Un equipo de investigadores de la Universidad de Sídney, el ARC-Plant Protection Research Institute y la Universidad de York, ha descubierto que las obreras de una especie de abeja que se encuentra en Sudáfrica se reproducen haciendo clones casi perfectos de sí mismos. En su artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B, el grupo describe su estudio de las abejas y lo que aprendieron sobre ellas.
Investigaciones anteriores habían descubierto que algunas criaturas se reproducen mediante partenogénesis, en la que los individuos se reproducen sin aparearse. Esta forma de reproducción tiene la ventaja de ahorrar tiempo y energía en el apareamiento y el acervo genético permanece sin diluir. La desventaja, por supuesto, es la pérdida de diversidad genética, que ayuda a las especies a sobrevivir en condiciones cambiantes.
Esta especie de abeja ha desarrollado una forma de evitar las recombinaciones genéticas
Estudios anteriores también habían demostrado que para la mayoría de las especies, la partenogénesis es una forma de todo menos perfecta de producir descendencia. Esto se debe a que, por lo general, una pequeña cantidad de material genético está mal mezclado; estos errores, conocidos como recombinaciones, pueden provocar defectos de nacimiento o óvulos no productivos. En este nuevo esfuerzo, los investigadores han encontrado una especie de abeja que ha desarrollado una forma de evitar las recombinaciones.
Los investigadores encontraron que las abejas reinas sudafricanas del Cabo se reproducen sexualmente, pero las obreras lo hacen asexualmente. Luego llevaron a cabo un pequeño experimento: colocaron cinta adhesiva en los órganos reproductores de una reina, evitando que los machos se aparearan con ella, y luego permitieron que tanto ella como las abejas obreras de la misma colmena se reprodujeran asexualmente.
La mejor opción para su supervivencia
Luego probaron el grado de recombinación en ambos. Descubrieron que la descendencia de la reina tenía aproximadamente 100 veces más recombinación que las abejas obreras. Aún más impresionante, se descubrió que la descendencia de las abejas obreras eran clones casi idénticos de sus padres. Más pruebas mostraron que una línea de abejas obreras en la colmena se había clonado a sí mismas durante aproximadamente 30 años, una clara señal de que las trabajadoras de la colmena no sufrían defectos de nacimiento o incapacidad para producir descendencia viable. También han desarrollado un medio para prevenir la recombinación cuando se reproducen.
Los investigadores señalan que, a pesar de sus habilidades únicas, las abejas todavía están en línea con la teoría de la evolución: simplemente están haciendo lo que funciona mejor para su existencia continua.
Fuente: Proceedings of the Royal Society B.