Tenemos que remontarnos hasta 2001 para la creación de la saga Zone of the Enders de la mano de Hideo Kojima, de sobra conocido gracias a la franquicia Metal Gear. En esta primera entrega para PS2 se nos presentó la opción de un hack and slash mezclado con shooter en el que debíamos conducir robots (mecha) para acabar con oleadas de enemigos mecánicos en una mezcla de acción frenética y timing profesional tanto para esquivar los ataques enemigos como para asestar los nuestros. El juego tuvo bastante buena aceptación y tuvo una entrega para Game Boy Advance también en 2001 llamada The Fist of Mars, muchísimo más centrada en la historia y con un cambio brutal debido a las especificaciones de la portátil, siendo así un juego de estrategia por turnos en el que a la hora de atacar y defender teníamos que usar una especie de visor para asestar nuestro golpe o esquivarlo (de no ser por esta implementación, estaríamos hablando de un juego bastante similar en dinámica a los Super Robot Wars).
En 2003 se lanzó The 2nd Runner, secuela de esta buena iniciativa por parte de Konami, centrándose aún más en el ámbito bullet-hell. Esta nueva entrega se sitúa temporalmente dos años después de la primera, en 2174, con un nuevo piloto que vuelve a encontrar el Orbital Frame llamado Jehuty (nuestro mecha, para entendernos) que estaba escondido tras los sucesos anteriores. Aquí podemos ver un incremento de las habilidades de nuestro mecha, una mayor rapidez y fluidez en el combate, y una mayor variedad en el número de enemigos a los que nos enfrentamos, catalogándolo así el medio Gamespot como «el juego que originalmente Zone of the Enders debía haber sido», a pesar de haber visto aumentada su dificultad debido a ello. La pena fue que todas estas mejoras y su gran aceptación social no se vieron reflejadas en sus ventas, vendiéndose en Japón 120.658 copias de la primera entrega en 2001 llegando al puesto 81 de mejor vendidos, a las 97.296 en 2003 colocándose en el puesto 130.
Cómo hemos comentado antes, estas entregas debutaron en PS2 y luego ambas sufrieron una triste remodelación en HD disponible para PS3 y XBOX 360 en 2012, en el pleno boom de las «remasterizaciones» (resoluciones HD, logros/trofeos, vibración y algunas mejoras como filtros y audio mejorado) tales como ICO y Shadow of the Colossus, los God of War, Silent Hill y Metal Gear Solid. Ahora nos llega esta segunda entrega, desarrollada por Cygames (la anterior corrió a cargo de High Voltage Software) contando con adiciones como resolución 4K, HDR y, por supuesto, lo más llamativo de la entrega siendo el Soporte para Visores de Realidad Virtual. Además de estas inclusiones podemos disfrutar de sonidos específicos en el Dualshock 4, una tasa de frames estables muy alta y una remodelada pista de sonido envolvente en 5.1, así como un control opcional llamado «profesional» que facilita el cambio de armas gracias a una redistribución de los botones mucho más cómoda que la original.
Entrando en la historia del juego sin destripar demasiado, dos años después de la primera entrega con Leo Sentbuck enfrentándose a las fuerzas enemigas BAHRAM con su mecha Jehuty, en esta entrega manejaremos a Dingo Egret, antiguo miembro de BAHRAM que encuentra el Jehuty en una excavación y tendrá que pilotarlo debido a una herida mortal que le produciría la muerte si intentase salir del mecha. Tenemos varios tipos de mechas: los LEV que son robots normales con poco poder destructivo y los Orbital Frames que están creados con un raro mineral llamado Metatron y tienen una potencia muy poderosa. En esta última categoría se encuentra nuestro Jehuty y el mecha de nuestro enemigo Nohman llamado Anubis.
Si ahondamos en el planteamiento de las batallas, nos toparemos con cientos de enemigos que no nos darán un respiro, así que tendremos que utilizar diversas tácticas para salir adelante en nuestros combates. Algunos enemigos nos molestan con ataques cuerpo a cuerpo mientras otros no paran de lanzarnos lásers y misiles para impedir nuestro acercamiento; dentro de estas dos categorías hay subcategorías y rangos, pudiendo llegar a formar pelotones que defiendan al comandante del escuadrón. Nuestro equipamiento para hacerles frente son un arsenal básico de ataques a distancia y una espada láser para el combate cuerpo a cuerpo, pudiendo aumentar nuestro arsenal y ataques secundarios según avancemos progresando en la historia.
A pesar de que el gran añadido sea el modo 4K y la experiencia de poder disfrutar durante todo el juego en modo VR desde dentro de la cabina de Jehuty, esta remasterización tiene más cosas que mostrar. Tenemos cuatro modos de dificultad para elegir según si estemos buscando un desafío o solo pasarlo bien jugando un rato, un modo cine para ver las escenas del modo historia y un modo versus que sirve para añadir varias horas de jugabilidad; el modo historia nos ocupará unas ocho horas de duración aproximadamente. A todo esto decir que los diálogos, combates y desarrollo de la historia permanecen intactos tal cual los recordamos, dónde sí han invertido tiempo y esfuerzo es en el acabado gráfico, sobre todo en los mechas, quizás descuidando un poco los mapas y el entorno que nos rodea.
Anteriormente hemos mencionado una remodelación del audio para dejarlo en un envolvente 5.1, detalle que se agradece pero está algo eclipsado debido al tratamiento de las voces, las cuales nos llegan en inglés (con subtítulos en castellano) sin opción para cambiarlo al japonés, algo que a los fans de la saga no les ha hecho demasiada gracia y supongo que tampoco costaría tanto habiendo hecho el esfuerzo titánico con todos los sonidos remodelados, así que más de uno espera una actualización para disfrutar de las voces niponas en un futuro (aunque ya hay mods en PC para intentar arreglarlo por parte de los fans).
Llevando el juego a mi reflexión personal, fue un juego que disfruté en su momento y ha envejecido de una manera bastante buena con estos añadidos que aportan una frescura a la hora de jugar y un dinamismo que se veía forzado debido a las limitaciones de las consolas de la época. Su banda sonora sigue siendo una maravilla con su toque orquestal entre sonidos electrónicos y sintetizadores, la elección de nuevos modos de dificultad consigue atraer a un público mucho más amplio, el atractivo visor de VR se ve recompensado con un trabajo muy pulido, y aunque el género no te llame demasiado a primera vista, ¿quién no disfruta acabando con hordas de enemigos a un ritmo vertiginoso? Si tuviera que sacarle punta a algo, me decantaría por lamentar que no incluyan pistas de audio con el doblaje japonés y que en los créditos no se mencione al equipo responsable original de PS2, ya que si se trata de una remasterización echo en falta que sus autores originales consten en algún lugar, ya que sin ellos nunca habría sido posible.