La primera entrega en España de la saga de Peter Grant, reeditada ahora por Oz Editorial.Hoy hacemos una parada en este libro publicado en octubre 2017 por Oz Editorial y traducido por Cristina Martínez. Fue editado en su país de origen en 2011 y en España en 2013 por Editorial Minotauro. Ahora, se reedita este título dándonos la oportunidad de sumarnos a una serie que triunfa más allá de nuestras fronteras.
Oz Editorial publica libros crossover (es decir, tanto para jóvenes como para adultos) de género fantasy, épica, distopía, romántica paranormal, Young Adult y ciencia ficción para todos los públicos. En su Catálogo abundan los apellidos foráneos, pero es digno reconocerles la convocatoria de un premio literario (van por su segunda edición) para aquellas novelas que se ajusten a los géneros tratados por la editorial, lo cual ofrece una más que atractiva oportunidad para quienes tengan un manuscrito en el cajón. El ouróboro de su logo es símbolo de la eternidad del libro que se mantendrá eternamente entre nosotros.
Ben Aaronovitch (1964) es un escritor y guionista británico de gran éxito entre el público, conocido por su trabajo en series como “Jupiter Moon”, “Casualty” o la célebre obra de culto de ciencia ficción “Doctor Who”. La novela “Ríos de Londres” es la primera entrega de la exitosa serie de fantasía urbana homónima, que ha dado el salto al mundo del cómic con varias novelas gráficas.
La campaña de marketing del libro usa hábilmente referencias a Sherlock Holmes y Harry Potter, pero si bien hay obvias similitudes, os puedo asegurar que el libro tiene personalidad propia y construye la base para posteriores títulos en un universo perfectamente delimitado. La proliferación de sagas provoca que sea casi imposible no ser ecléctico, pero aquí el escritor, tras beber de las mismas fuentes que los demás, ofrece un resultado fresco, ágil y que ayuda a soñar y participar de los escenarios y personajes. Está bien escrito, sin complicaciones; apoyado en las descripciones y los diálogos que hacen que vuele la lectura. Es difícil encontrar pasajes tediosos, lo cual tiene su mérito al tratarse de un título donde nos debe presentar todo su mundo por primera vez.
El protagonista de la novela es Peter Grant, un mulato que tras concluir la instrucción básica en la Academia de Policía de Hendon, está a punto de terminar su periodo de prueba en Westminster y entrar en una de las unidades de la policía metropolitana, Scotland Yard. Es un veinteañero de origen humilde, hijo de un músico fracasado y una mujer que limpia oficinas. Su casa paterna es de protección oficial y el colegio público. Vivir hasta ahora en la comisaría le ha permitido, pues, abandonar la casa de sus padres y esta vida gris. Dada la facilidad con la que Peter se distrae de lo que debiera, todo apunta a que lo van a destinar a tareas burocráticas; todo lo contrario que su mejor compañera, Lesley May, que gracias a sus aptitudes acaba en la Brigada de Homicidios, en la comisaría de Belgravia, a cargo del Inspector Jefe Seawoll (un escéptico de todo lo paranormal, aunque se vea obligado a lidiar con ello más adelante). Peter Grant, finalmente, acaba en la Unidad de Delincuencia Económica y Especializada; tras los acontecimientos acaecidos en torno al asesinato de William Skirmish, Peter descubre que posee el don de ver y hablar con los fantasmas. Esto, en medio de una narración que había sido de lo más real hasta ahora, provoca la fusión de ambos mundos de una manera acertada, porque consigue que poco a poco el lector sea cómplice de esta premisa y a partir de ese momento disfrute de todo lo que ha de acontecer.
