Nuestra galaxia es rica en moléculas similares a la grasa, según un nuevo estudio que ha involucrado a científicos australianos y turcos. Astrónomos de University of New South Wales en Sydney (UNSW) y de Ege University en Turquía, utilizaron un laboratorio para manufacturar un material con las mismas propiedades que el polvo interestelar, y utilizaron sus resultados para estimar la cantidad de “grasa espacial” que puede hallarse en la Vía Láctea. Sus resultados aparecen en un artículo publicado en Monthly Notices de la Royal Astronomical Society.
La materia orgánica de diferentes tipos contiene carbono, un elemento considerado esencial para la vida. Existe una incertidumbre real sobre su abundancia, y sólo se ha encontrado la mitad del carbono esperado entre las estrellas en su forma pura. El resto está químicamente unido en dos formas principales, el carbono parecido a la grasa (alifático) y el similar a una bola de naftalina (aromático).
El equipo formado por estas dos universidades utilizó un laboratorio para crear un material con las mismas propiedades que el polvo interestelar. Imitaron el proceso por el cual las moléculas orgánicas son sintetizadas en los flujos de salida de las estrellas de carbono -una estrella de tipo tardío similar a la gigante roja-, al expandir un plasma que contiene carbono en el vacío a baja temperatura. El material fue recogido y analizado por una combinación de técnicas. Utilizando resonancia magnética y espectroscopía (dividiendo la luz en sus longitudes de onda constituyentes) fueron capaces de determinar cómo absorbía la luz el material con una cierta longitud de onda infrarroja, un marcador del carbono alifático.
«La combinación de nuestros resultados de laboratorio y de los observatorios astronómicos nos permite medir la cantidad de carbono alifático entre nosotros y las estrellas«, comenta el profesor Tim Schmidt, del Australian Research Council Centre of Excellence en el Exciton Science en la Escuela de Química de la UNSW.
Los investigadores hallaron que hay unos 100 átomos de carbono por cada millón de átomos de hidrógeno, lo que representa entre un cuarto y la mitad del carbono disponible. En la Vía Láctea, esto significa unos 10 billones de trillones de toneladas de materia grasa, o lo suficiente para 40 billones de billones de billones de paquetes de mantequilla. Si esta grasa sirviese en realidad para ese propósito, claro.
Schmidt asegura que «¡Esta grasa espacial no es de la clase que quisieras utilizar en una tostada! Es sucia, probablemente tóxica y sólo se forma en el espacio interestelar (y en nuestro laboratorio). Es intrigante que este tipo de material orgánico -que está dentro de los sistemas planetarios- sea tan abundante”.
El equipo de investigadores quiere determinar ahora la abundancia del carbono aromático, lo que desafiará aún más si cabe el trabajo de laboratorio. Al establecer firmemente la cantidad de cada tipo de carbono en el polvo interestelar, sabrán con precisión qué parte de este elemento está disponible para crear vida.
Fuente: Monthly Notices of the Royal Astronomic Society.