«El show de las marionetas» fue uno de los títulos que me hizo llevadero el confinamiento de 2020. La primera novela de la serie de Poe y Bradshaw, de M. W. Craven, mezcla grandes dosis de entretenimiento y carisma, con una sólida trama policíaca en un entorno rural inigualable.
Ahora, Roca vuelve a la carga con la serie, publicando no uno, si no dos títulos: «Verano negro» y «Abandono»; una nueva entrega de la serie y un regalo en forma de 3 relatos cortos.
Toca volver a Cumbria: Poe está en problemas.
«Verano negro»: El argumento
Jared Keaton se encuentra cumpliendo cadena perpetua por el brutal asesinato de su hija Elizabeth. Su cuerpo nunca fue hallado y Keaton fue condenado en gran parte por el testimonio del detective Washington Poe.
Cuando una joven mujer se presenta a las puertas de una remota comisaría de policía con evidencias irrefutables de que ella es Elizabeth Keaton, Poe se encontrará con el dilema de una investigación que bien podría costarle mucho más que su propia carrera profesional.
Con la ayuda de la única persona en la que confía, la brillante pero socialmente compleja Tilly Bradshaw, Poe emprende una carrera contra reloj para responder la única pregunta que importa: ¿Cómo puede una persona estar viva y muerta al mismo tiempo?
Y de pronto, Elizabeth desaparece de nuevo, y todas las pistas de la investigación señalan otra vez a Poe.
Poe y el pasado
Washington Poe vive rodeado de pasado y secretos. Un pasado familiar desconocido hasta hace unos meses y un pasado laboral, con casos y cuentas pendientes.
Y es uno de esos casos antiguos lo que pone patas arriba la «tranquila» vida de Poe.
Una chica llega a un remoto pueblo y pide ayuda. Nada demasiado extraño si no fuese porque esa mujer debería de llevar muerta más de 6 años y su padre, presunto culpable, chef televisivo de éxito y psicópata (en cualquier campo), está encerrado en la cárcel.
El ADN encaja, la exploración física también, una historia convincente de secuestro: es ella.
Todo apunta a que Poe, encargado de la primera investigación, ha cometido un gran error… ¿o no?
Pasos, pistas e investigación
Poe se lanza a una carrera contrarreloj para comprobar su investigación, acompañado de Tilly Bradshaw (genial, peculiar) y sus colegas de la Agencia Nacional del Crimen. La burocracia, la ciencia y la investigación criminal se dan la mano para reconstruir el caso original mientras que el tiempo corre en su contra.
Craven se ha debido de empapar bien de protocolos de investigación porque la primera parte de «Verano negro» es casi un manual policial. ADN, dobles comprobaciones, cadenas de custodia, interrogatorios grabados… todo para descubrir la verdad.
Pero el presente no perdona y, además de ahondar en tiempos pasados, Poe debe mirar hacia adelante y evitar una detención más que segura.
Cosa que ya sabemos desde la primera página, en un arranque fulgurante.
Y ahí pasamos al siguiente punto fuerte: el ritmo.
Ritmo, giros y diálogos
«Verano negro», como novela troncal de la serie Poe y Bradshaw, tiene el ritmo constante, los giros argumentales y los diálogos como sus tres puntos de apoyo principales.
El primer capítulo, en un puñado de páginas, nos deja a Poe detenido frente a Jared Keaton, su Hannibalistica némesis. De ahí saltamos 15 días atrás, al más puro estilo de serie televisiva procedimental. El ritmo de lectura no afloja en ningún punto: ya sea en plena investigación (con algunas partes un poco más duras de leer con tanto protocolo) o en el absoluto frenesí que es su segunda mitad. Un libro muy difícil de soltar, un pasapáginas en toda regla.
El alto ritmo se ve favorecido por capítulos cortos, con giros finales bastante logrados y tensos. Craven utiliza el diálogo como vehículo principal de expresión, gracias a sus sólidos personajes principales.
Washington Poe es puro carisma. Es un personaje construido para caer bien y resultar enigmático, inteligente y algo arisco. Poe es el centro de “Verano negro” y ese aspecto tiene una doble faceta: la acción y el entretenimiento están asegurados pero, debido a la trama, Tilly Bradshaw, la otra parte de la pareja protagonista, tiene menos presencia que en “El show de las marionetas”. El resto del plantel se completa con algunos personajes rescatados del libro anterior, alguna nueva adquisición que volveremos a leer en futuras entregas, una acertadísimo enemigo (con aires del Gordon Ramsay más déspota) y Edgar, el adorable springer spaniel inglés de Poe.
