Bienvenidos a Nueva Caledonia. Uno de los más hermosos paraísos que puedes encontrar en la zona del Pacífico Sur. Únete a Tchia y explora a tu gusto. Pero cuidado… vuestra aventura aguarda peligros que deberéis afrontar con gran valor y fortaleza.
Los chicos del estudio Awaceb parece que tienen una cosa bien clara: Explicar al mundo lo hermosa que puede llegar a ser Nueva Caledonia. Desde su primer videojuego, Fossil Echo, ya nos mostró unas enormes referencias culturales y visuales de los mares e islas del Pacífico sur. Sin embargo no consiguieron mostrar lo que de verdad podía llegar a ofrecer Nueva Caledonia.
Para ello, el reto debía ser mucho más atractivo. Mucho más ambicioso. Debía transportarnos a sus islas. Tenía que poner en nuestras pantallas mucho más de lo que hasta el momento el estudio había hecho. Innovar y reinventarse a ellos mismos. Al final, tuvimos una respuesta: Tchia.
Descubrir Nueva Caledonia con Tchia
La respuesta para el estudio de Awaceb ha sido muy obvia. Tenemos actualmente un superventas llamado The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Capaz de mostrarnos la majestuosidad de la fantasía de Hirule. ¿Por qué no aprovechar esa gran idea de mundo abierto para mostrarnos la belleza de Nueva Caledonia?
Con esto, acabamos de descubrir lo poderoso que puede llegar a ser el punto más importante de Tchia. Reinventa el juego de Nintendo y pone en tu mesa una gran ventura que perfectamente podrías vivir cogiendo un avión.
Nueva Caledonia nos ofrece una belleza natural espectacular. Sus playas de arena blanca y aguas cristalinas son uno de los principales atractivos de la isla. Las diferentes tonalidades de azul y turquesa del océano crean un espectáculo visual fascinante. Por supuesto estamos hablando del videojuego. Si lo que vemos en Tchia es tan sólo la mitad de lo que podemos encontrar allí. Quizá deberíamos replantear nuestras próximas vacaciones.
Tchia, el videojuego
Como ya hemos comentado antes, Tchia bebe directamente de la saga Zelda, además de una manera tremendamente descarada. Gráficamente, mecánicamente si hasta los personajes podrían haber salido de la franquicia. El juego podría llamarse fácilmente «The Legend of Zelda: Tchia» y no verías la diferencia.
Podríamos pararnos a pensar. «¡Pardiez! ¿Por qué iba a jugar a un Zelda de los chinos?» Y sí, habría mucha razón en estas palabras. Salvo porque mientras que otros videojuegos intentan ser un Zelda, Tchia lo consigue.
Nos adentramos en una aventura maravillosa en todo su contenido. Su mundo abierto es envolvente, sus diseños mimados, la narrativa, aunque escueta es sorprendente, las mecánicas esconden muchísimo dentro de su simpleza y la banda sonora es simplemente deliciosa. Tchia no se juega, se vive.
Una aventura isleña
En esta aventura controlamos a Tchia, una joven que vive feliz junto a su padre en una isla tropical. La tragedia los golpea el día del cumpleaños de Tchia, cuando son encontrados por Pwi Dua, un cruel hombre al servicio de Meavora, una especie de diosa que devora niños y ansía el poder y dominar el archipiélago.
Tchia consigue zafarse de ser capturada pero su padre no corre la misma suerte y es capturado por Pwi Dua. Esto provoca el despertar de los poderes de Tchia, quien es capaz de realizar el salto astral. Una mágica habilidad que le permite internarse en objetos y animales y controlarlos a voluntad. Tchia deberá surcar los mares y visitar las distintas islas para conseguir acabar con la tiranía de Meavora y recuperar a su padre de sus garras.
A lo largo de nuestro viaje encontraremos multitud de actividades que podremos realizar como saltos de altura, carreras, batallas contra los monstruos de Meavora, puzzles de todo tipo o buscar tesoros y frutas mágicas que mejorarán nuestras habilidades. Todo esto desde la importantísima premisa del juego de disfrutar de nuestra travesía.
¿Cómo se juega a Tchia?
El control de nuestra protagonista es fácil e intuitivo, y las mecánicas que vamos consiguiendo a lo largo de la aventura se adaptan con facilidad a las habilidades de Tchia. Lo más importante es el salto astral, la habilidad más importante con la que podremos controlar prácticamente cualquier elemento o animal que nos rodee.
