102 años después, otro británico, el escritor Ian Maguire, quizá inspirado, por lo que resultó la mayor proeza de la exploración polar jamás conocida, pero también una de las más dramáticas (la expedición de Shackleton quedó atrapada y aislada durante 2 años en las gélidas aguas polares) vuelve a llamar a filas, a través de su novela, “La sangre helada” (Roca editorial), a todo aquél ávido de sensaciones únicas y vivencias extremas, para realizar otra loca y peligrosa travesía en dirección al Círculo Polar Ártico, a bordo de un barco ballenero, el Volunteer, para llenar sus bodegas de ese combustible destilado y refinado a base de grasa y baba de ballena, para calentar y dotar de luz a los hogares del siglo XIX. Solo que esta vez, la aventura no traspasará los límites de la carne y podremos sobrevivir a ella, desde nuestro cómodo sillón.
«Solo cuentan los actos; solo cuentan los hechos. El resto… es humo y niebla». Y los hechos nos enmarcan en un mes de abril de 1859. El acaudalado Sr.Baxter, dueño, entre otros barcos, del ballenero Volunteer, ha contratado al Capitán Brownlee, para comandar una expedición de caza de ballenas que le reporte grandes beneficios. La elección de dicho capitán no está exenta de polémica, ya que pese a sus 25 años de experiencia en el oficio, no es menos cierto que pesa sobre él una leyenda negra de icebergs inoportunos, naufragios, cargas perdidas y casi una veintena de muertos.
«Busquemos ballenas en las frías aguas del norte». Sin embargo, hay algo que no encaja en este viaje: la grasa de ballena ha dejado de ser le pepita de oro, y vivió tiempos mejores. Las casas ahora se calientan e iluminan con petróleo y gas de hulla, así pues, ¿Qué interés puede tener el Sr.Baxter, para el que lo único que hay en la vida es el dinero, en sufragar los altos costes de una expedición como esta?
Esa, además de cómo demonios se sujeta un arpón, es una de las cuestiones que lo rondan la cabeza a Patrick Sumner, cirujano del ejército y absoluto desconocedor de la caza de ballenas y los usos y costumbres de la vida en la mar. Sobrevivió al asedio de Delhi, de donde se trajo una cojera de por vida y un sentimiento de culpa del que pretende desprenderse durante la travesía. Sumner creyó haber visto y conocido lo peor del hombre en la India, pero lo que descubría a bordo, es que tan solo ha raspado la superficie, porque la otra cuestión que le atormenta, es quién está convirtiendo su plan de huída del calor, la barbarie de la guerra, y del hedor nauseabundo de la sangre, en una interminable travesía de frío, agua y muerte; en un paisaje de sal, sangre y hielo. Sumner soñaba con una vida en libertad y encontró una pesadilla en el invierno ártico.
Seleccionada para el “Man Booker Prize”, uno de los premios literarios más prestigiosos del mundo (mejor novela original escrita en lengua inglesa) que además de la dotación económica, prácticamente te asegura que será traducida a más de 15 idiomas, “La sangre helada” es una intensa novela, sutil, cruda, oscura, cruel, que pone en evidencia la condición primitiva y brutal del ser humano. Un relato sobre la vida a bordo de un ballenero que, su autor, termina convirtiendo en una odisea en la que se mezcla a la perfección, el género de aventuras más divertido con la novela negra más feroz: «Sí, La sangre helada es un libro muy violento y eso es algo que se puede ver desde el primer capítulo. La industria ballenera en el siglo XIX era violenta y sangrienta, así que parte de la violencia del libro viene simplemente de la visión realista de lo que ocurría en un viaje de este tipo».
Estamos ante una de las novelas más intensas, salvajes y a su manera, aterradoras, de las que he leído este año que ya está dando sus últimos coletazos. Un thriller en el que contrasta el frío de las aguas árticas, con el calor de la sangre que se terminará derramando en ellas. Llena de personajes intensos, extremos, atormentados, situaciones de maldad extrema, y fuerte componente de exploración acerca de la verdadera esencia del ser humano cuando es arrojado a una situación límite, cuando la diferencia la marca ser quien empuña el arma o quién será pasado a cuchillo. De cómo un viaje a lo profundo y vasto del Círculo Polar, acabará convertido en una inmersión a las profundidades de la oscuridad del alma humana. McGuire recrea en ella, un tiempo pasado, en el que una expedición de este tipo, era lanzar una moneda al aire, comprar solo billete de ida. Y describe un mundo -circunscrito al ballenero Volunteer- dominado por la violencia y la perversidad, de una manera tan visual, tan detallada, casi palpable, que en ocasiones creerás estar rompiendo hielo, pescando junto a los Yaks o introduciéndote dentro de una ballena para recoger la grasa con un cubo, pero también te verás perseguido por osos, zarandeado por cetáceos o luchando cuerpo a cuerpo por mantener tu vida. Para terminar preguntándote, tras finalizar la travesía, porqué uno tipos de agresividad son considerados aborrecibles y otros, en cambio, se celebran y aplauden.
Objetivamente, “La sangre helada” comparte ciertas similitudes con los hechos y escenas ocurridas en la expedición de 1914 de Ernest Shackleton, pero sobre todo, con el “Moby Dick” de Melville como toda novela de caza de ballenas que se precie:«Hay ciertas partes de este libro que están muy influenciadas por Melville pero en otras, resiste esa influencia y trata de ser algo distinto y ofrecer una versión más cruda, menos filosófica y quizás más realista de la caza de ballenas». Si además, incluimos dentro de la trama, ciertas dosis de investigación criminalística, supervivencia en un entorno de lo más hostil, un misterio en torno al verdadero propósito de la expedición y un asesino nato a bordo, lo que obtenemos, es una de las novelas revelación del año y a un autor para seguir de cerca, y estas dos últimas, son opiniones, totalmente subjetivas.
«Un rugido repentino, un enorme aullido sinfónico, dolorido, primitivo y, sin embargo, humano. Un grito más alla de las palabras y el lenguaje; coral, telúrico, como las voces reunidas de los condenados… un bramido de terror».
Grge_dixit: Solo la nieve y la noche, y más allá, un vasto y desierto territorio de agua. Fueron en busca de ballenas y tan solo encontraron sus propios cadáveres. Una novela que termina con una inesperada punzada de penuria y soledad.
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