Fotografía de la autora de La Tríada, So Blonde.
So Blonde, autora de "La Tríada" en el parque El Retiro. | Fuente: So Blonde.

So Blonde es la escritora ecléctica que siempre sorprende al lector, la joker de las palabras que ríe ante la baraja y gana cada partida. Después de trabajos como Azafata Aventuras: Los chicos de Emi; Vamos, nena, que te comen la merienda; y su gran apuesta, La Tríada – Canto Primero: Tierra, So Blonde se ha ganado sus medallas como artista de la fantasía, el horror, la comedia y el popurrí literario que solo ella puede sacar de todo ello.

Reseña de "La Tríada - Canto Primero: Tierra"
Portada de «La Tríada – Canto Primero: Tierra», de So Blonde. | Fuente: Dolmen Editorial

¿Qué van a encontrar los lectores con La Tríada? ¿De dónde surgió la idea?

Este primer tomo de La Tríada es autoconclusivo, una novela de fantasía urbana y contemporánea con un enfoque adulto (me da miedo cuando la veo dentro de las secciones de Juvenil). Hay acción, hay humor, hay denuncia social y hay dos o tres niveles de lectura. Mi estilo de escritura siempre baila entre distintos géneros y por eso es difícil de catalogar. Hay lectores que se han inventado para mí palabras como horrock o sopunk, pero yo creo que en esta ocasión he hecho un fantástico sucio.

Nunca preguntes de dónde surgen las ideas si no quieres que te mientan, pero si quieres una frase cerrada y peliculera: Mientras rezaba, arrodillada frente el altar de la iglesia de Santa María de la Concepción en Roma, cuando se oficiaba una misa de réquiem.

La obra trata la batalla ancestral entre el infierno y el cielo, ¿cómo definirías los límites entre el bien y el mal?

Son simples relativos y más bajo el prisma de moral judeocristiana y la ética cambiante y adaptable de la Iglesia católica. No existe un bien o un mal supremo y absoluto. Todo son posturas, contrastes, tonos grises y justificaciones. Referido a la guerra, al enfrentamiento armado, este conflicto lo explica de manera magistral Fernando Aramburu en Patria.

Madrid es una diosa del kháos y al mismo tiempo una potestad del kósmos

¿Cómo fue el proceso de creación de las protagonistas?

Bastante sencillo, la verdad. Son personajes con muchos referentes en la literatura y me fue fácil utilizar con ellos tópicos y clichés. Me encanta jugar con los estereotipos y deformarlos.   Por otra parte, y en un ejercicio de autocrítica y sinceridad te lo digo, lo mejor que hago es crear personajes. Las componentes de La Tríada se me presentaron a la hora de encarar un cuento cuando Enrique Montiel me invitó a participar en  la antología Demonalia de la editorial Cazador de Ratas de Carmen Moreno. Ese relato, Diabolus in musica, me permitió esbozar a modo de personajes secundarios unos perfiles básicos de los súcubos que formaban parte  desde siempre de mi mitología personal.

¿Qué buscó al situar la trama en Madrid?

Madrid es una constate en todos mis escritos, la conozco bastante en su presente e intento también conocer su pasado. Era la opción de ambientación más cómoda para mí además de aportar detalles únicos,  a nivel planetario, para esta historia de los cuales el más famoso es la escultura del Ángel Caído de Bellver y Jareño del Retiro.

A otro nivel la utilización de la ciudad como personaje es un recurso con gran tradición que ayuda a apuntalar la historia y a crear complicidad con el lector.

¿Qué aporta el escenario para que Madrid sea considerado un personaje más?

Mantengo una relación de amor odio con esa ciudad. Es una diosa del kháos y al mismo tiempo una potestad del kósmos. Cada vez que llego a ella me aturde, tiene un latido propio, una voz que es imposible no escuchar. No se puede enfocar sólo como escenario. Yo no la utilizo como personaje, es ella quien se impone.

La Tríada es muy visual, ¿te plantearías llevarla al cómic o a la pantalla?

