La trama prosigue justo donde lo dejó el anterior número, Sander disfrazado como el capitán Orlín ha bajado a las Profundidades para reencontrarse con su familia desaparecida, sólo para descubrir, que el emperador Killian Grey, señor de las Torres Grises, sortea los bajos fondos en secreto. De nuevo al recargado Carlos Magno le va a tocar desplegar sus dotes para la acción, porque Sander va a tener que recurrir a cuantos trucos sabe para evitar que que Grey y él mueran a manos de los hombres de la guerrilla del hermano Poth. De nuevo Magno nos sumerge en Lantern City, cada viñeta está sobrecargada de edificios, vehículos, o personajes con intrincados vestuarios, de nuevo el traje de la Guardia sigue siendo un poderoso reclamo estético para la serie.
Sin noticias de Lizzie, a Sander no le queda si no volver con Terna y su hijo, sólo para anunciarles que se mueven a las Torres Grises. Si pensáis que es el momento perfecto para que Magno haga una splash de arquitectura barroca steampunk acertáis de pleno.
Si durante el tomo anterior nos acostumbramos al vapor, la suciedad, y las casas semiderruidas, ahora es tiempo de ostentosas decoraciones, recargadas galas e intrigas palaciegas. Magno puede tomarse un descanso en dibujar máscaras de gas y armaduras, y centrarse en hacer sus característicos y repetitivos rostros. Tras un tenso encuentro con el ayudante personal de Grey y descubrir que ha tenido 28 antecesores, Jorve va a descubrir que la vida en las Torres Grises es un infierno de habladurías y traiciones. Lo primero es conocer al Consejo de Lantern City y reencontrarse con viejas amenazas como la del investigador de la Guardia, Bel, junto a otras nuevas como las del consejero Desmond o la de la temible madre de Grey.
Al ser éste un numero mucho más calmado, da tiempo a que se desarrolle la relación de Sander con la antigua familia de Orlín. Todo va a cambiar para Sander cuando vuelva a bajar de las Torres Grises sólo para descubrir que su hijo está en manos del terrorista hermano Poth y que su mujer Karla se ha vuelto una fanática de la causa y no duda en matar a sangre fría a todos aquellos que no cumplan con la revolución.
Las calles de Lantern City se han vuelto más peligrosas que nunca y menos mal que Lizzie hace una pequeña intervención para que Jorve pueda volver a la vida ensoñada de las Torres. Creo que es uno de los problemas que tiene esta serie, el continuo baile de personajes y la gran cantidad de los mismos que hay, pues salvo Sander, Terna y Killian, ahora hemos cambiado a todos los personajes que conocimos, dedicandoseles apenas una página lo que hace que la trama se desligue y de la sensación de apresurada y poco trabajada.
Los guionistas saben manejarse bien con los diálogos y las tramas palaciegas tan de moda ahora en las series tras el éxito de Juego de Tronos. Así Killian demuestra que pese a que la vida le sonríe no quiere ni por asomo vivirla como le impone su madre, queriendo dejar atrás a Sylrana, su prometida por decreto y de la que ya se empieza a entrever que está muy lejos de cumplir con el papel de dama florero que la sociedad de Lantern City ha decidido imponerle. Para ello nada mejor que organizar una huida en pleno anuncio de su compromiso, con robo de aeronave incluido, menos mal que Sander nos comenta que él una vez tuvo que pilotar una aeronave.
Grey tiene un plan, ha dispuesto las fichas del tablero y el pobre Jorve se ve arrastrado más allá de los muros de la ciudad y de la Espiral, incluso de los campos de trabajo donde malgastó su vida, hay todo un mundo más allá del gran muro y en el bosque de Blackbin los secretos serán revelados y la Lantern City deberá prepararse para la guerra.
Complementa el tomo aparte de la tradicional galería de portadas y diseños un relato en cuatro partes escrito por el propio Daley. El relato se llama “la Esquina del Diablo” y nos cuenta la juventud de Sander Jorve, un adolescente de quince años con una madre enferma y moribunda de ebys. Un Daley mucho mejor narrador que guionista de cómic, sin excesivas florituras nos va a llevar a conocer los rincones recónditos de la ciudad, cómo funcionan las bandas, volverá a recurrir a su querido explosivo el Measirk y firmará una historia oscura y descorazonada. Sander conocerá a Mack y al resto de la banda de los skavs. Sabremos cómo se come en los bajos fondos de la ciudad, se enfrentará a la Guardia, a la temible contrabandista Ain y como de costumbre saltará de un problema a otro por los tejados de Lantern City.
Lo curioso de este relato, a parte de que nos ayuda a conocer mejor que en la propia serie al taciturno antihéroe es que enlaza con ella, recordáis que mencioné que Sander tuvo que pilotar una aeronave, pues es en este relato donde este alocado adolescente va a tener que dar el todo por el todo y sobrevolar toda la ciudad para lograr un casi imposible, sobrevivir en las sombras de la ciudad de las lámparas. También se nos apunta a cierto personaje que tendrá mucho que decir en la revolución que estamos viviendo en el cómic, demostrando de nuevo que este proyecto es demasiado grande para ser tan contenido en su desarrollo por el noveno arte.
De nuevo un cómic para los amantes del dibujo barroco y para el género steampunk, pero al que se le nota demasiado que es un parte de algo en vez de un todo en sí mismo. Veremos que nos depara la guerra y sin las Torres Grises caerán ante su propio pasado.