La novela de la que os hablo en esta ocasión acaba de ser publicada por Ediciones El Transbordador. Si la memoria no me falla, es el cuarto título de su Catálogo que reseño este año, todos de Ciencia Ficción, pero con narraciones construidas desde perspectivas muy distintas. Alguien podría pensar que son muchos, pero como ya os he comentado en veces anteriores, esta editorial no para de crecer libro a libro fiel a sus premisas de calidad, tocando no sólo el fantástico. Vaya desde aquí mi enhorabuena a este sello por su trabajo, dedicación y vocación de impulso a la cultura.

El Prólogo de Diosa de Tierra y Metal lo firma la fiscal y escritora Susana Gisbert, quien no sólo comparte con Marisa el que ambas son escritoras, sino aficiones y reflexiones comunes. La ilustración de la cubierta es obra de la artista Victoria Cano Pérez. En la contraportada encontramos un comentario del brillante Juan Miguel Aguilera, el cual no aparece de manera casual, como os explicaré más adelante.

Marisa Alemany

Permitidme que os detalle quién es Marisa Alemany (Xàtiva, 1974). Se crio influenciada por los libros y cómics que sus hermanas mayores devoraban y se intercambiaban. Esta mezcolanza de sabores literarios conformó su adoración por la lectura y su capacidad de disfrutar de obras de distintas texturas y géneros. No esconde su gusto por la ciencia-ficción y la fantasía ya que encuentra en ellas, como muchas/os, la posibilidad de contar historias cotidianas en escenarios extraordinarios, lo que libera al lector y da alas a la autora para sobrevolar por encima de prejuicios inevitables en un contexto realista. Entre sus publicaciones se encuentran el relato Te necesito humano con Ediciones Irreverentes en el año 2011, el relato Justicia en la antología Del loco al mundo con la editorial Acen, el relato Gran Shakti de Kil de la antología Antes de Akasa Puspa con la editorial Sportula en el año 2014, el relato Diario de una exploradora con la Editorial Cápside en 2016 y el relato Señora de la Albufera en la Editorial Vinatea en el año 2017. Aprovechando que la autora no ha actualizado sus datos en internet, he podido descubrir que la novela de hoy iba a llamarse Alma en la Piel, el cual personalmente me parece un título muy acertado tras haberla concluido. Confieso que es lo primero que leo de esta autora y deseo que no sea lo último.

Integrantes del Proyecto Artemisa

Marisa Alemany durante más de 15 años ha desempeñado su carrera laboral en el ámbito de la consultoría de sistemas de información. Actualmente, compagina la escritura con el trabajo de profesora de informática, la colaboración con la editorial solidaria Vinatea y el Proyecto Artemisa con otras escritoras afines al género de lo extraordinario. Me detengo brevemente en esto último, porque si bien algo había visto en las redes, para la realización de esta reseña he indagado a propósito de estas interesantes mujeres. Proyecto Artemisa está constituido por un grupo de escritoras valencianas centradas en el género de lo extraordinario: la ciencia ficción, la fantasía y el terror. Todo un quehacer literario que viene motivado por un amplio espectro de inquietudes que abarcan desde las áreas de las ciencias puras hasta su reverso sociológico y humano. Sus miembros son: Ana Lozano, Cruz Gabaldón, Elena Denia, Eva G. Guerrero, María Tordera, Marisa Alemany y Miriam Iriarte. La amistad que une a las componentes de este grupo literario se forjó durante el taller de fantasía y ciencia ficción impartido en 2014 por el escritor Juan Miguel Aguilera, en el espacio de Bibliocafé, convertido por así decirlo en padrino de esta increíble cantera creativa y cuya influencia se percibe en esta novela que hoy nos ocupa.

Portada ilustrada por Victoria Cano Pérez

¡Bienvenidos al Cúmulo de las Tres Hermanas! Pasad a este lugar de la Vía Láctea con un sistema ternario de estrellas en un extremo y una estrella amarilla, Culmen, que simboliza un ser supremo para las diosas addeptes shakti.

Hasta este rincón del espacio han huido los humanos tras agotarse su estrella, Sol, y haber desaparecido la Tierra. Naves generacionales han atravesado el espacio a través de pasillos que tras eones han dividido a la raza humana en tres razas: los ahimsa, los solárides y los addeptes. Los primeros, una suerte de rico-hombres poderosos que se quedaron con lo mejor del nuevo mundo, gestionan el poder en la zona con un embajador por planeta mediante un credo de no violencia. Los segundos, se adaptaron gracias a la tecnología a condiciones adversas. Añoran la vieja Tierra y aunque no son religiosos, no esconden su devoción por Venus, Jupiter o saturno como iconos divinos. Por último, los addeptes, gracias a una serie de mutaciones pudieron habitar lugares inimaginables. Estas tres razas han convivido en relativa armonía hasta que tras una terrible tormenta en el planeta Prakiti el Oráculo del asteroide Encéfalo profetiza que una de las tres razas desaparecerá del Cúmulo de las Tres Hermanas. Todos saben que no serán los Ahimsa, por lo que la partida habrá de decidirse entre los tecnológicos solárides y los espirituales addeptes. El visir soláride Mudráh actuará por su cuenta a cualquier precio (y no estará solo) con tal de conseguir sus logros aunque eso le lleve a permitir atrocidades impensables y le enfrente no sólo a los suyos sino a la mismísima addepte Reina de Vilos.