Por supuesto es algo que me planteo, además creo que podría quedar muy bien. Está claro que habría que realizar algunas modificaciones porque, aunque la obra es muy visual, también se sustenta en una primera persona omnisciente que sería difícil de reflejar en viñetas. Por suerte, existen muchos recursos para salvar ese obstáculo y que por otra parte podrían aportar otras cualidades al resultado final. Más acción, escenas épicas, flash backs o reflexiones en formato de diálogo.

Guion, relato y novela lo único los puedes comparar con un pájaro, un murciélago y un avión; los tres vuelan pero no se parecen en nada más

Si pudieses cambiar algo en este mundo a través de tu obra, ¿qué sería?

La novela tienes dos vertientes principales. Primero es un producto de ocio, de entretenimiento. Una novela de acción, aventura y un toque de terror para el lector que busque algo comercial. La otra aporta mucha crítica social y es bastante dura. Quizás su potencial transformador vendría de la mano de una reflexión crítica. Una queja, una denuncia que lleve a meditar sobre algunas situaciones y que en nuestra mano está  no solo darnos cuenta de cuáles son los problemas ,sino también de tratar de buscarles una solución en la medida de nuestras posibilidades.

Ilustración de Carlos Gregorio Simón Godoy "CalaveraDiablo"
Ilustración de Luz, protagonista de «La Tríada – Canto Primero: Tierra». | Autor: Carlos Gregorio Simón Godoy «CalaveraDiablo»

Tienes la oportunidad de encontrarte cara a cara con uno de tus personajes, ¿cuál sería?

Yo me tomaría un café o una copa perfectamente con Luz, es más, seguro que coincidiríamos en muchas de nuestras opiniones aunque quizás no tanto en los medios o los fines últimos que perseguimos. Esa rubia es una cabrona complicada.

Por otra parte, un personaje que me cae muy bien es Maika del comic Vamos, nena, que te comen la merienda, que dibujó Marta Masana, porque la veo muy accesible y real, alguien con quien te puedes identificar y que a pesar de sus dificultades cotidianas es capaz de reinventarse y salir airosa del proceso.

En La Tríada no tienes pelos en la lengua, ¿hay algo sobre lo que no te atreverías a hablar en tus textos?

Existe un error muy común: el de creer que el autor habla a través de todos sus personajes y todas las situaciones que se plantean en sus obras. Hay partes y mensajes que pertenecen al autor pero otros simplemente son recursos del oficio. A veces, los personajes son lo opuesto a lo que tú piensas o deseas y tienes que realizar el esfuerzo de imaginarte cómo reaccionaría u actuaría un ser tan alejado de ti, lo cual te obliga a un ejercicio de empatía, porque durante unos instantes te has metido en la piel de alguien al que si mirases desde fuera, nunca serías capaz de comprender o de justificar.

Sobre esta premisa puedo responder que no, no me pongo límites a la hora de qué escribir, aunque sí que lo hago a la hora de afrontar el cómo aún a sabiendas  de que sin importar cómo quiera yo enfocar cualquier tema, va a ser el lector quien lo interprete.

¿Te identificas como escritora de mapa o escritora de brújula?

Ninguna de las dos. Yo soy bastante ecléctica y depende de cada proyecto en particular que utilice más de unas técnicas u otras. Los métodos y las etiquetas sólo valen para vender manuales y para los talleres de escritura. Escribir tiene un punto de mística, de estado zen; ruegas a las musas para convertirte en el Tusitala que llamaban a Stevenson: Quien cuenta historias.  Pero también tiene mucho trabajo, técnica y oficio aunque cada escritor debe encontrar la que adapte a él en cada momento.

¿Qué pasos sigues siempre que te enfrentas a un nuevo proyecto?

Por cínico que suene, he aprendido a no comenzar un proceso creativo sin haber pensado antes a qué sello le puede interesar o los parámetros que te da el mismo. Por otra parte, nunca me embarco en una historia sin saber cómo va a acabar, así que suelo escribir el planteamiento, luego el desenlace y ya por último, me meto con el nudo a ver qué sale.

