Runas, sello de Alianza, sigue cargando su catálogo de interesantes propuestas y debuts en castellano. «La casa al final de Needless Street» es la primera novela de Catriona Ward que llega a nuestro país; una lectura cargada de giros, con narradores no fiables y un misterio que concierne a una casa extraña, situada al final de una calle cualquiera de una cuidad cualquiera…
El argumento
Todos los monstruos tienen una historia.
«La casa al final de Needless Street» es la historia de una niña que desapareció once años atrás en una excursión a un lago.
De su hermana, Dee, una mujer vulnerable que sigue buscándola y rastreando a los sospechosos, después de que la tragedia destruyera a su familia.
De Ted, que siempre fue un muchacho extraño y podría haber sido responsable de la desaparición de la niña. Ted vive ahora aislado con su hija y una gata en una casa decrépita y ha tapiado todas las ventanas, por las que solo penetran fragmentos de luz. Ted conoce muy bien el bosque que hay junto a su casa.
Allí ha buscado refugio muchas veces y está enterrado parte de su pasado.
Esta no es una reseña al uso.
Mi intención es que sea corta, rápida, libre de spoilers y con alguna advertencia. Fracasaré en el empeño, claro está, pero la intención es lo que cuenta. La novela aterrizó en la segunda mitad de 2021 precedida por una intensa campaña de promoción, recomendaciones y elogios, junto con un enorme secretismo sobre su argumento.
«La casa al final de Needless Street» cumple con parte de lo que promete, principalmente en lo que concierne a su argumento. La novela se disfruta más cuanto menos se conozca sobre ella. Con saber que, en principio, es una mezcla de terror y thriller, valdría.
Y que no te puedes fiar de nada ni de ningún personaje, también. Aunque eso lo iréis confirmando con el discurrir de la historia.
Luces y sombras
Catriona Ward construye su novela y sus misterios sin prisa. Capítulos cortos, con cambio de narrador y dejando ver retales de una historia mayor que se va formando, poco a poco.
En ese tramo inicial, casi hasta la mitad o dos tercios de la novela, es donde Catriona Ward brilla. En su parte inicial se reconocen elementos de la tan citada Shirley Jackson, de una narradora empeñada en enredar al lector, motivándole con ideas oscuras, de esas que se quedan adheridas en capas profundas y primitivas del cerebro como una tirita en una herida que comienza a supurar.
Pero (siempre hay un pero…), y bajo mi punto de vista (obvio), ese nivel no se mantiene durante toda la lectura y creo relevante apuntar mi experiencia. A partir de la página 60-70, ya tuve claros gran parte de los puntos de giro que esconde «La casa al final de Needless Street».
Eso no impidió que siguiese interesado en la lectura ni, siendo sincero, tenía demasiado claro que mis presunciones fuesen a ser ciertas. Las cosas claras: tampoco tengo tanta confianza en mi mismo.
El último tercio de lectura marcó el límite de mi interés y acabé por distanciarme de la lectura. Quizás se me hizo demasiado largo, con una sucesión de giros, muchas explicaciones, justificaciones, desmantelando el ambiente de terror y dejando inservibles parte de los elementos del género que había introducido previamente.
«La casa al final de Needless Street» cumple con parte de lo que promete, principalmente en lo que concierne a su argumento. La novela se disfruta más cuanto menos se conozca sobre ella.
Tiene una primera parte evocadora, perturbadora, con ecos de elementos clásicos perfectamente afinados pero termina por sucumbir al tedio de una duración alargada en extremo y unos giros argumentales que de tanto lucirlos terminan por perder efectividad y sentido.
«La casa al final de Needless Street» es una lectura fragmentada; fragmentada en su narración y fragmentada en su discurrir.
Tiene una primera parte evocadora, perturbadora, con ecos de elementos clásicos perfectamente afinados pero termina por sucumbir al tedio de una duración alargada en extremo y unos giros argumentales que de tanto lucirlos terminan por perder efectividad y sentido.
No es una novela completamente fallida, ni mucho menos, pero tampoco resulta tan sorprendente y redonda como se preveía. Quizás juegue en un terreno similar al de «Detrás de sus ojos» de Sarah Pinborough, también editada por Alianza y con su propia adaptación en Netflix, pero esta última sabía jugar mejor su última baza, apurando hasta el final y dejando un impacto mayor. El último tercio de la novela de Catriona Ward se percibe estirado artificialmente, lleno de vueltas a los mismos temas, cayendo en un drama al que le sobran justificaciones, condiciones mentales y un extraño sentimentalismo.
Tiene puntos muy a favor. Catriona Ward elige con precisión las palabras clave para llegar al público, especialmente en esa primera parte. También hay que destacar la toma de contacto inicial con cada personaje, un fino (y perturbador) sentido del terror, algunos toques de thriller y true crime, una gata convertida en una narradora adorable… y esos factores si que puede ser que sirvan para colmar las expectativas de muchas mentes lectoras.
«La casa al final de Needless Street» no ha terminado por convencerme, a pesar de estos apuntes positivos y creo que debe recomendarse con mucho cuidado, algo parecido a lo que citaba en la reseña de otro de los títulos clave del año pasado, «Gótico» de Silvia Moreno-García. Ambos libros pueden ser una excelente puerta de entrada a los terrenos del terror pero, para las lectoras y lectores experimentados, quizás carezca de los suficientes puntos de ruptura.