Pixel Heart nos sorprende con Airoheart, un sentido homenaje a los juegos de la época de 16 bits. Estamos ante un juego de acción y aventura de vista aérea. Las comparaciones con The Legend of Zelda: A Link to the Past son inevitables, pero existen muchos más juegos de la época de SNES con estas características.
A pesar de que hablamos en nombre de Pixel Heart, el juego realmente corre a cargo de una sola persona. En efecto, Samuel North gracias a una exitosa campaña de kickstarter nos entrega este trabajo tan dedicado. No solo en cuanto al tratamiento de la jugabilidad o su apartado artístico, sino por detalles de accesibilidad como la traducción a 19 idiomas diferentes.
Las premisas están claras
Nuestro personaje se llama Airoheart, residente en la tierra de Engard. Dos bandos, Elmerios (mágicos y pacíficos) y Britones (envidiosos del adversario, y violentos), están enfrentados. La historia se centra en que un grupo de Britones está recolectando los fragmentos de la piedra Draoidhe, la cual puede ofrecer prosperidad al pueblo Britón.
Para ello, una extraña y misteriosa voz se pone en contacto con nosotros para guiarnos mientras buscamos esos fragmentos. Nuestro fin es el de encontrar estos fragmentos antes que nuestro hermano Xanatos, que quiere utilizar este poder para comenzar una guerra.
Mientras exploramos mazmorras y conseguimos habilidades nuevas, tendremos misiones secundarias que atender por el camino. Para ayudarnos tendremos el diario de misiones, muy útil para saber quién y qué, facilitándonos la exploración.
Las similitudes con A Link to the Past son muy obvias, pero no plagios
Lo que más me llama la atención de Airoheart es cómo puede ser tan similar pero a la vez tener tanta personalidad. Es cierto que en cuanto a planteamiento jugable es similar en muchos aspectos, pero el juego se hace a sí mismo. A pesar de tener un contador de vida similar, movimientos (espadazos, escudo, rodar…) e incluso las mazmorras y los puzzles, se siente muy suyo.
Las mazmorras son interesantes, aunque quizás rechina un poco el no tener disponible un mapa en cada una de ellas. Eso sí que se echa de menos en cuanto a comparación zeldiana. La cosa puede complicarse un poco cuando se nos juntan varios caminos y diferentes pisos en las mazmorras más enrevesadas, pero nada que no podamos superar con un buen espíritu explorador.
En cuanto a la pérdida de vida, tenemos un buen ejemplo de accesibilidad. No perdemos la partida cuando acaban con toda nuestra energía, sino que reapareceremos en un punto de control cercano. Efectivamente, en lugar de tener que repetir toda la mazmorra por completo, nos ofrecen la benevolencia de reaparecer en un lugar próximo, solo que con poca vida.
Su apartado artístico vuelve a encandilarnos
Cuando vemos el juego en movimiento, no nos queda más que maravillarnos. La fluidez con la que se mueven los personajes, el encanto de todos los entornos (biomas bastante variados, por cierto) y el detallista pixel-art a mano, son brutales. También me gustaría hacer mención al tratamiento de luces y sombras del juego, muy notable en las noches y en mazmorras oscuras.
Otro de los aspectos que está muy bien cuidado es el de la traducción, bastante buena en su ejecución. No se trata simplemente de una traducción simple y automática, sino que se trata de una localización excelente. Como mencioné arriba, el juego viene traducido a 19 idiomas diferentes; desconozco si está localizado en todos ellos, pero a mí me han ganado con el trabajo en castellano.
El tamaño de las cajas de diálogo es bastante bueno, parece que por fin estamos perdiendo la costumbre de unos subtítulos enanos. La fuente también es bastante legible, y me resulta muy graciosa la miniatura del personaje que se encuentra hablando.
El apartado sonoro es muy notable, con tonos que nos recuerdan a esos 16 bits. Las melodías nos acompañan, y aunque quizás no las recordemos a lo largo de los años como ocurre con otros juegos, podemos disfrutarlas durante nuestra partida.
Los combates son de la vieja escuela
Por lo general, los combates que libramos en Airoheart no son demasiado complicados. Podemos atacar en todas direcciones, tanto cuerpo a cuerpo como a distancia. También tenemos disponibles ataques mágicos, los cuales drenarán nuestra barra de magia. En cuanto a ataques a distancia, podemos hacer uso de una ballesta o de otros objetos, como por ejemplo las bombas.
Los enemigos se mueven bien por el mundo, aunque a veces se quedan algo pillados. Por ejemplo, pueden empujarnos sin fin al borde de algún precipicio, o engancharse en algún pasillo, impidiéndonos el paso si no es mediante su exterminio.
Si hablamos de los jefes finales, quienes habitan en la última sala de cada mazmorra, son muy clásicos. Tendremos que observar su comportamiento, su patrón de movimientos y ataques, y estudiar sus puntos débiles. Por lo general, no presentarán mucho problema, o es que un servidor ya está curtido en este género.
La belleza de explorar por gusto
Siempre es sabido que existen recompensas por la exploración extra, los caminos secundarios o las misiones alternativas. Sin embargo, explorar aquí también tendrá premio, ya que podemos encontrarnos con personajes que nos animarán la aventura.
Además, Airoheart tiene la particularidad de no aburrirte durante la exploración. Algunos títulos se hacen pesados, sobre todo cuando nos sentimos como un mero recadero, pero aquí no nos da esa sensación. Además, tendremos disponibles zonas de teleportación que nos ahorrará tiempo, camino y quebraderos de cabeza. Lo que se echa algo de menos es poder introducir marcadores personales, para recordarnos que volvamos a algún punto específico.
Conclusión
Airoheart es un digno juego ARPG que hará las delicias de los más nostálgicos y encandilará a los jugadores más novicios en el género. Con su propio carisma, puede decirse que se diferencia bastante de los títulos de antaño, mejorando también ciertos aspectos, convirtiéndose así en una aventura bastante más accesible. El trabajado aspecto gráfico, el mimo en su movimiento, las melodías de la época y la traducción lo hacen especial. Punto extra para la exploración, que no se nos hace cuesta arriba, recompensando al jugador sin ninguna duda.