Tuvimos un encontronazo con la policía en el episodio anterior de Solo asesinatos en el edificio. Y ya había tardado, teniendo en cuenta todo el follón que estaban armando Mabel, Charles y Oliver. En el último episodio podemos comprobar que la serie hace gala de lo que ya se ha convertido su estilo personal: que ningún capítulo tenga nada que ver con lo anterior. El nuevo episodio de la serie original de Star y emitida en Hulu está disponible en Disney+.
Para los recién llegados, Solo asesinatos en el edificio nos cuenta la historia de Charles-Haden Savage, interpretado por Steve Martin; Oliver Putnam, interpretado por Martin Short; y Mabel Mora, interpretada por Selena Gómez; tres personajes que tienen tanto en común como como un bisturí a una aguja de tejer. Solo les une una cosa en común, el interés por los misterios sin resolver. Seguidores del mismo podcast, ven su oportunidad de dar brillo a sus habilidades cuando un vecino del edificio fallece en extrañas circunstancias. Antes de seguir, les recomiendo leer la crítica al primer capítulo.
El sonido. Suele infravalorarse con respecto al resto de los sentidos, no al punto de olvidarnos de su presencia, pero sí de dejarla en un segundo plano. Ignoramos el impacto que tiene en nuestra vida diaria y, sí, en cualquier producción audiovisual. Pues bien, la serie quiere presentarnos formalmente a Theo, el chico del 6B, y para ello utiliza todos los recursos que conforman su personalidad y su mundo.
Descubrimos a Theo en distintas etapas de su vida: la niñez, la adolescencia y la edad adulta. En esas tres fases hay tres aspectos que se mantienen: su padre, su sordera y su ostracismo. Y al igual que acompañan a Theo, nos acompañan a nosotros. Prácticamente todo el episodio está guionizado para que el diálogo se establezca por lengua de signos y lectura de labios cuando Theo está presente, así sabemos fácilmente quienes del Arconia pertenecen al círculo cercano de Theo y quiénes no.
Todo el planteamiento argumental, los allanamientos de morada, las pistas sin resolver, las visitas a la triste y asolada funeraria, la cita entre Charles y Jan… Todo está ideado con el sonido como base, incluso cuando Theo no está presente. Las escenas se podrían haber planteado de otra forma diferente, ya lo hemos visto en otras producciones que en los que hay presentes personajes sordos o sordomudos, pero no. Las escenas se mantienen en el enmudecimiento, con el poder de las letras, las sombras y los símbolos como elementos activos. Apenas la banda sonora tiene algo de presencia, y siempre es utilizada para encadenar unas escenas con otras o para agilizar los tiempos, nada más y nada menos.
Dentro de todo este discurrir de silencios, la cita de Charles con Jan se nos presenta como el alivio cómico del episodio, puesto que Mabel y Oliver tienen la misma afinidad y química cómica que una piedra y una rana. Dentro de todo este capítulo, no esperaba encontrar divertida una partida de Scrabble, menos en un contexto romántico. Pero lo idean de forma inteligente e inesperada y lo logran.
Todo no pueden ser misterios, secretos e intrigas. La tragedia puede llegar a florecer, envenenada, en la más inocente de las margaritas. No necesita espinas ni sangre para resultar desoladora y amarga. Y hasta aquí puedo leer. Ahora, con los secretos que muestra y manifiesta la presencia de Theo en la trama, ¿qué nos deparará el próximo episodio de Solo asesinatos en el edificio?
casi dejo de ver la serie despues de este capitulo,es angustiante y aburrido una idea de una mente anormal hacer cine mudo en el siglo 21