Todas las pruebas y combates pueden solventarse de mil maneras gracias a esta gran habilidad. Hay enemigos vulnerables al fuego, ¿Qué elementos cercanos podrían provocar una explosión? Esta carrera es muy complicada utilizando a Tchia ¿Y si controlo a un pájaro o a un gato?
Al set de habilidades se unen también una mecánica clásica de la saga Zelda. Tchia toca el ukelele y podremos ir recopilando diferentes melodías a lo largo de la aventura con las que Tchia podrá realizar ciertos rituales como invocar animales y espíritus, adelantar el día o la noche e incluso hacer que llueva.
Habrá multitud de objetos que iremos desbloqueando a lo largo de nuestra aventura y con ellos nuevas formas y habilidades que combinadas hacen de Tchia un videojuego más profundo de lo que parece en lo que mecánicas se refiere. Nuestro ingenio guía y el juego provee.
La belleza de Nueva Caledonia
El diseño de personajes en Tchia se enfoca en crear personajes con características exageradas y expresivas, lo que ayuda a que los personajes sean fácilmente reconocibles y memorables para el jugador.
Sin embargo, también es cierto que la mayor carga visual de Tchia se encuentra en el escenario que rodea al jugador. Las islas están llenas de detalles y elementos que las hacen sentir vivas y vibrantes, como la flora y fauna exóticas. El equipo de desarrollo ha puesto mucho esfuerzo en crear un mundo abierto lleno de detalles y vida, y esto es lo que hace que Tchia sea un lugar tan atractivo para explorar.
La elección de enfocarse en el escenario en lugar de los personajes puede ser una estrategia consciente para crear una experiencia inmersiva para el jugador, en la que la isla y su cultura son los verdaderos protagonistas de la historia. Además, el diseño simplón de los personajes permite que el jugador se centre en la exploración y los puzles, y no en los personajes en sí mismos.
A lo largo del juego podremos encontrar lugares de interés como miradores donde ampliar nuestra vista y rellenar nuestro mapa o restaurantes que preparan los platos más típicos de la cultura de Nueva Caledonia. Merece la pena echarles un ojo y dejarse llevar por este lugar tan genuino.
Que vibre ese ukelele, Tchia
De igual manera que ocurre con los escenarios, en Tchia la música cumple un papel fundamental para que nos sintamos dentro de la ambientación que las islas nos quieren dar. La música del juego se inspira en la cultura de Vanuatu y está compuesta por instrumentos y ritmos tradicionales, lo que ayuda a crear una atmósfera auténtica y única.
La banda sonora de Tchia se adapta a diferentes situaciones del juego, como cuando salimos de exploración o en esos momentos de tensión. Una ayuda perfecta para que el jugador se sienta inmerso dentro de este mundo. Cuenta además con multitud de minijuegos musicales que harán nuestra experiencia incluso aún más interactiva.
Uno de los aspectos más destacados de la música en Tchia es el uso del ukulele, que es un instrumento importante en la cultura de Vanuatu. Como ya hemos dicho se utiliza como una herramienta de juego en Tchia y, además de utilizarlo para realizar rituales podremos simplemente relajarnos en alguna hoguera y tocar sin preocuparnos de nada más.
Deberías viajar junto con Tchia a Nueva Caledonia
No cabe duda de que Tchia es un juego con un gran potencial y que tiene mucho que ofrecernos. Aunque es cierto que Tchia es un juego indie y no tiene el mismo presupuesto o equipo de desarrollo que una gran franquicia como Zelda, el equipo de Awaceb ha demostrado una gran habilidad para crear un mundo abierto vibrante, capaz de respirar y lleno de detalles, con una historia y mecánicas de juego únicas.
La comparación entre Tchia y Zelda puede ser justa en algunos aspectos, ya que ambos juegos comparten elementos comunes. Además, tanto Tchia como Zelda se centran en crear mundos abiertos llenos de vida y detalles, con una historia y personajes memorables.
Para finalizar y, hablando ya sólo de Tchia y nada más. Se me hace raro decir que es un juego al que no puedo recriminarle nada. Destila amor y pasión por todos sus poros. Quiero ver más productos del equipo de Awaceb en el futuro y voy a agradecer a sus creadores este grandísimo trabajo que han hecho únicamente, con la simple esperanza de enseñarnos la belleza de una pequeñísima parte de nuestro planeta.