresivas y eficaces que no nos dejarán indiferentes con respecto a la historia que se nos narra. Además, mantiene su característica pericia para diseñar y dibujar fantásticos ingenios mecánicos de extraordinario realismo, ya que todos están basados en artículos derivados de nuestro tiempo, lo que hace que el lector pueda identificarlos inmediatamente.
Además, tanto la muestra de color, como la voluptuosidad de los personajes nos retrotraen a tiempos más felices y amables dentro del mundo del cómic: cuando todo se hacía artesanalmente: lápiz, tinta, acuarela… Nada de Photoshop ni programas de tratamiento gráfico. Y eso se nota.
Esto es lo que mantiene el realismo de presentación de esta estupenda historia de ficción en la que el misterio que rodea a los guías inmortales se va desarrollando gradualmente a la vez que, cada vez, parece más misterioso. Así y todo, se nos va conduciendo lentamente –pero sin pausa- hacia un fin que podría ser épico o trágico… ¿Os animáis a descubrirlo? Merece la pena, os lo aseguro.
Y no nos olvidemos de mencionar la galería de portadas del final de este tomo integral, así como los extras sacados de la “Enciclopedia Galáctica”, que nos facilitarán más datos relativos a la historia del trasfondo. Lamentablemente, echo de menos alguna galería de bocetos o, incluso, una entrevista con el autor.
Como resumen: tenemos una alegoría a los vanos intentos de humanizar una sociedad cada vez menos empática, menos dada a considerar las necesidades y circunstancias de la persona. Una representación de un futuro aterrador al que parecemos dirigirnos sin remedio.
¡Una interesante inmersión nostálgica en una gran saga de ciencia-ficción!