¿Tiene protagonista esta historia? Sí y se llama Jyoti Lin de Iris, un satélite minero que sí aplica la tecnología y que orbita el planeta Prakiti. Este último planeta, yermo y estéril en origen, ha sido transformado en un vergel por las Shaktis, mujeres addeptes consideradas Diosas que manejan los elementos básicos (fuego, agua, tierra, aire, éter, lo subterráneo,…). Funcionan como una auténtica Orden religiosa que rinde culto al sol Culmen y reciben auténtica adoración por los habitantes del planeta, convertidos en devotos feligreses. La acción nos llevará junto a la protagonista, tras la muerte de su padre, a este planeta no exento de riesgos en busca de su madre que desapareció cuando era pequeña. Será precisamente Naidú, el embajador ahimsa, y su hijo Töllen, quienes la protejerán y mediarán para que entre en la Orden a pesar de los recelos de algunas diosas, auténtico paradigma de las antaño vestales; y es que las shaktis tienen una curiosa manera de entrar en comunión con lo superior a través de un rito sexual tántrico que a más de uno/a erizará la piel.

Jyoti no se separa de su pequeño buho ni de su diadema que la proteje del exterior. Jyoti padece una especie de autismo que provoca que entrar en contacto con la realidad, en especial acustica, la rebase de tal manera que le impida una vida normal. ¿Cómo encaja este artilugio en una cultura que no admite la tecnología? Durante la trama lo veréis.

¿Se cumplirá la profecía? ¿Encontrará la protagonista a su madre? ¿Se verá el equilibrio del Cumulo avocado a su fin? ¿Podrá la magia imponerse a la razón? ¿Qué secretos habrá de depararnos esta Ópera Espacial? Habréis de cruzar a través de la Malla Intergaláctica y descubrirlo por vuestra cuenta.

Gran Shakti de Kil

Juan Miguel Aguilera nos dice que Marisa Alemany ha creado con esta novela, llamada a dejar huella, un nuevo subgénero dentro del fantástico, algo que se podría denominar espiritual-especulativo. Bueno, pues esta superlativa afirmación del que me he atrevido a denominar, con todo cariño, padrino del Proyecto Artemisa, no es que me parezca excesiva, sino que viene aponderar la muy acertada elección de elementos del género CiFi para crear una historia de desbordante y delicada belleza. La narración se construye sobre un inmenso mundo que se apuntala con sólidos trazos de los mejores títulos que ha muchos nos atrapó en este género.

Un acertado Glosario nos ayudará desde el principio a no perdenos entre nombres propios, lugares y/o especies. Yo mismo en más de una ocasión lo he consultado durante la lectura hasta que ya formaban parte del imaginario grabado en mi cabeza. Marisa nos muestra mundos nuevos, imposibles; especies que conviven con un humano que ya no es tal y que sin embargo convive en un entorno sacado de la edad media. Tecnología puntera da la mano a creencias milenarias, ritos que predicen el destino y magia que es realizada ante nuestros ojos por obra y gracia de algo superior o que no entendemos.

Cada capítulo, que además no son de gran extensión, nos indica la ubicación y la fecha concreta a la que hace mención, lo cual nos ayuda con las referencias temporales en cada momento. Podría haberse profundizado más en los personajes principales, pero finalmente el equilibrio es suficiente para entender su naturaleza, sus inquietudes, anhelos, descubrimientos, temores, amenazas. hay que tener en cuenta que el entorno en sí se alza como uno de los ejes de la lectura, un maravilloso y a veces terrible universo por descubrir ayudados por la descripción del texto.

Asistimos a los rituales de las sacerdotisas, una especie de diosas que emplean sus habilidades para que se muestre como magia. No nos engañemos, es una clara traslación de épocas pretéritas con una clara intención: presentarnosla como una alternativa de modo de vida intemporal. Si bien, la sombra de las debilidades huimanas, mutadas o no, aflorarán ahora y siempre..

Me quedo con detalles como el ascensor orbital (un clásico), las profecías elaboradas por seres hermitaños o vírgenes sacralizadas, los fantásticos biotatuajes de las shaktis y su fulgor dependiendo del estado.Me parece deliciosamente narrado el ritual tántrico del Círculo de Luz al igual que terrible el impacto que provoca la dura escena de Holún de Gur donde la violencia trata de imponerse (no es fácil impactar como lo hace la autora); el guiño del buho tanto a la mitología griega como a referencias más recientes me parece de lo más simpático. Me fascinan las especies y el torneo del garko, el territorio del norte (Kull), la diadema de la protagonista que la protege singularmente. En definitiva una lista que, repito, reconocerá el lector habitual pero que aquí encaja de manera notable. Wordbuilding fascinante e historia bien cerrada. Sensaciones buenas, como antaño. Space Opera grande y con puertas para ser abiertas en el futuro.

Ahora es cuando yo me hago la siguiente pregunta: en una sociedad tan tecnificada como es la que se nos muestra, a pesar de que haya habido mutaciones y evolución en la raza humana, ¿pueden caber las profecías, se admite la creencia de una conexión espiritual con el más allá, con algo superior? ¿La religión es un fin o un medio? ¿Pueden convivir fe y razón?

Emisión de La Nave dedicada a esta bella novela especulativa.

Preciosista relato bellamente decorado con sus descripciones y toques de silenciosa épica y ciencia ficción extrema, fluyendo perfectamente en comunión con una narración creativa que espolea nuestra imaginación apoyada en elementos que el aficionado sabrá reconocer y que siempre te hipnotizan y hacen bailar al son de este ritual que nos propone la autora. Aventura y ficción evocadoramente fantástica. Francamente, qué gran satisfacción me ha producido leer esta novela con alma que me ha dejado huella.

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Jaime Santamaría
Economista con alma de escritor. Amante de los viajes, tanto de los que requieren maletas como imaginación. Siempre con ganas de aprender.

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