Este nuevo desarrollo del personaje es interesante por varias razones: el sus viejos tiempos, Harley era, más que malvada, un ser corrompido y desorientado a causa de la obsesión que tenía por el Joker. Al desaparecer éste, tenemos un desarrollo mucho más heroico y limpio que nunca. Además, el hecho de haberse alejado de Gotham le ha permitido transformarse de una suerte de anti-héroe a una especie de “Robin Hood” urbano que vela por el bienestar y la defensa de su comunidad. Y es en este momento en el que toma sentido que el tándem Conner-Palmiotti exploren ese concepto de Harley Quinn convirtiéndose en un símbolo inspirador. Si Batman puede, y es de lo más perturbador… ¿Por qué no ella?
El único problema de este punto de vista es que transforma la serie en un libro de subtramas en el que hay que centrarse en otros personajes además de Harley, sobre todo ahora, que está formando un ejército y, a la vez, intenta ponerse de acuerdo con el Departamento de Policía para tenerlos de su lado… Y eso sin descuidar sus obligaciones como casera, psiquiatra, estrella de la liga de patinaje y sus febriles intentos por tener vida social. ¡Chica! ¡Que el día sólo tiene 24 horas!
Y, recordad siempre una cosa: la mayor superheroína del mundo siempre será mamá.
Básicamente esto es lo que encontraremos entre los números 17 y 19 de la colección regular recopilados en este quinto tomo, pero también está incluido el primer volumen de “Harley Quinn Road Trip Special”, del que vamos a hablar brevemente:
Básicamente es un spin-off en el que Harley se va de viaje campo a través junto a Hiedra Venenosa y Catwoman. Un viaje aderezado por los más locos autoestopistas. Pero esta obra es más una especie de fan-service para ver ligeritas de ropa a las sirenas de Gotham nuevamente reunidas en una trama disparatada lejos del nivel de los números regulares. ¡Lo que no quita que sea un número entretenido! Simplemente no aporta demasiado.
Lo malo es que Conner y Palmiotti intentan hacer de esta trama ligera algo más trascendental intentando examinar el pasado de Harley y su vida familiar. Básicamente el alocado viaje tiene como objetivo que la protagonista complete la lista de deseos de su tío fallecido, cuya última voluntad era que sus cenizas reposasen en Long Island. Lo malo es que esta historia no permite sumergirnos completamente en este trasfondo, al igual qu tampoco llega a mostrarnos un vistazo lo suficientemente amplio de la psicología de Harley. Sin embargo, tenemos a estas tres mujeres causando la sensación y el caos por allí por donde pasan en una especie de “fiesta para chicas” rodante.
Pero bueno… No se puede decir que no se ofrezca lo que se anuncia. Nadie esperaba otra cosa: sacamos a los tres personajes de su entorno actual y les dejamos disfrutar de sus vacaciones: Harley queda liberada de sus variadas y asfixiantes obligaciones, Selina puede volver a su estado previo a Batman, y Pamela… Bueno, ella siempre ha ido un poco por libre. ¿No? ¡Pero se une a la fiesta! Una sucesión fresca de gags un tanto intrascendentes, pero que no resultan desagradables. Además, como suele ocurrir en estos números especiales, otro dibujante, en este caso Bret Blevins, se hace cargo de la mayor parte del número y, en las páginas en las que se escenifican las alucinaciones que viven las sirenas, tendremos un torrente de artistas rotatorios de la talla de Pasquale Qualano, que se come literalmente al resto (ese ovillo más grande del mundo) con unos personajes definidísimos y muy atractivos. Espero que este notable trabajo abra las puertas del artista italiano a otros proyectos.
Por otra parte, el spin-off es más de lo mismo en cuanto a que sólo se busca ofrecer una trama divertida, pero estamos ante una oferta que no termina de estar a la altura de la serie principal. Lo más decepcionante es que pudieron haber aprovechado la ocasión de explorar el pasado de Harley Quinn, así como su relación con la familia, y lo han desaprovechado en favor de una trama mucho más… evidente y, aún así, tampoco plenamente aprovechada. Quizás, en el próximo spin-off, accedamos a una trama más elaborada.
No obstante, me quedo con el buen sabor de boca que percibo siempre que leo un tomo de Harley Quinn: ¡De vez en cuando mola un soplo de aire fresco procedente de una historieta disparatada! Amanda Conner y Jim Palmiotti siguen manteniendo la frescura del personaje, que es una labor difícil a medida que va cogiendo trayectoria. Y estoy seguro de que seguiré disfrutándolo durante muchos números más.
¡EPA! ¡Que se me olvidan los extras! Además de un pequeño artículo redactado por Enrique Ríos sobre Ed Brubaker en la página final, podremos disfrutar de las siete portadas (entre “titulares” y alternativas) de los números que forman este tomito.
Así que no nos queda más que esperar hasta el siguiente, que promete ser igualmente interesante.