En La Hora de las Brujas (Brujas de Mayfair I), el atormentado doctor Petrie recibe la visita de un curioso caballero inglés interesado por fenómenos paranormales, un estudioso de lo oculto que pertenece a una organización secreta, la Talamasca. Aaron Lightner se entrevista con el doctor, que tiene una interesante historia que contar: un fantasma se le aparece a veces, y no le permite olvidar…
Hace tiempo, Petrie fue destinado al cuidado de una mujer en el Garden District de Nueva Orleans, en una casa señorial y decadente, perteneciente a la familia más influyente de toda la ciudad. La mujer vivía con sus tias, la inquietante señorita Carl, la señorita Millie y la señorita Nancy, y éstas habían contratado a una enfermera llamada Viola para que asumiera las tareas diarias que implicaba su cuidado. Deirdre llevaba ya siete años casi postrada en su silla de ruedas, con el rostro inalterable, la mente ausente y su corazón roto… su cuerpo no se ha movido por su propia voluntad durante todo este tiempo, ni siquiera un gesto ha permitido penetrar en su mente a nadie ajeno a ella misma.
La casa permanece descuidada y sucia desde hace años, pese a que la familia, los Mayfair, disponen de una incalculable fortuna que les permite silenciar cualquier desagradable incidente. Sin embargo, la señorita Carl, heredera del imperio familiar, ni siquiera puede restaurar su propia casa: cada vez que lo intenta, los operarios son atormentados por una pavorosa aparición y cesan las obras. Hace años que ni el más pequeño arreglo puede ser acometido en la casa, que ya comienza a decaer: todo el barrio irlandés conoce la historia Mayfair.
Deirdre, la heredera, ha engrosado desde su niñez un amplio historial de enfermedades mentales e inestabilidad, asociado a episodios violentos y misterios inquietantes, silenciados por la familia. Ya a los diez años, un médico la había diagnosticado «demencia», y las visitas de distintos facultativos arrojaban patologías como obsesiones, delirios, crisis psicóticas, depresión, paranoia,… incluso había intentado suicidarse alguna vez. La habían tratado con electroshocks y shocks insulínicos, y cada poco tiempo sus enfermeras se despedían alegando «ataques físicos». Tras un vacío de años en su historial, un informe le diagnostica «daño cerebral irreversible» y le prescribe Thorazine, para impedir la parálisis.
Sin embargo, hace ya muchos años que su rostro se encuentra inerte, incapaz de traslucir emoción ninguna. Su única hija, Rowan Mayfair, una brillante neurocirujana, ni siquiera sabe que su madre está viva: las apartaron cuando ella era una recién nacida y se la llevaron a California.
El doctor, al poco de empezar a trabajar en la casa, comienza a pensar que lo mejor podría ser retirarle la medicación a Deirdre: su estado no mejora y la dureza del tratamiento por el que ha tenido que pasar le hace pensar que los médicos no han actuado como debieran. Y un día, le ve. Al cruzar la puerta, descubre que un hombre alto, moreno y delgado está junto a la mujer, en el porche, con un brazo sobre el respaldo de su silla, y le susurra palabras al oído. Pero cuando Petrie sale al porche, el extraño visitante ya no se encuentra allí, ni nadie le ha visto. Intenta hablar con la señorita Carl, pero ella le ignora totalmente.
Tras unos inquietantes episodios, descubre que el hombre está intentando influir en él para que le reduzca la medicación a Deirdre. En dos ocasiones, algo le había empujado, provocando la caída y rotura de la jeringuilla llena de Thorazine. En la última ocasión, el mismo hombre se le aparece junto a la cama de Deirdre, una presencia amenazadora… sus nervios no pueden más y comienza a vociferar.
Tras el episodio histérico, el doctor es despedido y devuelto al sanatorio donde trabaja, y allí comienza a escribir sobre su experiencia en la casa de los Mayfair… y a soñar tontamente con la curación de Deirdre. Atormentado, y tras una serie de apariciones del hombre, decide hacer una visita a casa de su padre, en Maine, donde le cuenta toda la historia y alivia sus temores. Ya más tranquilo, decide llamar de nuevo a Aaron Lightner, el inglés impecable, a quien cuenta su aventura en una reunión. Aaron le explica la historia de la casa de Garden District y que incluso él ha estado en contacto con la historia de la familia Mayfair por los extraños sucesos que allí tienen lugar… y sobre todo, que ha visto también al hombre que describe el doctor, quien se queda sin habla.
