Los que llevamos mucho tiempo jugando a videojuegos sabemos que en este mundillo las sorpresas no suelen abundar. La calidad de la mayoría de los videojuegos viene unida al estudio que los concibe o a al presupuesto que tienen detrás. Así que en muchos de los casos, cuando se anuncian, uno ya puede pronosticar o anticipar si el juego será bueno, malo o mediocre.
Afortunadamente, muchas veces surgen de la nada auténticos juegazos. Títulos que no tienen un gran estudio detrás o que no cuentan con un presupuesto multimillonario, pero que consiguen eclipsar al resto de lanzamientos. Ese fue el caso del título original que dio vida a la saga que hoy analizamos. Darksiders se lanzó durante la pasada generación de consolas para Xbox 360, Playstation 3 y PC y sorprendió y marcó a todos los jugadores que se atrevieron a probarlo.
Su exquisita combinación de juego de aventuras/puzles, hack and slash y mundo abierto lo convirtieron en uno de los videojuegos del año y para muchos fue el Zelda «maduro» que Nintendo nunca había lanzado. Así que tras este éxito, Vigil Games (los creadores del juego) se pusieron en marcha inmediatamente para crear una segunda parte, la cual no llegó a la altura del original y esto, junto a otros desafortunados eventos, hizo que THQ (la compañía que alojaba a Vigil) cayese en la bancarrota y la saga Darksiders en el olvido.
Milagrosamente, el universo se puso de acuerdo y THQ resucitó como THQ Nordic, recuperando mediante subastas los derechos sobre varias franquicias que poseían antes de arruinarse y pudieron recuperar el control sobre las aventuras de los Jinetes del Apocalipsis, reviviendo así a la saga y parte del estudio que la concibió (Gunfire Games). Así que hoy podemos gritar con júbilo que podemos analizar la tercera parte.
Darksiders III nos pone en el papel de Furia, la única mujer de los Jinetes del Apocalipsis en una historia que se sitúa paralelamente a la de Darksiders 2 y un poco más tarde del comienzo de las aventuras de Guerra en el juego original. El Consejo, mientras estudia si Guerra ha roto o no el último sello, encomienda a Furia la misión de perseguir y dar caza a los siete pecados capitales, los cuales deambulan a sus anchas por el planeta Tierra haciendo la vida imposible a los humanos que luchan por sobrevivir al fin del mundo.
Esta es la premisa con la que arranca Darksiders III. No es demasiado ambiciosa, pero los primeros compases del juego son bastante interesantes y trae de vuelta personajes conocidos por todos los fans de la saga.
Aun así, el argumento no mantiene por mucho tiempo el nivel y pega grandes bajones cuando empezamos a conocer a los antagonistas, los siete pecados capitales. Estos son, quizás, su gran problema, pues la aventura se resume en darles caza durante más horas de las que quisiéramos. ¿Por qué perseguir a una serie de enemigos es malo?, os preguntaréis. Metal Gear Solid básicamente tiene el mismo planteamiento y es considerado uno de los mejores juegos de la historia. El problema radica en que estos siete pecados capitales tienen enormes problemas de escritura y no son para nada carismáticos, convirtiendo el eje de la narrativa principal en una sucesión de malos de turno sin ningún tipo de nexo narrativo o aliciente que haga su búsqueda y captura más interesante.
Lo único que salva en este aspecto al juego es su protagonista, Furia es un personaje bastante sólido. No llega a los niveles de Guerra, pero tiene un desarrollo muy completo y está bien escrita. Con sus dilemas internos y ambiciones que añaden interés a una, de por sí, descafeinada epopeya. Quizás con una historia de fondo más interesante y con unos villanos mejor pensados, se le pudiese haber sacado mucho mejor partido a Furia de lo que se ha hecho al final.
Gráficamente el juego utiliza el Unreal Engine 4, motor que hace que el juego sea un auténtico espectáculo de por sí en las zonas que han sido diseñadas con inspiración. El fin del mundo luce bastante bien con el diseño artístico característico de la saga, al igual que sus personajes. El título también luce una iluminación muy cuidada y sin ninguna duda el apartado gráfico es el único en el que destaca, ya que es un juego vistoso, bonito y estable (fps). Además, la velocidad con la que mueve los combates y los efectos que les siguen, hacen que más de una vez te deje con la boca abierta.
Desafortunadamente, no podemos decir lo mismo del resto de los apartados. Si obviamos los gráficos, el título se puede definir como un producto a medio acabar lleno de altibajos.
Jugablemente nos encontramos ante un juego muy continuista. Los cimientos jugables que hicieron a la saga famosa siguen intactos (aventura con puzles, mundo abierto, combates repletos de acción) pero están sosteniendo un diseño de niveles muy irregular, en el que pocas veces nos encontramos retos interesantes y divertidos y en el que, en cambio, muchas veces nos enfrentamos a zonas muy soporíferas en el que la repetición y el tedio abundan.
Darksiders III no propone retos interesantes al jugador, lo trata como a un niño pequeño y le hace repetir las mismas cosas durante decenas de veces escondiéndose bajo la etiqueta de puzles. No hace falta pensar mucho para avanzar en el juego, sino tener suficiente paciencia para que la repetición no te sea tediosa y te provoque querer apagar la consola y desconectar del apocalipsis.
El manejo de Furia es mi porción favorita del gameplay, ya que su agilidad y sus movimientos de látigo hacen que los combates sean rápidos y espectaculares cuando nos enfrentamos a enemigos a la altura. Desgraciadamente, la IA de los enemigos no es muy buena y lo mismo que pasaba con el diseño de niveles pasa con los combates. Algunos de ellos están realmente bien, pero la mayoría acaban haciendo el combo más básico. Este problema es pésimo y hace que los combates caigan en la monotonía del cuadrado, cuadrado, triángulo (utilizar siempre el mismo movimiento), simplificando el sistema de combate sin querer, elevando a 0 el desafío y eliminando de la escena la utilidad de las armas secundarias y los poderes de Furia.
Al mundo abierto también le salpica esta irregularidad y hace que haya áreas muy inspiradas mientras que otras parece que estén pensadas por personas con una imaginación nula. Lo que hace que el backtracking a veces dé pereza para no volver a áreas que han sido un suplicio pasar.
La banda sonora pasa muy desapercibida, al igual que lo hace su trabajo de doblaje. No encontramos ni temas ni voces que destacar. Simplemente cumplen.
En definitiva, Darksiders III es un juego que podría haber repetido el éxito del título original, pero que se ha quedado en lo más «listo». Su poca inspiración y su nulo desafío te hacen perder el interés en su jugabilidad durante las primeras horas sin que su historia lo pueda recuperar. Aún así, si eres fan de la franquicia disfrutarás de la espectacularidad de sus combates y los numerosos cameos de los que el juego hace gala. Esperemos que si hay una cuarta parte, THQ Nordic vuelva a recuperar la genialidad que hizo grande a Guerra.