De esa forma, que parece sacada de las páginas de Creepy, arranca el número 48 de la grapa de Green Lantern ECC.
Desde la etapa en la que Geoff Johns tomó Green Lantern y de las cenizas de Hal Jordan creó una serie totalmente rejuvenecida, William Hand ha sido uno de los mejores y más recurrentes personajes. El que había sido un villano genérico cualquiera se convirtió durante este tiempo en el portador del anillo negro de la muerte, propiciador de La Noche Más Oscura. Durante un tiempo su trastornada mente formó parte de la Tribu Índigo, y no mucho más tarde, dominó la Zona Muerta. Hace ya no tanto tiempo, colaboró con los Lanterns en su batalla contra los Nuevos Dioses.
Cuando Johns abandonó el barco, un nuevo elemento apareció para quedarse en el universo de los Linternas: El Muro de la Fuente. Desde su debut en la saga de Apagón, ha estado muy presente en la vida de Hal y sus compañeros, separando el universo de la fuente de la energía emocional, y convirtiendo en piedra cualquier cosa que tuviese contacto con él.
¿Puede traer esto al universo algo más que tragedia y catástrofes? Sí. Unas páginas de lo más interesantes para nosotros, los lectores. Y algo más que eso, si tenemos en cuenta que otro poderoso personaje se une a esta riña, que tiene en juego el destino de nuestro planeta, y posiblemente de casi todo el Universo: Relic. ¿Cómo se formarán los bandos en esta tensa batalla?
Mientras tanto, en un universo diferente al nuestro (¿paralelo? ¿pasado?) John Steward y el Ejercito Perdido deberán escapar a su encierro por parte de los Forjaluces, armados solamente con un puñado de anillos y la extraña tecnología lumínica de sus captores. Pero, mientras batallan, uno de sus Lanterns más poderosos sufre un verdadero asedio. ¿Podrán salvarse a tiempo para defender a Mogo, el planeta Lantern? Y ¿qué son esas extrañas pirámides que lo merman? ¿Qué propiedades ocultan?
En cuanto al dibujo, Tan vuelve a ofrecernos geniales panorámicas de Relic, mientras nosotros pensamos “Wow, la verdad es que el nuevo estilo de Hal es bastante “badass”. Pero como opinión personal, me quedo con su versión de Mano Negra, su perturbada mirada y sus pútridos rasgos, que se disfrutan ya desde la portada misma.
Jesús Saiz, mientras tanto, ha tenido un trabajo bien duro con los pinceles, pues casi cada viñeta desborda acción. Y no una acción cualquiera, sino una guerra espacial de Lanterns en Mogo, lo que se traduce en cientos de seres extraterrestres atacando con millares de constructos y efectos de luz. Además de esa aparición de las últimas viñetas, tan resultona estéticamente como chocante en la narrativa.
Algo que nos deja intranquilos y dubitativos es el mensaje al final de la grapa, que reza “Próximamente: Green Lantern Corps: Los Confines del Olvido”. ¿Con esto dejaremos de llamarlos Ejercito perdido? ¿Despiste de los editores? ¿O sencillamente una forma de referirse al grupo, independientemente del nombre de la serie? Quizás lo descubramos en Green Lantern nº 50.