Destruye robots y salva a la chica mientras entretienes a tu audiencia en Mullet Madjack, un boomer shooter roguelite.
Boomer Shooter es un término acuñado a los videojuegos que sigue la estética y mecánica de los primeros shooter en 3D. Lo que viene siendo Wolfenstein 3D o el mítico Doom. No sólo se basan en su estética tosca, sino también en su estilo de juego, más agresivo y sencillo que un shooter moderno. Dejan a un lado las coberturas y estrategias para que simplemente nos centremos en acabar con todo lo que veamos en pantalla mientras esquivamos proyectiles enormes, siendo en general mucho más frenéticos. El estudio Hammer95 se suma al carro de este curioso subgénero con Mullet Madjack, que combina el boomer shooter con otro que lleva un tiempo en auge dentro del panorama indie: Los roguelite.
No Future
La estética cyberpunk es una de nuestras favoritas tanto en videojuegos como en películas, y no porque tener una pistola de pulsos o un cibercerebro sea molón, sino porque su representación pesimista de un mundo donde las megacorporaciones controlan cada detalle de nuestras vidas, sin posibilidad de hacer nada, es una advertencia de lo que podría ser nuestro futuro. Mullet Madjack utiliza muy bien la escena cyberpunk no solo en lo estético, sino también en este aspecto: Nos traslada a un mundo donde el ser humano ya no es el único ser consciente. Ahora los robots se han vuelto incluso más inteligentes y poderosos que los humanos, posicionándose como la clase alta en la sociedad (los denominados robillonarios).
Los humanos, quedando en un segundo escalón, se dedican simplemente a entretener sus tristes vidas viendo streamings online para conseguir algo de dopamina en sus vidas. Y ahí es donde entramos nosotros, o más bien nuestro protagonista: Mullet Madjack. Él será elegido como Moderador en un programa de streaming en el que tendremos que salvar a una chica secuestrada por robillonarios en un enorme rascacielos. Nuestra tarea no solo será retransmitida, sino que además entretendremos a nuestro público constantemente.
Hacia lo más alto
Nada mejor que la ultraviolencia para que el público esté contento y feliz. Entraremos a golpe de pistola al rascacielos donde tienen secuestrada a la chica en cuestión, y tendremos que acabar con todos los robillonarios que se nos crucen por el camino. Durante la partida, contaremos con unos 10 segundos de vida (depende de la dificultad que seleccionemos) en todo momento: Si acabamos con un enemigo, sumaremos segundos al contador, mientras que si nos golpean, o caemos en alguna trampa, los segundos se restan. Si el contador llega a cero, el público se aburrirá de nosotros y simplemente ejecutarán el comando para que muramos instantáneamente. Como os podéis imaginar, esto hace que las partidas sean vertiginosas e intensas. No tendremos ni un segundo de descanso, nunca mejor dicho.
Pero no solo hay que acabar con estos robots, si lo hacemos con estilo, mucho mejor. No olvidemos que hay que entretener al chat. Dependiendo de cómo derrotemos a los enemigos, podremos obtener segundos extra. Por ejemplo, si pateamos a un robot y choca contra una máquina expendedora, quedará electrocutado y nos darán un segundo extra por este “fatality”. Lo mismo ocurre si conseguimos un cuchillo y apuñalamos su cabeza, o si les disparamos en la entrepierna. ¡La ultraviolencia y el espectáculo por encima de todo!
Aportando variedad y dinamismo gracias al roguelite
Tendremos que ir recorriendo el rascacielos piso por piso para encontrar a la damisela en apuros (una influencer super famosa por cierto), sirviendo cada piso como fases de apenas un minuto de duración, pero muy intensos. Como buen roguelite, cada piso se genera procedimentalmente, de modo que acabaremos reconociendo ciertas partes de los niveles (una zona donde nos deslizamos como un tobogán lleno de enemigos, otra con superficies de ácido que tendremos que saltar), pero su orden siempre será aleatorio. Esto tiene su parte buena y mala, ya que aunque los niveles siempre son diferentes, cuando llevemos unas cuantas decenas de pisos recorridos, empezaremos a notar esa sensación de deja-vu constante. Al fin y al cabo, estamos recorriendo las mismas fases solo que reordenadas de forma diferente.
