Siruela completa la publicación de las obras de ficción detectivesca protagonizadas por el personaje Philip Trent con un volumen que recopila trece relatos breves en la mejor tradición británica del whodunit.
No creo equivocarme si digo que el nombre de Philip Trent era, hasta hace poco, un gran desconocido entre los aficionados españoles al genero detectivesco. Hay que agradecer a la Biblioteca de Clásicos Policiacos de Ediciones Siruela que ya no sea así. El personaje de E. C. Bentley se ha unido de esta forma a otros caballeros detectives, felizmente recuperados por nuestras editoriales en los últimos tiempos, como el Philo Vance de S. S. Van Dine o el Albert Campion de Margery Allingham.
Tras las novelas El último caso de Philip Trent, publicado por Ediciones Siruela en 2017, y Philip Trent y el caso Trent, publicado en 2018, este año ha llegado a las librerías un nuevo libro protagonizado por el personaje, aunque esta vez en pequeñas dosis, en forma de relatos cortos.
E. C. Bentley escribió trece relatos breves con el personaje de Philip Trent como protagonista. Doce de esas historias fueron recopiladas en 1938 en el volumen Trent intervenes, y a ellas se sumó pronto una decimotercera, titulada «El ángel custodio», aparecida en la revista The Strand Magazine en noviembre de ese mismo año. En conjunto, conforman este volumen.
Precedidos de un prefacio que quienes hayan leído las dos novelas anteriores de Bentley harán bien en no perderse, los relatos, de unas quince páginas de extensión de media, son los siguientes:
«El tabardo auténtico», «El golpe estupendo», «La cacatúa lista», «El abogado que desapareció», «El capitán inofensivo», «Trent y el ascensor infalible», «El apache anticuado», «Trent y el perro malo», «El bienhechor público», «El pequeño misterio», «El noble desconocido», «Las horquillas corrientes» y «El ángel custodio».
La acción de estas historias transcurre en un momento indeterminado de la vida del personaje, nada fácil de establecer para quienes hayan leído El último caso de Philip Trent. Por su libertad de movimientos, colaboración con el diario Record y aparente ausencia de ataduras sentimentales, parecen remitir a un periodo anterior a aquel en el que tuvo lugar la aventura de esa primera novela.
Sin embargo, algunos detalles técnicos, referencias históricas o menciones a la biografía del personaje los sitúan después, acordes a la época en que fueron escritos.
«Philip Trent,, recién llegado de Inglaterra, estaba junto a su anfitriona en la galería de una mansión que tenía unas vistas preciosas, de las que han hechizado y esclavizado a mentes septentrionales de todas las épocas. Era un país donde parecía que los hombres podían llevar una buena vida…»
Los casos son muy variados. Hay, por supuesto, asesinatos cometidos por venganza, por dinero o incluso por justicia. Pero también hay otros crímenes menos graves, como la estafa, el robo, el fraude, la malversación… e incluso algunos asuntos más mundanos que también encierran un misterio.
Ocurren entre la buena sociedad británica de las primeras décadas del siglo XX. No necesariamente alta sociedad, pues gran parte de los personajes son profesionales que se ganan la vida con su trabajo. Pero sí un mundo burgués de librerías, clubes, vicarías, salones, pisos céntricos, campos de golf, residencias campestres… muy alejado de la sordidez de los bajos fondos o los suburbios de barriadas industriales.
Tramas originales, bien llevadas y bien resueltas, pese a su brevedad. Eso sí, como es seña de identidad del autor, quienes intenten resolver los casos por sí mismos encontrarán que Bentley no se lo pone nada fá
El relato breve detectivesco, lejos de ser una variante menor del género policiaco, encierra una dificultad notable. Un misterio central se resuelve con verosimilitud en apenas un puñado de páginas. La imprescindible concrecion, la necesaria austeridad y la agilidad en el desarrollo de la historia son virtudes raras, y raro es encontrarlas tan bien resueltas como aquí.
«Mientras Trent llenaba la pipa, oyó un coche que aparcaba en la fonda e inmediatamente el inspector Clymer, a quien Trent ya conocía, le presentó a un hombre delgado y de aspecto duro que —pensó Trent para sus adentros— como mejor estaría sería montado a caballo con una casaca escarlata gastada por los elementos»
La edición es la bien conocida y difícilmente mejorable de la Biblioteca de Clásicos Policiacos de Siruela: encuadernación en cartoné negro, título y autor en fuente de color blanco y estilo años treinta, guardas negras y una acertada ilustración de cubierta, seleccionada por Gloria Gauger.
Edmund Clerihew Bentley (1875-1956) fue un escritor y periodista británico conocido principalmente como autor de novelas policiacas y como creador de un género humorístico de biografías en verso.
Estudió en la St. Paul School (donde entablaría amistad con otro alumno que también llegaría a ser un escritor ilustre, G. K. Chesterton, quien le dedicaría su novela «El hombre que fue Jueves») y el Merton College de Oxford.
Profesionalmente, ejerció el periodismo en varios medios, como el Daily News y el Daily Telegraph.
Bentley, que fue presidente del Detection Club durante más de una década, obtuvo con «El último caso de Philip Trent» su mayor éxito, siendo llevada esta obra al cine en tres ocasiones. Su secuela, este «Trent’s Own Case», no llegaría hasta veintitrés años después, en 1936.
Puedes comenzar a leer este libro aquí.