El antiguo petirrojo vuelve a volar está vez como un ave fénix. Nos encontramos con una de las series de este renacimiento del universo DC, donde Nightwing vuelve a asumir su manto después de que a Dick le pusieran una diana en la espalda cuando al final de New 52 se hiciera pública su identidad secreta. De su vuelta se han encargado un equipo sublime que nos hacen ponernos en la piel del antiguo agente Grayson, Dick Grayson. Al guión tenemos a Tim Seeley, conocido por sus trabajos en Revival (Aleta), la serie de Nighwing de New 52 o Batman Eterno.
A los lápices tenemos a un dúo de infarto, Yanick Paquette y Javier Fernández, que contrastan entre sí como si fueran luz y oscuridad, uno tiene un trazo muy limpio mientras otro busca más los claroscuros y los trazos gruesos. Este tomo que ha sacado ECC contiene 4 grapas en formato rústica, con unas portadas algo más endebles que en las ediciones anteriores pero que hace que se pueda leer fácilmente. Además recopilando las fantásticas portadas de estos grandes artistas que nos muestran que bien se les dan usar diferentes tipos de técnicas de dibujo.
La historia empieza intercalando presente y pasado, superhéroe y espía, mostrándonos que ha tenido que hacer para poder volver y hasta qué punto ha tenido que acercarse al borde del abismo para hacerlo. Los que lo hayan conocido en su papel de Batman sabrán porqué la relación de Damián y él es tan intensa, como si fueran verdaderos hermanos, o casi padre e hijo. Por ello no nos extraña que se lo lleve a unos recreativos para que aquel que podría él solo vencer a un pequeño ejército se pudiera relajar lo suficiente para salvarle la vida.
Pero su labor para destruir lo que queda del tribunal de los búhos (que parecen demasiado vivos para haberse enfrentado a un Batman en sus plenas facultades) hará que se replantee quién es él de verdad, un superhéroe o un Robin Hood que no teme mancharse las manos de “sangre” para salvar a cuanta más gente mejor. Es fácil tener una burbuja moral intacta cuando te la llevan inculcando desde la más tierna infancia por el comisario más galardonado de Gotham.
La historia nos lleva por lo más sórdido de trabajar a largo plazo donde se tienen que tomar decisiones difíciles en el presente, dejar a refugiados cantando canciones para olvidar el horror para que caigan en manos de otros amos que los van a explotar para construir su utopía.
La conclusión que yo me llevo de la lectura de esta obra es que es un gran aperitivo de lo que parece que está por llegar, es bueno para los pájaros abrir sus alas y echarse a volar sin temer que un murciélago no esté vigilando todos sus pasos. Nightwing debe aprender a no depender tanto de la opinión de Batman y ser lo suficientemente valiente como para tomar sus propias
decisiones y asumir sus consecuencias.
Y sin más me despido con la sensación de haberme leído un gran cómic superheroico sin más pretensiones que entretener. Nos veremos en las siguientes andanzas de nuestro petirrojo azulado.
