Queríamos respuestas y aquí las tenemos. Todo lo que no avanzó la trama de «Loki» el miércoles pasado se ha recuperado en este, con un episodio que no da tregua. Algunas teorías se confirman, otras se descartan y, entre sobresalto y sobresalto, nos aparecen incógnitas nuevas.
“Loki” nos pone ojitos, nos distrae con una broma y una sonrisa amable para que nos confiemos y luego nos golpea por la espalda. Para compensárnoslo, y antes de que podamos recuperar el aliento siquiera, nos regala una escena post-créditos que es seguramente la más loca que hayamos visto en Marvel.
ATENCIÓN, SPOILERS DE «LOKI»
¡Bienvenidos al Lokiverso! ¿Era eso un… cocodrilo? Pues sí, efectivamente. O quizás un caimán. Pero rebobinemos, ya volveremos a esto luego.
Casi todas las dudas e hipótesis que planteaba la semana pasada han tenido su respuesta. En primer lugar, nada de lo que hizo Loki en Lamentis formaba parte de un plan. Es decepcionante que el Dios del Engaño no tenga más sentido común, aunque supongo que es el precio a pagar por escuchar a Tom Hiddleston cantar en noruego.
También podemos zanjar los debates sobre Sylvie (Sophia Di Martino). Sí, es una Variante de Loki. Y sí, lo fue desde su nacimiento, aunque pasaron años hasta que su existencia alteró la línea lo suficiente como para que interviniese la ATV. Su realidad fue borrada y ella creció entre apocalipsis. Ahí se forjó su carácter.
Su trasfondo nos deja un concepto muy interesante: el Universo manifiesta el caos como forma de liberarse. No hace falta que los Vengadores viajen en el tiempo para crear nuevas líneas, estas surgen de forma espontánea. El control que la ATV ejerce es, por definición, antinatural. Si hubo una guerra Multiversal, habría que preguntarse qué llevó a ella y si no estaría motivada por el deseo de moldear el tiempo al antojo de intereses individuales. Desde luego, no hay nada desinteresado en la protección de la Sagrada Línea Temporal.
Esta vez el caos se ha manifestado en forma de amor. Con razón dieron a Sylvie características de Enchantress para diferenciarla de su yo masculino. Si fuesen más parecidos, esto sería aún más raro de lo que ya es. ¡Nuestro Loki se ha enamorado! ¡De sí mismo! Pasado el shock inicial de que sí, se han atrevido a darle un romance con su propia Variante, debo admitir que es una genialidad. Cómo no.
Es el amor propio al máximo nivel, un caos capaz de llevar al colapso a la AVT y destruir su control sobre la realidad.
Sylvie es Loki. Una versión del mismo ser. A la vez, es alguien con una personalidad y unas experiencias totalmente distintas. Eso lo vuelve todo mucho más interesante. Y es que Loki es un autoproclamado narcisista que, sin embargo, siempre se ha sentido indigno, débil e inferior. Que, de hecho, siempre ha sido tildado por otros de todas esas cosas. Es un personaje egocéntrico, aunque inseguro. No obstante, aquí está Sylvie, que le resulta digna de admiración. Se parecen lo suficiente para ser compatibles, pero además sus diferencias son una muestra de lo que él podría conseguir. Eso debería hacerle reconsiderar su opinión de sí mismo.
Las bombas de Sylvie solo fueron una distracción, pero un evento así podría cambiarlo todo. Y si ella merece ser amada, entonces Loki también, por mucho que el recuerdo de Sif diga lo contrario. Que alegría volver a ver a Jaimie Alexander en el UCM después de tantos años, por cierto. Espero que su vuelta no se limite a este cameo.
Otro que ha vuelto en este capítulo ha sido Mobius (Owen Wilson) ¡Cuánto le había echado de menos! “Puedes ser quien quieras, o lo que tú quieras ser, incluso alguien bueno” le dice a Loki, en uno de mis momentos favoritos de toda la serie. Significa mucho, viniendo de quien defendía y creía ciegamente en la inevitabilidad del destino. Poco antes, cuando en el bucle temporal ambos admiten ser amigos, solo podía pensar en Legolas y Gimli.
El ¿final? de Mobius ha servido para mostrar de nuevo las habilidades dramáticas de Hiddleston y a mí me ha roto un poquito el corazón. No puedo más que cruzar los dedos para que esto no sea lo último que veamos de él.
Gracias a su intervención y a la de B-15 (Wunmi Mosaku), que también ha descubierto la gran mentira de su existencia, hemos llegado a la penúltima revelación del episodio. Se confirma lo que sospechábamos: los Guardianes del Tiempo no son más que humo y espejos, como el Mago de Oz.
¿Quién se esconde detrás de estas criaturas animatrónicas de parque de atracciones? No veo más que dos opciones: Kang (futuro villano de “Ant-man 3” y muy conectado en los comics con la ATV, Ravonna Renslayer y los viajes en el tiempo en general) y… Loki.
Porque esa es la sorpresa que nos tenían reservada para después de los créditos: hay otros. Cuatro, al menos. Los Lokis sobreviven, y tanto que sí. Confiaba en que apareciesen más Variantes, pero han conseguido descolocarme. ¿Dónde están? ¿Qué es ese lugar de apariencia post-apocalíptica? ¿Una línea temporal alternativa borrada, tal vez? ¿Una mezcla de todas las realidades eliminadas o algo completamente distinto? ¿Serán solo las versiones de Loki quienes van a parar allí? ¿Cocodriloki nació reptil o es todo fruto de una transformación que salió mal y creó un evento nexus? Vale, puede que esto último no sea tan relevante, pero no me negaréis que es divertido especular al respecto.
Richard E. Grant, con un atuendo bastante más fiel al comic de lo que nunca me habría imaginado que se arriesgasen a adaptar, debería dar mucho juego interpretando al Loki clásico. Si de mí dependiese, le daría también el papel de villano en la sombra de la serie. Un Loki antiguo, malvado y poderoso, decidido a eliminar a la competencia por todos los medios. Aunque si tuviese que apostar, ahora apostaría por Kang.
Con solo dos capítulos de aquí al final y la intriga por las nubes, la intensidad promete no bajar. Si el de esta semana fuese una jarra de hidromiel, lo estrellaría contra el suelo. Me ha gustado. ¡Otro!
