En la era de PlayStation 1 y 2, Pro Evolution Soccer era el rey indiscutible del fútbol. Era otra época y poco importaban la falta de licencias o las caras falsas. Lo importante era la diversión y en ese aspecto pocos juegos había más divertidos que el simulador de Konami.
Pero con el salto a Xbox 360 y PlayStation 3 las cosas comenzaron a cambiar para la compañía japonesa y dónde una vez reinaron, ahora EA y su FIFA dominaban año tras año, tendencia que ha continuado hasta ahora, donde PES es, posiblemente, la última esperanza de una empresa más preocupada por sus máquinas de Pachinko que por sus míticas sagas de videojuegos. Así las cosas, Pro Evolution Soccer 2017 bien podría ser el último juego «serio» de la otrora mítica Konami. Pero de eso ya hablaremos otro día.
En el día de hoy nos ocupa un buen juego de fútbol que pese a contar con una colaboración especial con el Barcelona, que citando a Friends, parece haber vomitado encima del juego, ha perdido prácticamente todas las licencias oficiales (otra muestra de donde está la cabeza de Konami hoy en día) que parece haber causado una vuelta a los orígenes de la franquicia creada por «Seabass» Takatsuka, ofreciendo por vez primera en mucho tiempo un PES de verdad, que no tiene ningún problema en seguir su camino ni ninguna necesidad de imitar a la saga rival.
Esto se traduce en un juego con gran ritmo, en el que el fútbol no se reduce solo a las áreas, sino que la gestión del medio campo y la presión es mucho más importante que la velocidad o el ritmo y en el que los porteros no son muros infranqueables. Es verdad que esto es mucho más aburrido que los correcampos, pero a la vez, hay que recordar que el fútbol se parece más a esto a lo que la saga FIFA (y PES en su intento de imitarlos) ha ofrecido los últimos cinco años. La estrategia, el movimiento del balón y organización son partes importantísimas de este deporte que se nos habían negado.
Quizá lo peor representado del juego sean los árbitros, que parecen basados en Undiano. Sencillamente la sensación que dejan es la de que el equipo que trabajó en el motor de colisiones estaba discutido con el que trabajó en la IA de los trencillas, por lo que estos parecen no enterarse demasiado de lo que pasa en el partido. Roces que se castigan con amarilla; mala aplicación de la ley de ventaja, placajes que no son falta… todo un cúmulo de despropósitos que harán parecer al bueno de Phil Dowd un árbitro tan bueno cómo Collina.
Aunque no solo la representación del fútbol vuelve a sus inicios, ya que también lo hace la sensación de que el juego produce a los mandos. PES 2017 vuelve a ser un juego tremendamente fácil de jugar, pero muy complejo a la hora de sacarle todo el jugo. Para jugar contra la máquina o contra nuestros amigos, con los controles básicos nos valdrá. Pero si de verdad quieres disfrutar del juego en toda su plenitud, con regates y tiros imposibles, habrá que entrenar muchas horas para dominar un sistema de control tan exigente como satisfactorio. Vamos, cómo debe ser.
En cuanto a modos de juego, Pro Evolution Soccer no ofrece más que lo esperado; partido rápido, varias competiciones en las que participar a temporada única entre las que destacan la Europa League y la Champions, el típico modo de partido online, tanto oficial cómo libre y un modo entrenamiento en el que pulir nuestras habilidades en interminables sesiones de trabajo. Pero entre todo esto hay tres modos de juego que acaparan nuestra atención desde un primer momento; myClub, el modo
Carrera y la siempre interesante Liga Master.
El primero en discordia; myClub, viene a ser una versión prácticamente calcada del Ultimate Team, dónde tendremos la oportunidad de crear nuestro súper equipo y competir contra jugadores de todo el mundo por la supremacía en el Mundo Fútbol. Para mejorar nuestro equipo podremos usar los GP, puntos que adquiriremos tanto por nuestras acciones en el juego como a través de microtransacciones. En segundo lugar el modo Carrera nos ofrece la oportunidad de crear a nuestro propio jugador y hacernos hueco en la lista de mejores jugadores del mundo, junto a genios de la talla de Messi o Zidane (o Julen Guerrero). Por desgracia, se queda fuera el meter algo de empaque al asunto contando una historia que nos vincule con ese avatar digital al que tendremos que manejar en muchos partidos para convertirle en leyenda, como lleva haciendo muchos años 2K Games en su NBA 2K y ha empezado a hacer este año EA en FIFA.
