El pasado 10 de mayo se estrenó “Detective Pikachu”, la primera película de acción real con la que se ha atrevido la franquicia Pokémon. Un film al que mi fan interior temió, sobre todo desde que me enteré de que Ryan Reynolds pondría voz a Pikachu (y es que casi todos sabemos cómo termina el 99% de los live action de cosas japonesas). Pero ese temor terminó por convertirse en buenas expectativas cuando salió el primer tráiler. Y como buena entrenadora que soy, allá que me fui a ver cuan molonas podían ser las criaturas en versión real.
En “Detective Pikachu” acompañamos a Tim, un joven de 21 años con cero interés en los Pokémon que pueblan su mundo. Hasta que le comunican que su padre, el famoso detective privado Harry Goodman, ha muerto en un accidente. Tim debe viajar a Ryme City, una ciudad ultra tecnológica donde Pokémon y humanos conviven en igualdad de condiciones. Allí conocerá a Pikachu, el compañero de su padre, con el que misteriosamente puede comunicarse y quien parece estar seguro de que Harry aún está vivo. Así, juntos iniciarán una investigación que los llevará a descubrir un complot capaz de destruir la paz del mundo Pokémon.
Como podrás deducir por la sinopsis, no se puede esperar mucho de la trama de “Detective Pikachu”. El típico caso de detective muerto que no está muerto; bastante predecible, aunque con algún giro que aporta la sorpresa necesaria para mantener el interés. Hay explicaciones cogidas por los pelos, habría que mejorar las partes dramáticas y el final tampoco me gustó excesivamente. Pero siendo realistas, nadie va a ver una película de Pokémon esperando una historia grandiosa. Vamos a verlos a ellos, y en ese aspecto no salí defraudada.
Los guiones, a cargo del también director Rob Letterman («Monstruos contra alienígenas») y Nicole Perlman («Guardianes de la Galaxia»), aun sin ser un espectáculo, tienen buenos puntos de humor e ingenio. Las risas, por tanto, están aseguradas.
Pokémon por un tubo
Pikachu es la cosa más adorable, peluda y carismática que me han podido tirar nunca a la cara. Y creedme que cuando una lleva 20 años viendo bichos planos en 2d con los que puede relacionarse lo justo, su tierna expresividad conquista. Es imposible no reírse con sus ingeniosos y gamberros comentarios, no caer rendida ante sus momentos más entrañables. Y la química que tiene con Justice Smith (Tim) es muy buena. Juntos corren las aventuras más divertidas, interactuando con diferentes Pokémon en escenas desternillantes o sencillamente épicas que harán las delicias de los fans.
El dúo representa la relación que todo amante de la franquicia soñó llegar a tener con sus compañeros pixelados. Y la película se aprovecha de ello para dejarnos el corazón bien atado.
Así como también se aprovecha de las criaturas más icónicas, haciendo desfilar ante nuestros ojos no solo a Pikachu, sino a unos Charmander, Squirtle, Charizard, Mr. Mime, Psyduck, Gyarados, Gengar, etc. tan realistas que es imposible no saltar de la emoción al verlos.
Y se aprovecha así mismo de Mewtoo, que no podría molar más y cuya personalidad, gracias a todas las divinidades Pokémon, encaja con la mostrada en las primeras películas animadas.
El reparto humano, mucho menos interesante, cumple decentemente con su papel sin destacar demasiado. Entre los actores y actrices nos encontramos, además de a Ryan Reynolds y Justice Smith, a Kathryn Newton («El regreso de Ben»), Ken Watanabe («Transformers: El último caballero»), Bill Nighy («La librería»), Chris Geere («Modern Family») o Rita Ora («Cincuenta sombras liberadas»), entre otros.
Realismo y espectáculo óptico
El realismo es la segunda gran baza de “Detective Pikachu”. Ryme City combina la ambientación de una metrópolis híper tecnológica con la presencia de decenas de Pokémon por metro cuadrado. Tantos, que es casi imposible verlos a todos en pantalla, también en parte por la facilidad con la que encajan, con la que fluyen por su entorno.
Detalles como utilizar a Squirtle de bomberos, a Growhlite de policías o a los Loudred como altavoces no solo muestran ingenio o conectan la película con los videojuegos y el anime, sino que ayudan a naturalizar la presencia de estas criaturas y permiten una inmersión más profunda en un mundo visualmente delicioso.
Los guiños a la franquicia están continuamente presentes. Así, no solo disfrutaremos de una versión intensa del opening de la primera temporada de la serie cantado por Pikachu, sino que también veremos un intento de captura, o menciones a la mitología narrada en los videojuegos, entre otros.
Pero todo lo mencionado hasta ahora perdería su sentido de no ser por el espectacular apartado visual de “Detective Pikachu”. Los diseños de los Pokémon son una auténtica pasada, justo lo que cualquiera esperaría de una adaptación realista. La animación está cuidada hasta el último detalle. Las criaturas se mueven con fluidez, intervienen en su entorno como si realmente estuviesen ahí, y sus poderes llenan de chispas, explosiones y colorido la pantalla en escenas impactantes e incluso bellísimas, visualmente orgásmicas. El equipo de animadores tiene con este film el sueldo más que ganado.
Detective Pikachu: ¿un buen live action?
En conclusión, “Detective Pikachu”, aún con su trama bastante básica, logra un conjunto muy resultón, divertido y entrañable. Y el universo que nos plantea sienta las bases para más películas del estilo.
Por fin un live action que le hace justicia a la franquicia de la que proviene.
Eso sí, se trata de una cinta muy pensada para los fans, que tira mucho de nostalgia. Si te encanta Pokémon, no dudes en ir a verla, estoy segura de que te no te defraudará. También funcionará para los peques de la casa que conozcan un poco de este universo. Pero quienes no hayan tocado un videojuego, o no hayan seguido nunca la serie, encontrarán en ella poco más que un muñeco adorable protagonizando una historia mediocre.