Estamos en la Edad de Bronce, en concreto, en un período amplío que abarca desde el Bronce Medio hasta el Bronce Tardío: del siglo XVII (1600) al siglo XIII (1200) antes de Cristo. Una época longincua aún respecto a cualquier vestigio de nuestra cultura actual y de la que, por su distancia temporal, en teoría, muy pocas referencias deberíamos tener. Sin embargo, las áridas y remotas tierras de la Anatolia, montañosas, separadas al norte por el Mar Negro, al sur por los Montes Tauro, al oeste por las aguas del Mar Mediterráneo y al este por la ribera del caudaloso río Éufrates, han servido para conservar numerosos vestigios de aquellos tiempos remotos y, especialmente, aún muchos secretos por desvelar.
Entre ellos, está llamando la atención de historiadores y arqueólogos uno de los cuatro principales reinos de esta época de la humanidad: el hitita. Junto con Asiria, Babilonia y Egipto, de los que sabemos bastante más (sobre todo del último), el hitita es un misterio con todavía muchas incógnitas por desvelar. Un imperio geográficamente vastísimo que, con cinco siglos de vida (medio milenio, ¡ahí es nada!), tiene tras de sí tantas peculiaridades dignas de ser conocidas como, ante sí, preguntas por desvelar.
‘Hititas. Historia de los guerreros de Anatolia’ (Almuzara, colección NuN, 2021), del historiador especialista Trevor Bryce (Australia, 1940), es la novedad editorial más interesante sobre este tema.
‘Hititas. Historia de los guerreros de Anatolia’ es uno de los ensayos históricos de carácter divulgativo más interesantes y entretenidos publicados en este período estival
Lo es no solo porque está escrita por un hititólogo mundialmente reconocido, con experiencia en excavaciones y análisis de escritos a sus espaldas sino porque, además, su presentación editorial está específicamente pensada y realizada para la divulgación al público general. Por tanto, encontramos aquí un lenguaje accesible para cualquiera, una estructura de capítulos de lectura individual bastante interesante y que, sobre todo, le plantea a la persona lectora un divertido juego al exponerle, justamente, las principales incógnitas de la historia hitita, pidiéndole incluso su participación a la hora de solventar algunas de las dudas existentes sobre la información disponible (cómo será este juego que, incluso, el traductor de la obra al castellano, Ignacio Alonso, incluye una hipótesis suya en el libro).
Así haciendo, Bryce consigue tres cosas muy difíciles de ver en un libro divulgativo de historia. La primera: enseñarnos de forma entretenida que la Historia es una disciplina en permanente construcción, sobre la que todavía hay siempre muchas claves por descubrir. La segunda: nos muestra, en la práctica y en marcha, la base científica del método historiográfico de buscar pruebas y de reconstruir, a partir de ellas, la memoria de un pasado más complicado de desentrañar cuanto más lejano está de nuestro presente. Y la tercera: mostrarnos que la Historia es una disciplina con rigor científico, pero también repleta de pasión, intriga, misterio, y con mucho que ofrecer y que decir todavía respecto a las grandes incógnitas del mundo.
Y el hitita no es, precisamente, un misterio menor. Estamos hablando de uno de los cuatro principales reinos de la Edad de Bronce. Un imperio con reinos vasallos, como los de Amurru o Ugarit; con imponentes enemigos, como los pueblos kaska; con traiciones y engaños, como las escasas pero importantes épocas de inestabilidad interna por las traiciones en el camino a la sucesión real; con grandes gestas y victorias militares, como la Batalla de Qadesh librada contra el impresionante ejército egipcio de Ramsés II; e importantes ejemplos de diplomacia para la humanidad, como el acuerdo de paz firmado entre Ramsés II y Hattusili III, considerado el primero de este tipo en la historia de la humanidad y, por eso, traducido y gravado en la actual entrada de la sede general de la ONU.
El libro es generoso en cuanto a imágenes que, en blanco y negro, nos retrotraen a aquellos tiempos remotos
En Hattusa podemos encontrar también una cultura rica y que, por lo que sabemos, tuvo una nada desdeñable influencia en sus culturas próximas mediterráneas y de Asia Menor. No en vano, se consideraban una tierra ¡de mil dioses!, por su costumbre de “importar” las referencias divinas de los demás reinos, pueblos y territorios que conquistaban. Consideraban, y esto es muy interesante, que “importar” sus divinidades era una forma de sometimiento, convirtiéndolos en dioses menores de su propia cultura (una forma de asimilación cultural muy distinta a la actualmente dominante) respetaban los cultos ajenos al tiempo que sometían sus fuerzas divinas al poder de sus dioses mayores y, de entre ellos, al Sol.
La sexualidad y las costumbres jurídicas también llaman poderosamente la atención. El libro se abre a analizar la homosexualidad en aquella cultura, considerando que sí era un comportamiento sexual conocido y aceptado; por cuanto no se tienen registros en sus costumbres jurídicas de sanciones por este tipo de comportamiento. Lo que es muy significativo en cuanto la hitita sí era una cultura especialmente dura con la sanción de algunos comportamientos sexuales como el incesto o la zoofilia, hasta el punto de llegar, incluso, a poder castigar su práctica con la muerte.
Además, el libro es generoso en cuanto a imágenes que, en blanco y negro, nos retrotraen a aquellos tiempos remotos: la arquitectura de su principal ciudad y tres veces capital, Hattusa; las reconstrucciones en piedra de sus reyes y sus dioses; fragmentos de las tablas dónde se conserva la memoria escrita del pueblo hitita; imágenes de los documentales con los que, alrededor de este imperio, se intentó reconstruir y dar vida a sus principales momentos y personajes… El libro no escatima esfuerzos en hacernos llegar el tema de la forma más directa, sencilla e ilustrativa posible.
Por ello afirmamos que ‘Hititas. Historia de los guerreros de Anatolia’ (Almuzara, colección NuN, 2021) es uno de los ensayos históricos de carácter divulgativo más interesantes y entretenidos publicados en este período estival. Con una estructura de capítulos de lectura independiente que, aunque tiene alguna lógica repetición de contenido, sí posee también un juego interno de referencias que nos llevará de aquí para allá si estamos interesados/as en algún aspecto concreto de la historia de este imperio de la Edad de Bronce sobre el que, todavía, queda mucho por descubrir.
Un libro perfecto para crear vocación y desengañar por completo a quién todavía piense que en la Historia ya no quedan misterios por desvelar. Anda si quedan…