Tras un largo periodo como juego de acceso anticipado en Steam y tras lograr un éxito más que notable durante su campaña de financiación en Kickstarter, Parabole ha lanzado, por fin, la versión definitiva de Kona en Xbox One, PlayStation 4 y PC.
Kona es uno de esos juegos narrativos que centran todos sus esfuerzos en contar una historia y en involucrar al jugador hasta tal punto que se sienta parte de ella. En los últimos años hemos disfrutado de propuestas sobresalientes que buscaban envolver al jugador en su historia, vincularlo emocionalmente con los personajes y dejar una huella en su interior. Kona es, en principio, un título narrativo que pretende hacer lo propio, pero añadiendo ciertos elementos de terror y supervivencia que lo convierten en una propuesta diferente y divertida, aunque no exenta de errores.
A nivel argumental, Kona nos sitúa en Quebec, Canadá, en 1970, donde el detective privado Carl Faubert ha sido contratado para averiguar quién está detrás de una serie de ataques y movimientos de vandalismo que está sufriendo el pueblo. Sin embargo, antes de llegar a la zona, terminamos sufriendo un accidente en el bosque Atamipek en el que, de repente, empieza a nevar sin motivo aparente. Será en ese momento en el que el juego empiece de verdad, en un momento de confusión y desconcierto al encontrarnos atrapados y perdidos en medio de un bosque nevado y sin ningún indicador que nos ayude a llegar al pueblo.
Tras unos minutos deambulando por el bosque, descubriremos que estamos acompañados por un narrador en tercera persona que nos irá contando la historia que estamos viviendo mientras jugamos. Este recurso nos permite conocer más detalles sobre el protagonista, sobre el bosque y sobre todo lo que está pasando en esa zona. Poco tiempo después sucederán una serie de eventos que desencadenan el inicio de la historia real del juego, pero, para no entrar en destripes, nos limitaremos a decir que hay una historia de fondo mucho más oscura e intensa de lo que pueda parecer en un primer momento.
El juego está formado por un mundo abierto dividido en varias zonas que podremos explorar con total libertad tanto a pie como en coche y, aunque el desarrollo de la trama principal tiene lugar casi siempre en la misma zona, podremos explorar el bosque y las montañas en cualquier momento para conseguir objetos coleccionables que nos permitirán ampliar y conocer el lore del juego y, de paso, ampliar la duración de la partida. Si nos centramos en desarrollar y terminar la trama principal, podremos completar el juego en unas cuatro horas, pero si optamos por realizar misiones secundarias, la duración se duplica sin problemas. Eso sí, completar las tramas secundarias puede convertirse en algo tedioso por la falta de un aliciente real que nos invite a realizarlas.
Con este planteamiento parecería lógico pensar que nos encontramos ante un walk simulator en el que nos limitamos a explorar un escenario recogiendo pistas, leyendo informes y resolviendo pequeños puzles, pero, por suerte o por desgracia, los chicos de Parabole han introducido pequeños elementos de supervivencia que nos obligarán a estar pendientes de nuestro estado físico y mental si no queremos morir en medio de la nieve.
El juego utiliza tres indicadores para darnos la sensación de estar desamparados y a punto de morir en medio de la nada: salud, calor corporal y concentración. De los tres indicadores, el más importante será el calor corporal y, para rellenarlo, tendremos que calentarnos en hogueras o chimeneas o, de lo contrario, empezaremos a perder velocidad de movimiento hasta que, finalmente, terminemos muertos por congelamiento. En el caso de la concentración, viviremos ciertos sucesos que pueden afectar a nuestra cordura y, si no los evitamos, iremos perdiendo rango visual hasta terminar completamente locos. Aunque en un principio pueda parecer que mantener estables los tres indicadores puede ser complicado, lo cierto es que, pasada la primera hora de juego, no será demasiado complicado encontrar una hoguera o materiales —que podremos transportar en nuestra limitada mochila— para encontrarnos a salvo, por lo que estos indicadores terminan siendo un añadido extra más que un desafío real a nuestra supervivencia.
Dependiendo del tipo de jugador que pruebe Kona, se producirán dos reacciones distintas: quienes busquen un reto de supervivencia extremo, se quedarán defraudados ante la baja dificultad, mientras que los que busquen disfrutar de una buena historia sin complicarse, sí disfrutarán de este pequeño añadido extra que nos permite sumergirnos aún más en la piel de un personaje que se ve desbordado por la situación.
En ciertos momentos del juego tendremos que enfrentarnos a animales salvajes y otras criaturas y para hacerlo tendremos a nuestra disposición un arsenal limitado compuesto de hachas, cuchillos y alguna otra arma rudimentaria. Por desgracia, el sistema de combate es demasiado limitado y brusco, lo que termina provocando que estos enfrentamientos nos saquen totalmente de la atmósfera del juego. Habría sido mejor no incluir ningún tipo de combate antes que ofrecer un sistema como este.
A nivel técnico nos encontramos ante un juego que cumple sin alardes. Tanto en PlayStation 4 como en Xbox One el juego sufre leves caídas de framerate que, aunque no afecta a la experiencia de juego, se notan lo suficiente como para interrumpir brevemente la atmósfera que tan bien se ha recreado. Todos los escenarios están recreados al detalle, especialmente el interior de las viviendas del pueblo, consiguiendo que entendamos el estilo de vida de sus habitantes simplemente recorriendo sus habitaciones.
Las texturas y la iluminación se encuentran a un nivel más que aceptable, si tenemos en cuenta que nos encontramos ante un título con un presupuesto limitado, lo que demuestra que el estudio ha puesto todo el esfuerzo posible para conseguir un resultado de calidad.
Donde se ha hecho un trabajo sobresaliente es en el apartado sonoro. El trabajo llevado a cabo por el actor que da vida al narrador es simplemente fantástico, casi al nivel de lo que vimos hace unos años en el Bastion de Supergigant Games. La voz que nos acompaña en todo momento es capaz de transmitirnos emociones y sensaciones que la imagen no es capaz de transmitir y eso es algo que no se consigue habitualmente. Además, el juego cuenta con una banda sonora compuesta por temas cortos que suenan únicamente en momentos puntuales, dejándonos el resto del tiempo ante el sonido de las hogueras, el viento y las pisadas en la nieve.
Como anotación, el juego ha llegado traducido al castellano, pero doblado únicamente al inglés y francés, aunque viendo el resultado obtenido por el narrador, parece la mejor opción.
Conclusión
Kona no es un juego para todos los públicos, solo los jugadores que busquen una aventura pausada donde la historia sea el elemento principal, disfrutarán de lo que ofrece. El juego es capaz de transportarnos a esas montañas nevadas y de hacernos participes de la historia que cuenta, pero hay que adaptarse al juego y a sus limitaciones para disfrutarlo de verdad.