Existe un grave problema con las publicaciones científicas, son demasiadas. Esto implica que se aplica una variante la ley de Sturgeon: la inmensa mayoría de las publicaciones son irrelevantes en lo que respecta a un avance significativo en el conocimiento científico. Pero el rigor y la seriedad de los artículos en las revistas serias se presuponen. Y por supuesto el interés para el especialista, ya que quien publica en una revista científica espera tener un público lo más amplio posible en su ámbito de investigación.
Pero, ¿tienen interés para el público más general interesado por lo que la ciencia nos dice sobre el funcionamiento de la naturaleza o aplicaciones que podamos ver implantados en cacharros de bazares chinos? Porque eso de la financiación de la ciencia está fatal en todo el mundo todo el mundo se vende en el zoco, y los voceros confunden aún más a los pobres compradores. Vamos que es un lío, e incluso quienes tenemos formación científica nos volvemos locos.
Mi método para separar la paja del grano es trillar las noticias con la metodología del físico del campo, el método pedestre y rural del aficionado al terruño. Es decir, ver cómo se traducen esas noticias sensacionales en números o conocimiento real de cómo funcionan los engranajes de la naturaleza y cómo los números se pueden traducir en cacharros que enseñar en el bar del pueblo en la tasca del barrio.
Uno de los últimos casos de atención desmesurada ha sido el artículo From Planck data to Planck era: Observational tests of Holographic Cosmology de Niayesh Afshordi, Claudio Coriano, Luigi Delle Rose, Elizabeth Gould y Kostas Skenderis. En algunos medios los titulares afirman que los autores han demostrado que el universo es un holograma. En otros, aparentemente con un poco más sentido común, que los autores han demostrado que podría serlo, pero que también no. Diantres, realmente uno no sabe qué modo de presentar la noticia es peor, si el sensacionalista o el escéptico. ¿Qué es lo que pretenden haber mostrado los autores? Esta pregunta debería de responderla un especialista y dedicar un esfuerzo considerable en la explicación de conceptos que ni los propios físicos teóricos aún manejan con precisión. No, no haré eso aquí, pues hay muy buenos blogs que hacen estas cosas. Mi intención es comentar la noticia modestamente desde el punto de vista de un físico del campo.
Un holograma, ¿esto qué quiere decir? Bueno, para entenderlo hay qué ver de dónde surge todo esto. Se cree que una propiedad fundamental de los agujeros negros es que toda la información contenida en estos objetos se encuentra en la superficie exterior, en lo que se denomina el horizonte de sucesos, y no en el conjunto del volumen total de estos monstruos astrofísicos tan fascinantes. Esto es una conjetura muy general, pero que depende de hipótesis muy generales que no precisan profundizar en la gravedad cuántica. Pero en el contexto de las teorías de cuerdas, ese programa de investigación que en cuarenta no ha aportado ni una sola predicción verificable o falsable, se intenta explicar esto a partir de unas correspondencias entre modelos teóricos. Lo denominan dualidades, y para un físico del campo todo esto resulta muy confuso y oscuro. Así que me limito a pensar si es posible imaginarse al universo como un agujero negro muy grandote, y esperar que alguna propiedad global de este tenga trazas de que se comporta al modo holográfico.
El artículo de Afshordi considera un modelo para describir la radiación de fondo de microondas del universo teniendo en cuenta lo que implicaría la holografía. Y su trabajo presenta el ajuste estadístico de un modelo con unos parámetros que tienen que ajustarse con los datos observados de las fluctuaciones de radiación por el satélite Planck. ¿Y se ajusta bien a los datos? Pues sí, muy bien, pero a toro pasado. ¿Predicen algo nuevo? No. ¿Realmente el ajuste es mejor que con los modelos cosmológicos convencionales basados en la inflación y la constante cosmológica? Pues debe ser mi mente rural, pero creo que no especialmente. Simplemente han demostrado que un modelo de universo holográfico es compatible con los datos existentes. Nada más, o nada menos, quién sabe si a lo mejor en el futuro sí que se demuestra que todo esto es un holograma, pero avance “en nuestra comprensión de la naturaleza última del universo” más bien poco, de momento. A mi me parece muy interesante el artículo, pero no como para darle tanto bombo y platillo al asunto.