Un departamento secreto dentro de Scotland Yard, que nos recuerda a “Expediente X”, está formado por un único integrante, Thomas Nightingale. Este, cuando descubre las facultades de Peter, le propone entrar en su Unidad y, también, le ofrece ser aprendiz de mago, siendo él su mentor; una carrera que le llevará diez años. Para esto último, le ofrece alojamiento en una vetusta mansión llamada La Locura, ubicada en la céntrica Rusell Square; sede oficial de la magia inglesa desde 1775, fundada por Sir Isaac Newton. Allí, conocerá a la peculiar ama de llaves, Molly. Ni que decir tiene que esta mansión cumple con toda la descripción propia de los textos más british de vuestro imaginario: infinidad de estancias, bibliotecas, un laboratorio,… todo ello con una protección mágica que los aísla de intrusos incómodos. De hecho, Peter y su perro Toby (que ha adoptado y tiene la capacidad de detectar la magia) se instalan en las antiguas cocheras, donde la magia no es tan fuerte y puede recibir visitas.
Tras unos capítulos introductorios, no sólo de los personajes principales, sino del planteamiento, los lugares y los roles que cada personaje asumirá, la acción avanza paralela a la investigación de los sucesivos asesinatos que se irán produciendo. Lesley y Peter irán curtiéndose y forjando una unión perfecta. Pero, está el aprendizaje de la magia y la entrada en escena de los mismísimos dioses de los ríos, con Mamá Támesis y Padre Támesis al frente. Uno a cargo de una parte del río más allá de la esclusa y la otra de la restante. Una novela que va creciendo y desbordándose hasta su desenlace final.
Entretenida, fresca, actual, racial; esto hace a “Ríos de Londres” tener la personalidad propia que os indicaba al principio. El texto está salpicado de ironía y fino humor británico, ácido en ocasiones y fiel reflejo de la realidad donde se ubica paradójicamente el mundo mágico. Y es que la fabulosa Londres da para esto y más. Sus historias, reales o no, se entremezclan aquí perfectamente insertadas en la trama. Es un viaje al pasado y al presente, pero también es un tránsito al más allá que está ahí delante, que no todos pueden ver, aunque, sí sus efectos.
Nos hacemos una idea perfecta de los personajes, muchos de ellos perfilados de manera caricaturesca y otros como el propio Peter Grant que nos empapa gracias a la narración que él nos hace en primera persona.
Las descripciones nos pintan con todo lujo de detalles las estampas que una tras otra pasan por delante, pero no lastran la lectura; al contrario, la enriquecen y es ahí cuando la lectura te atrapa, porque es entretenida y disfrutas creyéndote lo que lees. Esa es una de las principales diferencias frente a la inevitable comparación con Harry Potter. Aquí Peter no sólo le aventaja en edad, sino que todo lo que le rodea no es tan vetusto. La historia y la ciudad es reconocible, aunque se juegue con los fantasmas; los problemas y la sociedad son más adultos.
Se crea toda una terminología plagada de latinismos en torno al mundo mágico; “Impello”, “Luz”, “Iactus”,… Está bien creada la descripción de los dioses del río, su entorno y familias, que es como un plato bien especiado, exótico. Me quedo con el Doctor Walid, un forense al más puro estilo CSI, pero que asimila mayestáticamente todo lo vinculado al mundo mágico. Me encanta Beverly Brook, una de las hijas de Mamá Támesis. Es fresca, libre, tremendamente sensual e imprevisible. La criada, Molly, es genial; siniestra, misteriosa y una caja de sorpresas. Es fantástico ver a los superiores de Peter y Lesley en Scotland Yard, esbozados como sacados de un manual.
Un sinfín de razones, pues, por la que recomendaros la lectura de este libro. Aquí tenéis las pistas de lo que os ofrece “Ríos de Londres”. Creedme, no defrauda si te gusta este tipo de planteamiento; las sorpresas serán innumerables. Entretenimiento fantástico y mágico que os resumo y amplío en la emisión de La Nave de LanarkMcKlaor que acompaña esta reseña. Mientras tanto, espero fecha para anotar en la agenda la publicación de “La luna sobre el Soho”, segunda novela de la saga.