Con las franquicias principales de los diversos deportes mayoritarios tendiendo hacia una mayor complejidad en sus sistemas de juego, con cada vez más detalles y más botones que controlar, se hacen más necesarias opciones arcade que sirvan para un entretenimiento más directo y sencillo. Opciones que simplifiquen la curva de dificultad y que sirvan simplemente para pasar un buen rato anotando puntos de forma exagerada y espectacular.
Con la sombra de NBA Jam rondando siempre a cualquier título arcade de baloncesto que tenga la osadía de aparecer en sus dominios, Playgrounds tiene la difícil tarea de convertirse en el nuevo referente del género.
Saber Interactive ha optado por la caricaturización de las estrellas de la NBA para no dejar lugar a dudas desde el minuto uno sobre el propósito del juego: diversión directa. Podremos realizar mates de varios metros, fintas imposibles, alley-oops desde el cielo y llegar a anotar siete puntos de un solo tiro. No es tan caótico como parece, eso sí.
Los partidos, de 3 o 5 minutos de duración en los torneos y de lo que queramos en el modo exhibición, son de dos contra dos. Cada uno de los jugadores licenciados de la NBA que aparecen tiene una serie de características muy importantes y más o menos fieles a los jugadores reales. Al tirar, tendremos que soltar el botón en el momento preciso para realizar un buen tiro, aunque siempre dependerá de las estadísticas de nuestros jugadores. Al realizar mates, robos o tapones, tendremos una barra de potencia que se va llenando rápidamente. La podemos usar para empujar de forma sucia al contrario pero lo más común es que se termine llenando, permitiéndonos utilizar uno de los potenciadores disponibles al azar que van desde sprint ilimitados, triples o mates con doble puntuación o una canasta asegurada. Además, si realizamos un tiro perfecto, algo nada fácil, nos darán un punto extra. Ahora ya entendéis lo de los siete puntos por un lanzamiento.
A diferencia de lo que podemos pensar, la jugabilidad requiere de cierto aprendizaje y precisión. Es una experiencia arcade pero con algo más de profundidad de la que podríamos esperar. Tendremos que mantener pulsado el botón de lanzamiento durante un tiempo determinado para tener opciones de anotar, tomar en consideración las estadísticas de los jugadores y lo más importante, tener una estrategia de defensa, ya que contamos con una resistencia mínima que nos permite apenar realizar un sprint de un segundo y meter la mano para intentar robar el balón un par de veces por turno. Además no es nada fácil taponar ni arrebatar la posesión al contrincante, salvo la IA en niveles altos de dificultad, que es una experta.
Los controles son, en general, muy satisfactorios, sobre todo después de la última actualización, que nos muestra una barra de tiro en la parte inferior de la pantalla. Con ella, podemos ver cómo lo estamos haciendo y ver porque entran o no esos triples tan frustrantes a veces.
Como comentaba anteriormente, Playgrounds tiene licencia de la NBA, por lo que las equipaciones, logotipos y jugadores son los reales. Cada uno de ellos tiene diversas características de ataque y defensa que tendremos que tener muy en cuenta. Sin embargo, algunos de ellos sobresalen por méritos propios respecto al resto. Son los jugadores catalogados como Epic y Legend (LeBron, Iverson, Shaq y compañía) que por supuesto, tienen atributos superiores al resto. Esto descompensa el juego, ya que al final siempre eligiremos a estas leyendas por encima de cualquier otro. Nuestro único esfuerzo es elegir a dos que se complementen entre sí.
Además, Playgrounds tiene una forma peculiar de progreso durante el juego. Para conseguir a los personajes tendremos que abrir sobres de cromos, los cuales son ofrecen cinco jugadores al azar. Según vayamos subiendo de nivel y ganando torneos nos darán más, aunque nos irán tocando también jugadores repetidos. Para conseguirlos todo, pues, se requieren muchísimas horas de juego y no creo que nadie, salvo los más coleccionistas, acaben por tener todos los jugadores disponibles.
Aparte de subir nuestro nivel compitiendo en partidos, nuestros jugadores también podrán hacerlo, pero de una forma tan básica que sinceramente se podrían haber ahorrado. Se supone que, una ve los subamos de nivel, desbloquean nuevas habilidades, pero casi nunca las veremos y en ningún sitio nos dicen cuáles son ni cómo activarlas, así que no nos queda otra que ir probando jugadas hasta dar con alguna que, suponemos, sea la habilidad de la que hablan.
Sin duda este pequeño sistema de progreso es un lastre más que una ventaja, ya que es muy difícil dar con el personaje que queremos, si es que llegamos a conseguirlo alguna vez, añadiendo además un sistema de experiencia nada atractivo para el jugador.
Pero sin duda, donde Playground pincha es en la variedad de modos de juego. Offline solo tenemos dos: exhibición, donde elegimos jugadores, cancha y nada más. El otro es el modo torneo, bastante desafiante en sus fases finales pero que una vez acabado, no ofrece ningún tipo de rejugabilidad. Además, no es nada duradero, ya que son en total 20 partidos. Lo único atractivo de la propuesta es que podemos jugar hasta con tres amigos con varios mandos.
El modo offline también está bastante escaso de opciones: partido tras partido, avanzaremos en una serie de ligas que nos permiten posicionarnos con jugadores de mayor nivel cada vez. Poco gratificante, si bien es divertido. Desde la última actualización tenemos, además, la necesaria posibilidad de emparejarnos con amigos. Aún así, le falta contenido y es una pena, porque los partidos son muy divertidos, pero se acaba pronto y al contrario que otros títulos como Rocket League, no hay variedad ninguna en lo que podemos hacer en el juego.
Echamos mucho de menos modos alternativos como desafíos, concursos de mates o triples y en general alternativas al modo torneo, sobre todo una vez acabado. Hemos visto mejoras en la última actualización, así como personajes añadidos, así que no perdemos la esperanza en que vayan saliendo modos de juego extras en un futuro, pero a día de hoy tenemos que basarnos en lo que tenemos y lo que tenemos no es suficiente. Decepciona porque lastra un juego donde los partidos son divertidos y el sistema de juego está bien pulido.
Técnicamente destaca a primera vista por la estética cartoon de la que hace gala, con jugadores cabezones animados con gran calidad. Se les reconoce por sus exageradas facciones, sobre todo a los más conocidos e incluso los movimientos que realizan se basan en los reales, lo que es un punto a favor. Los escenarios no acompañan tanto, ya que aunque son variados y divertidos, les falta algo de ambientación. No son malos, ni mucho menos, pero estaría bien algunas canchas más.
La música y los efectos sonoros no destacan demasiado, pero las voces de los comentaristas, en un perfecto inglés, dan una buena ambientación y sus comentarios son bastante divertidos. Lo único que, una vez más, a la larga se vuelven insuficientes, repitiéndolos una y otra vez.
En definitiva, un juego divertido, merecedor de una oportunidad, pero que a largo plazo decepciona por no tener suficiente contenido para mantenernos enganchados. Esperemos que en futuras actualizaciones añadan algo más que no sean jugadores, pero de momento es una carencia que lastra bastante a este NBA Playgrounds. Eso sí, si lo queréis únicamente para unos piques puntuales con amigos, merece la pena sin dudarlo.