Hace unos años que Blizzard contribuyó a popularizar el género de los juegos de cartas gracias a la apuesta tan accesible que presentó con Hearthstone. No era el primero, ni siquiera una gran revolución; no obstante, sirvió para romper una brecha a muchos sucesores de la categoría en concreto, tanto en el aspecto del nicho de jugadores como en el del mundo competitivo. De hecho, probablemente a raíz de su éxito, otras franquicias como The Elder Scrolls o The Witcher se decidieron a expandir su universo a este tipo de videojuego.
La misma suerte corrió tiempo atrás con la estrategia en tiempo real debido a Starcraft. El que hoy es un indudable referente e inspiración para el resto de autores, en su día fue la ambición de un grupo de amigos veinteañeros que dedicaban unas 70 horas semanales y media jornada los fines de semana a materializar su sueño. Más tarde, repitieron con su segunda entrega: Starcraft 2 y coronaron con Starcraft Remastered (dejo exentas de mención a otras entregas de la saga que no tuvieron tanta relevancia).
¿Qué importancia albergan estas obras en relación a Prismata? La compañía desarrolladora, Lunarch Studios, desveló sus influencias en la ficha del proyecto de Kickstarter: Starcraft, Magic: The Gathering, Hearthstone, Dominio, Ajedrez y el juego clásico chino: Go. Entre tantas referencias, el título ha sabido encontrar su propia personalidad y expandirla; es singular para su especie, rezuma mérito en sí mismo.
El planteamiento es simple: un enemigo a derrotar ante nosotros y tan solo un tablero separándonos. Se proporcionan múltiples drones e ingenieros, quienes albergan la capacidad de producir energía y oro, los cuales son acumulables. Son los recolectores y sustentadores de la base sobre los que se desenvolverá la partida, pero no los únicos. Existen también en calidad de materiales ‘Gaussite’, ‘Behemium’ y ‘Replicase’, cada uno con su respectiva unidad recolectora¸ con la diferencia de que los últimos son desechados cada turno. Todos los recursos están destinados a fabricar subordinados, entre los que distinguiremos atacantes y defensores, pero ¿cómo funcionan?, ¿cómo se integran en el juego?
La historia expone una idea interesante, que aunque se mantiene en un plano secundario, no ignora la evolución de su trama. Tratamos con una rebelión robótica a manos de un enemigo desconocido que pretende aniquilar a una sociedad basada en la tecnología. Sus personajes son fruto de los tópicos propios del thriller policíaco: un veterano de guerra relevado a un puesto inferior, un ayudante al tanto de todas las operaciones informáticas, una agente de las altas esferas de seguridad… Lo que en primera instancia nos complicará conectar con cualquiera de ellos, cuya sensación se amplifica al ser totalmente prescindibles para la experiencia de juego.