Y a la ecuación se suma la ambientación: Cumbria, en plena zona rural entre fríos páramos, soledad y ovejas.
Muchas ovejas.
“Verano negro” no decepciona en su papel de policiaco entretenido. Una segunda entrega excelente donde M. W Craven comete un crimen casi perfecto. Y lo mejor: sabe separarse del libro anterior de la serie sin perder la esencia.
“Abandono”, una colección de tres historias cortas, representa las ganas de divertirse y aportar una dimensión más a su pareja protagonista de un Craven que se desenvuelve con mucha soltura en el relato corto.
Craven ya demostró con “El show de las marionetas” que no le tiembla el pulso a la hora de ejecutar cruentos crímenes o dar rienda suelta a planes malvados. En “Verano negro” se mantiene esa tendencia, en su medida justa: hay una dosis de asesinatos sangrientos y elementos cruentos pero todo queda atado y bien atado, sin resultar excesivamente rocambolesco pero sin revelar todas sus cartas hasta el final. Bien medido y bien ejecutado, con algún elemento de la solución que depende del azar (aviso a los seguidores del género policiaco más duro), pero Craven comete un crimen casi perfecto. Y lo que más me gusta: sabe separarse del libro anterior sin perder la esencia.
La prueba final
“Verano negro” no decepciona en su papel de policiaco entretenido. Una segunda entrega excelente dentro de una serie que va adquiriendo tintes de convertirse en esa lectura algo ligera pero inteligente que todos (yo mismo, por lo menos) necesitamos de vez en cuando. Una lucha de Poe contra el reloj, contra un enemigo imposible, con un ritmo vertiginoso y un final bastante completo. Craven va ampliando el mundo de su serie con nuevos personajes, aún más misterios sin resolver, alguna peligrosa organización y una conversación final que quedará pendiente… hasta que Roca nos sorprenda con “The curator”, siguiente entrega de la serie.
Ojalá no tengamos que esperar mucho tiempo.
«Abandono»
Justo después del lanzamiento de “Verano negro”, Roca también se ha decidido a publicar “Abandono”, un pequeño libro en formato bolsillo, de 120 páginas, que recoge tres relatos cortos de Poe y Tilly: “Campo de muerte”, “¿Por qué no encogen las ovejas?” y “Dedos de muerto”.
Sorprendentemente, “Abandono” se convierte en una pieza esencial para captar la esencia de la serie e incluso corrige el, a ratos, excesivo protagonismo de Poe en “Verano negro” con la ingeniosa ingenuidad y perspicacia de Tilly Bradshaw.
Me atrevería a decir que “Abandono” puede resultar una excelente puerta de entrada al mundo de esta pareja de investigadores.
En «Campo de muerte», Poe y Tilly están desayunando, preguntándose cómo pasarán el resto de sus vacaciones, cuando su presencia es solicitada en un aeródromo de Cumbria. Un aeródromo que durante la crisis de la fiebre aftosa de 2001 se conocía como el campo de la muerte. . .
En «¿Por qué no encogen las ovejas?» una pandemia global obliga a Poe y a Tilly a aislarse juntos. Las cosas no salen bien. Discuten y están a punto de pelear cuando Poe encuentra un viejo expediente: un misterio en el que ha estado reflexionando durante años.
En «Dedos de muerto», Poe, Tilly y Edgar, el perro de Poe, disfrutan de un día de descanso en una reserva natural. De pronto se topan con un misterio de hace veinte años, un misterio que no ha podido resolverse hasta ahora .
No esperéis sesudas investigaciones, Craven llega a “Abandono” con ganas de divertirse y aportar una dimensión más a su pareja protagonista. Ingeniosos diálogos llenos de química, alguna situación bastante cómica, desarrollo de la cultura rural propia de Cumbria y resoluciones ingeniosas. Craven se desenvuelve con mucha soltura en los relatos cortos: claros, directos y concisos.
“Abandono” es la pieza que no sabía que le faltaba a la serie y que, después de leído, resulta más que un interesante añadido.