Quienes se han plantado delante de una hoja en blanco saben lo difícil que puede llegar a ser. ¿Cómo te enfrentas a un bloqueo creativo?

No tengo bloqueos creativos, lo que tengo es ataques de tedio, de abulia, de procrastinación. Lo que hago entonces es volver a escribir por puro placer, masturbarme con léxico y palabras, libre de estructura, ritmo u objetivos,  quemar caracteres en el documento de texto sin pensar en que sean publicados ni leídos por nadie más que yo misma. Así siento que he cubierto el expediente y que he sacado una sesión de trabajo. Casi siempre el resultado son gilipolleces sin sentido muy melodramáticas, pero otras veces consigo textos que se pueden reciclar.

¿Qué futuros proyectos tienes en mente?

Pues debería desarrollar los libros restantes de La Tríada y escribo a ratos un ensayo con título provisional de Cine de acción con gafas rosas que trata sobre papeles cinematográficos femeninos. En cómic tengo dos proyectos en marcha Una razón para matar vivir con dibujo de Tony Gutierrez, y Aguacero una cosa muy loca que estoy preparando con Jorge Alonso y Santiago Ramos. Por otra parte hay algún cuento y colaboraciones con Pedro Pérez para El Jueves que deberían publicarse este año.

Te mueves por novelas, guiones y cuentos, ¿qué te aporta cada uno?

Guion, relato y novela lo único que tienen en común es que en ellos se utilizan letras. En una metáfora los puedes comparar con un pájaro, un murciélago y un avión; los tres vuelan pero no se parecen en nada más. El guión, cuando cuentas con un buen equipo para llevarlo a cabo, es satisfactorio y vistoso. El cuento te permite experimentar, pulirte, mimar cada detalle y te otorga libertad. La novela te convierte en una diosa, pero requiere constancia y exige mucho de una misma así como del conocimiento y utilización de cierto oficio. Quizás, porque me permite ser autosuficiente en su realización y escribir con toda libertad, me quedo con esta última.

Creo que estamos viviendo un momento de cambio vinculado a la explosión creativa de las mujeres muy interesante

¿Quiénes son tus referentes actuales?

Uuuf, mi referente es Megan Maxwell a quien no he leído pero que siempre figura en las listas de los más vendidos y es la firma que más libros coloca en este país.  Me encuentro similitudes con el trabajo de Carmen Chaparro, me siento hermanada con Nuria C Botey. He disfrutado mucho a Dolores Redondo y Eva García Sáenz de Urturi. Si escribes fantasía, hay que leer a Laura Gallego. Y flipo con Samanta Schweblin.

En nombres masculinos te voy a citar a tres que aparecen en los agradecimientos de La Tríada: El poeta pornógrafo de Carlos Somoza, el muñequito resabiado de Emilio Bueso y el chulazo canalla de Joe Álamo, son entretenidos de leer (besos, nenes, ¡besos!).

¿Hay algún libro que leas una y otra vez?

Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, no puedo con él, lo he intentado media docena de veces y, aunque me atrae mucho el tema, me produce un sueño muy gordo.  A nivel libro de cabecera tuve mi etapa tolkiana y releía El Señor de los Anillos todos los años. Cuando necesito recobrar la perspectiva de esto de escribir vuelvo a mi edición de Sinuhé, el egipcio de Mika Waltari, tan resobada que da penita la pobre.

¿Podrías contarnos una anécdota interesante para ti en tu experiencia como escritora?

Pues interesante es que antes me sentía bajo el síndrome de pitufina, siendo la única mujer en ciertos  planteles masculinos, y ahora cada vez encuentro a más autoras, incluso conformamos tomos íntegramente femeninos como la recopilación She was so bad de Aloha Editorial o la  Macabras de maLuma.

Cristina Jurado y Cristina Macias pusieron marcha sus Alucinadas, Terroríficas y demás. El Premio Ripley va por su tercera convocatoria. Surgen nuevas editoriales que encabezan sus catálogos con nombre femeninos. Creo que estamos viviendo un momento de cambio vinculado a la explosión creativa de las mujeres muy interesante.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.