Al completar un piso, el juego nos da la opción de adquirir una entre tres mejoras aleatorias, que van desde nuevos tipos de armas (escopeta, katanas de diferentes tipos, rifles…), bonificaciones para los diferentes tipos de ejecuciones hasta obetener segundos extra en el contador… Tendremos incluso la posibilidad de que el protagonista cambie de “tipo duro, callado y misterioso” a “charlatán bocazas” al más puro estilo Duke Nukem, comentando con chascarrillos cada ejecución y logro que consigamos.
¡Un décimo piso de infarto!
Cada diez pisos el juego cambiará completamente. Llegaremos a un piso oscuro, sin apenas iluminación, y tendremos que recorrerlo con una linterna como si fuera un juego de terror. Al final encontraremos una zona abierta, que servirá como arena para enfrentarnos a un poderoso jefe. Estos jefes nos sirven a su vez como checkpoint si los superamos. Es decir, aunque se trata de un roguelite, siempre podremos continuar desde el piso del último jefe derrotado. Respecto a los jefes, suelen ser enemigos algo más complejos que los robillonarios que encontramos habitualmente, aunque no suelen requerir de una estrategia excesivamente compleja para derrotarlos.
Anime cyberpunk muy cuidado
Hay que reconocer que Mullet Madjack llama la atención visualmente desde el primer segundo. No solo toma la estética cyberpunk como base, sino que también se basa en las OVAs (Original Video Animation, o lo que es lo mismo, películas de animación japonesas destinadas para su comercialización directa). Las OVAs tuvieron su auge en los 80 y 90, siendo normalmente capítulos especiales de una serie con duración más larga. Además de tener más calidad de animación, en ocasiones, el hecho de evitar ser retransmitido por TV les permitía “desmelenarse” con contenido más adulto, como gore y sexo.
Mullet Madjack recoge todo esto y lo combina con la cultura del streaming, ya que no olvidemos que lo que vemos en partida no deja de ser como un directo de Twitch. Tenemos incluso una encantadora presentadora con estilo de anime de los 90s. Esta, entre fases, hará todo tipo de comentarios, mientras podemos ver el chat efervescente lleno de comentarios en diferentes idiomas.
Neones, publicidad por todos lados, pantallas… La ambientación está realmente cuidada. Los enemigos son sprites 2D al igual que ocurría en los shooters 3D originales. Lo mismo pasa con las armas de nuestro protagonista. Por si fuera poco, el juego nos sorprende de vez en cuando con secuencias animadas 2D, al más puro estilo OVA, dando más empaque al conjunto.
Por último comentar que Mullet Madjack cuenta con bastante humor y referencias. Guiños a leyendas del género, como Akira o Metal Gear que nos sacan una buena sonrisa si pillamos la referencia, dejándonos como DiCaprio señalando a la tele.
En el tema del audio tenemos música synthwave ochentera que armoniza perfectamente con la estética retrofuturista del juego, mientras que las voces de los personajes están muy bien elegidas e interpretadas. Nuestra favorita es sin duda la presentadora del programa.
Contenido extra
Al completar el juego podremos jugar a su Modo Infinito, donde dar rienda suelta a nuestra dopamina y acabar con todos los robillonarios que queramos (o podamos) para alcanzar los puestos más altos del ranking global. De hecho podemos considerar la aventura principal un gran tutorial, siendo el Modo Infinito una especie de arcade donde tenemos el verdadero potencial del juego. Dependerá de cada jugador si le interesa más su vertiente competitiva o si simplemente prefiere disfrutar de la historia.
Como curiosidad, podremos hacer un unboxing de la caja del juego dentro del propio juego, pudiendo ver con todo lujo de detalles una caja virtual similar a los juegos de PC antiguos, con su manual de instrucciones y todo.
Mullet Madjack – Conclusiones
Mullet Madjack nos ha parecido una buenísima propuesta, pero le falta un poquito para alcanzar la gloria. Es un juego muy divertido y desafiante. Cuenta con un buen número de armas, y la estética y su humor son estupendos. Pero sentimos que le falta algo más de variación en sus fases, ya que en cuanto llevas unas partidas, te sabes de memoria todos los diferentes patrones de su niveles procedimentales. Lo mismo podemos decir de los enemigos, ya que aunque hay diferentes tipos, se echa en falta alguna que otra mecánica extra para derrotarlos que no sea disparar o patearlos.
Son faltas bastante entendibles en un título indie de bajo presupuesto, y no deja de ser muy completo y divertido. Sirve tanto para echar una partida corta al estilo recreativa como para profundizar en su Modo Infinito e intentar llegar al top de los rankings. Así que ya sabeis: ¡A destruir robillonarios!
