Un psicópata como Mano Negra, cuya vida social entera se basa en cadáveres o gente que le quiere muerto, se ve completamente solo y perdido al no poder resucitar a nadie. Si a eso le añadimos que cada cosa que cada ser al que trata de resucitar acaba convertido en piedra y contagiando a todo a su paso ¿qué tenemos? Una bomba a punto de explotar y nadie para evitarlo.
Mientras los mundos mueren, Hal contempla el mundo desde una nueva perspectiva. Robert Venditti se permite concedernos un par de páginas para profundizar en sus personajes, tanto las nuevas caras, como en el nuevo Hal, antes de que reaparezca Relic y tenga un esperadísimo cara a cara con el hombre que le destruyó ya una vez.
Mientras tanto, los miembros del ahora llamado “Ejercito Perdido”, se encuentran en un lugar desconocido, sin conocimiento sobre cómo han llegado allí, guiados y tomados como amigos por dos de los mayores enemigos a los que han enfrentado los Lanterns: Krona y Relic. Pero mucho, mucho más jóvenes.
Ethan Van Sciver nos regala un par de dibujos a doble página, totalmente necesarios y muy llamativos. Por un lado, la infinidad del universo. Ese mismo que casi siempre sale de fondo pero que, como Hal, no nos habíamos parado antes a mirar detenidamente, un paisaje vacío pero precioso.
El otro, una imagen de cuerpo completo de Relic, que debido a sus dimensiones, no podía permitirse una entrada más pequeña.
En el número 47 nos tomamos un respiro de la intensa acción y revelaciones que llevan presentándose desde el renacer espiritual de este Hal. Robert Vendetti ha logrado hacer algo que, personalmente, aprecio mucho en una historia, pero que desgraciadamente apenas había visto hasta la fecha en Green Lantern:
Tomarse tiempo para presentar y desarrollar a sus personajes. Y no, no me refiero a charlas rápidas para pillar el estilo del personaje, o una introducción rápida a su raza para comprender por qué hace algunas cosas (generalmente, ligadas a algo que el guión quiere utilizar ese mismo capítulo).
Vendetti se para, en plena saga, a que sus personajes tomen aire, y dedica un capítulo entero a desarrollar la relación entre Trapper y Hal (bajo un fondo de acción y crimen, pero no es lo verdaderamente relevante).
Con enemigos recurrentes, personajes poco a poco más profundos y una trama amplia e interesante, Green Lantern tiene todos los ingredientes en el horno para terminar de servir un producto la mar de sabroso, en los números presentes y en los venideros. ¿Logrará mantener mucho tiempo el rumbo?
Esperemos que sí, y tardemos mucho en ver de vuelta las misiones insustanciales que han abundado en otros momentos en series como Corps.