Por último tenemos la que es, una vez más, la joya de la corona de Pro Evolution Soccer y el motivo por el que muchos seguimos dando una oportunidad a la saga año tras año: la Liga Máster, el modo mánager del que todos los demás modos mánager aprendieron. Si bien es cierto que con el paso de los años se ha quedado algo atrás en sus prestaciones y el nivel de simulación que posee, sigue teniendo esa mística que cautiva desde el momento en que fichas por tu primer equipo.
Además este año se han incluido dos novedades que afectarán especialmente a este modo; los roles de jugador y la personalidad de los mismos. El primero de estos aspectos permitirá que los futbolistas cumplan un papel específico dentro del equipo; capitán, organizador del juego, estrella… Dependiendo de estos papeles, el equipo recibirá ciertas bonificaciones cuando el compañero esté en el campo, ya sea a nivel anímico o incluso en las estadísticas o ratios de mejora de los jugadores.
El segundo está íntimamente ligado al primero; los roles disponibles para nuestros ases del balón dependerán de su forma de ser. Así pues, si bien Iniesta nunca será un adalid para su equipo como lo es Sergio Ramos, el primero es un excelente distribuidor de juego, cosa que el defensa del Madrid nunca puede adquirir. Además, está personalidad también influye en el comportamiento del jugador dentro del campo, y aquí nos encontramos con otro de los aciertos del título; no todo el mundo juega igual. La IA aliada se ocupa de que, según su personalidad, diferentes estrellas se ofrezcan más al pase, busquen más el hueco al contraataque o bajen a defender con más ganas, algo que hay que tener en cuenta a la hora de construir un equipo de éxito. Igualmente, dependiendo de su carácter y nuestra forma de jugar, ciertos profesionales estarán más dispuestos a jugar en nuestro equipo, mientras otros huirán de nosotros como de la peste.
Gráficamente el juego no es del todo malo, pero aun así se queda muy lejos de lo sabemos que puede hacer el Fox Engine. Ni jugadores, ni campos, ni iluminación pasan el corte, más aún si lo comparamos con la espectacularidad del nuevo FIFA y su Frostbite Engine. Pero sin duda lo peor de el apartado gráfico lo encontramos en unas animaciones que un año más (y van…) resultan muy poco naturales, casi robóticas. Esto, que resultaba gracioso hace 12 años, es un crimen que clama al cielo en pleno 2016 con todo lo que ha avanzado la técnica de captura de movimiento en los últimos años.
Tampoco sale bien parado el apartado sonoro que con apenas una docena de canciones, entre las que encontramos a Justin Bieber, aburre demasiado pronto al jugador. Por suerte, siempre tenemos la opción de bajar la música y poner la radio o Spotify y hacer del juego una experiencia mucho más disfrutable. Los comentarios tampoco ayudan demasiado, ya que si bien Maldini y, sobre todo, Carlos Martínez son dos de los mejores narradores de nuestro país, en esta ocasión vuelven a estar pasados de vueltas, gritando en todo momento como si un pase intranscendental fuera a decidir la final del Mundial, lo que puede ayudar a explicar por qué los españoles tenemos esa fama de hablar a gritos. Así pues, dentro de este mediocre apartado sonoro solo nos queda el ambiente de estadio como algo a destacar. Por desgracia, este se perderá en un juego que sin duda gana muchos enteros al jugar en silencio.
Conclusión
Cómo ya hemos adelantado Pro Evolution Soccer 2017 es un buen juego de fútbol, es más, me aventuraría a decir que es un muy buen juego de fútbol. La vuelta a los orígenes que hicieron grande a esta saga se agradece y lo convierte en el mejor PES que vemos desde su sexta entrega, lo que sería una grandísima noticia para todos si pudiésemos apostar por una continuidad en la entrega del año que viene y una necesaria apuesta por las licencias…
… Pero Konami es una compañía de videojuegos que ha dejado de tener fe en sus propios juegos, por lo que no hay motivo que garantice que veamos una nueva entrega el próximo año.
