Ha vuelto ‘Ley & Orden: Crimen Organizado’ a Calle 13. Eliot Stabler (Christopher Meloni) sigue perteneciendo al grupo especial de lucha contra las peores bandas criminales de la ciudad de Nueva York pero, en esta segunda temporada, desde un nuevo e interesante enfoque: el del agente infiltrado. Sí, sigue rondando por la historia la potente figura de Richard Wheatley (Dylan McDermott), pero mientras él sigue entretenido con sus asuntos más personales, Stabler ha seguido estos meses luchando contra el crimen organizado. ¿Cómo? Infiltrándose en una peligrosa organización criminal albanesa.
Esta banda, de hecho, está transportando uno de sus más importantes cargamentos de droga cuando, de repente, es víctima de un robo. Si robar ya de por sí acarrea problemas (por lo que es siempre una mala idea), hacerlo a una peligrosa banda criminal los puede traer aún peores. Hasta tal punto es así que todas las fuerzas policiales de la ciudad se sitúan en alerta máxima ante la posibilidad de una violenta guerra de bandas en las calles. Una situación que obliga a aumentar los contactos con un Stabler que, infiltrado en silencio hasta entonces, había estado invirtiendo estos meses en ganarse la confianza de uno de los jefes de la banda, Reggie Bogdani (Dash Mikoh).
Tenemos esperanzas de que, al final, ‘Ley & Orden: Crimen Organizado’ (Calle 13) acabe consolidándose como un formato “serial” sólido
El robo sufrido por los albaneses precipita los acontecimientos y excita las redes criminales organizadas de la ciudad, hasta el punto de sacar a la luz nuevas bandas, nuevos capos y nuevas conexiones… también de tipo político.
Con estos mimbres se teje un intenso, y algo precipitado, primer capítulo de este nuevo spin-off de “Ley & Orden”. En los apenas cincuenta minutos que dura tenemos tiempo para situar a los viejos personajes en su contexto, colocar sobre el tablero a muchos personajes nuevos, y sentar con ellos una base sobre la que desarrollar una historia de infiltración con aire clásico en el cual, como siempre, los intereses criminales se mezclan con las vidas privadas de las personas; de forma más intensa si cabe en el caso del policía infiltrado y protagonista Eliot Stabler.
El personaje infiltrado
Además, y esto es un punto favorable a tener en cuenta, la estética del personaje infiltrado de Stabler le permite superar con nota algunos de los problemas de caracterización que resaltamos en la primera temporada. Si el aspecto recauchutado y la piel estirada del personaje le restaba entonces mucho de su carácter primigenio, en esta segunda temporada, su nuevo look le confiere una fuerza muy a tener en cuenta, dónde los ojos y la mirada parecen ser una nueva baza del personaje. Recuperando para la pantalla a ese personaje rudo, pero bondadoso, que para los fieles seguidores del personaje “es” Eliot Stabler.
Grandes esperanzas con esta serie
El primer capítulo quiere abarcar mucho y, por tanto, no da tiempo para analizar grandes profundidades. Pero, a pesar de su ambición algo acelerada, sí consigue sentar con claridad las bases de una segunda temporada que, parece, seguirá los mismos derroteros de la primera, desde un nuevo enfoque que la hace novedosa y original (“Ley & Orden” no se caracterizó nunca por usar la infiltración como una vía de trabajo), y con personajes que parece van a ser capaces de mantener su esencia a la vez que superan los problemas que nos dejó su primera temporada en emisión.
Todo esto nos hace albergar esperanzas de que, al final, ‘Ley & Orden: Crimen Organizado’ (Calle 13) acabe consolidándose como un formato “serial” sólido, capaz de destacar como un spin-off a la altura de la franquicia y con nuevos elementos narrativos que aportar a la otra serie superviviente ‘L&O: Unidad de Víctimas Especiales’, la cual estrenó también este mes su ya 22ª temporada.