Rowan Mayfair llega a ser una extraordinaria neurocirujana en California, con una especial habilidad para casos médicos desesperados, pero con una vida personal un tanto desordenada y solitaria. Un día salva del ahogamiento a un hombre, Michael Curry, devolviéndole a la vida. A partir de entonces, éste comienza a ver retazos de la vida de las personas cuando toca sus objetos… un extraño poder que poco a poco está volviéndole loco. Cuando estaba clínicamente muerto, varios espíritus le obligaron a prometer que cumpliría una misión si conseguía volver al mundo de los vivos, aunque una vez despierto, un velo de misterio envuelve aquellos momentos, y únicamente va recordando ciertos detalles.
Visiblemente superior a la saga vampírica de Anne Rice (podéis leer mi entrevista con ella aquí), Las Brujas de Mayfair supone la combinación magistral de misterio, terror, violencia y sensualidad, apenas ensayada en Entrevista con el Vampiro y posteriores secuelas. Ambientada en su mayor parte en un duro y evocador entorno, la ciudad de Nueva Orleans y su barrio irlandés, donde la autora nació y vivió sus primeros años, La Hora de las Brujas (Brujas de Mayfair I) (1990) supone el inicio de las aventuras de la antigua y misteriosa familia Mayfair, gobernada por poderosas matriarcas conocedoras de las artes oscuras, cuyo apellido e inmensa fortuna van pasando de generación en generación, ya que un antiquísimo mandato obliga a las herederas de la familia a conservar su apellido de soltera aunque se casen. La saga continúa con La Voz del Diablo (1993) y Taltos (1994), que mejoran aún más el estilo narrativo del primer volumen, y dan más detalles de la historia general que enmarca la intriga.
Si ya por regla general Rice atrapa al lector en la trama, en La Hora de las Brujas (Brujas de Mayfair I) uno queda abrumado, no sólo por la profusa cantidad de detalles con los que describe a cada uno de sus personajes y a su entorno, sino por la intrincada maraña de acontecimientos aparentemente inconexos que jalonan la narración. El ovillo cede su maraña poco a poco, detalle a detalle, tanto para el lector como para los protagonistas, que se ven inmersos en la confusa red de sentimientos y necesidades primarias que despiertan los acontecimientos.
La inquietante presencia que acompaña cada capítulo en la sombra y condiciona el devenir de la historia va emergiendo poco a poco en cada línea, haciéndose más concreta a medida que los detalles de la vida de los Mayfair van apareciendo ante los ojos del lector, hasta que éste entiende buena parte de lo que va sucediendo como si fuesen eslabones de una cadena, cuyo fin básico es desencadenar el final.
No todo se desvela en La Hora de las Brujas (Brujas de Mayfair I), por supuesto. Parece que Rice tenía en mente una saga cuando comenzó el primer libro, que solamente deja entrever una parte de la historia completa de la familia Mayfair, su capítulo final. He de admitir que, una vez hube empezado, no pude dejar de leer los tres libros, y aún así me quedó el regusto amargo de no saber nada más de lo que forzosamente ha de continuar, aunque sea en la mente del lector. Puede parecer excesivo que la sola historia de una familia pueda sublimar la imaginación del lector de esta forma, pero a medida que vamos leyendo podemos apreciar que realmente existe más, mucho más de lo que pudieramos haber adivinado en un principio. La historia se hunde al comienzo en una serie de descripciones y sucesos que podrían resultar tediosos a algunos lectores, pero resultan básicos para entender acontecimientos posteriores y, sobre todo, comprender un poco más el carácter y el poder de la presencia.
Con una prosa directa, a ratos urbanita y en ocasiones mística, pero siempre sensual y colorista, Anne Rice nos devuelve las más terroríficas historias de brujería, un género denostado hasta ahora, quizá por trillado. En este primer libro, al que le sigue La voz del diablo, apenas se dejan entrever algunas de las tramas más interesantes del mundo de las Brujas de Mayfair y su familia, que culminarán más adelante de forma imprevisible. Capítulo aparte merecen las profusas y evocadoras descripciones de la ciudad de Nueva Orleans, basadas en el directo y personal conocimiento de la propia autora. La mansión donde nació Rice en Garden District fue el origen de la casa señorial que la familia Mayfair posee en ese barrio, y que podéis ver en una de las imágenes que ilustran este artículo.
De lectura densa y apasionante, el lector podrá encontrar entre las páginas de La Hora de las Brujas (Brujas de Mayfair I) las emociones más básicas que cualquier persona experimenta cuando su entorno más íntimo es atacado y violado de forma inevitable y devastadora… aunque los personajes de Rice, siempre poderosos en su propio ámbito, lucharán contra las tremendas fuerzas que amenazan a su familia.
Muy recomendable, sin duda, aunque su lectura va indispensablemente unida a la de sus dos secuelas.