La madrugada del 3 de junio de 2019 un joven, Anthony Templet, llama a la policía de Baton Rouge (Luisiana, USA) y reconoce haber disparado a su padre, Burt Templet. Él es llevado a comisaría para ser interrogado, su padre es trasladado de urgencia al hospital. A las pocas horas, Burt muere y por eso, pocas horas después, Anthony es acusado, formalmente, de asesinato en segundo grado (la máxima pena es la cadena perpetua).
El caso parece cerrado: el asesino reconoce su crimen, las pruebas están y son claras, los hechos están documentados sin que nadie los ponga en duda. Máxime cuando Anthony se retrata como un adolescente solitario, aislado en su habitación, educado además en casa -lejos de uno de los principales mecanismos de socialización (la escuela)-. Pero… nada en este caso es tan fácil como parece.
‘Acabo de matar a mi padre’ no es el mejor true crime que podemos ver, pero sí es uno que merece ser visto
‘Acabo de matar a mi padre’ (Netflix, 2022) es la mini docuserie true crime que explora las principales claves de este caso; con la experimentada directora especializada en este tipo de series, Skye Borgman, a los mandos.
En tres sintéticos episodios, de alrededor de cuarenta y cinco minutos cada uno, se nos dan tres perspectivas independientes y complementarias del caso: los aspectos generales de los hechos están en el primer episodio, el retrato del padre y las circunstancias atenuantes de Anthony se encuentran en el segundo, y el último episodio se centra en la defensa en tribunales y las posibilidades de acabar en la cárcel o no.
Una docuserie repetitiva y poco ambiciosa
El problema de la docuserie es que, quizás por su brevedad narrativa o quizás por su perspectiva, nos parece repetitiva y poco ambiciosa a la hora de explorar las muchas preguntas que un caso de este tipo nos suscita. Demasiado pronto, la conclusión del ojo de la cámara nos queda demasiado clara, a pesar de los intentos por hacer parecer otra cosa. Y las muchas aristas de un caso así quedan colgando en el aire, centrándose únicamente en tres o cuatro vías argumentales tratadas además superficialmente.
Tampoco ayuda el escaso material utilizado aquí: unos pocos vídeos e imágenes repetidos no pocas veces en los episodios, unas pocas declaraciones gravadas únicamente en un día, y sin apenas expertos u otras personas que pudiesen complementar y completar las declaraciones de las personas directamente interesadas (por uno u otro motivo) en todo esto.
Una historia claramente desaprovechada
Aunque claramente desaprovechada, la historia de ‘Acabo de matar a mi padre’ (Netflix, 2022) consigue conmovernos porque las circunstancias que llevaron a Anthony Templet a apretar el gatillo no son sencillas ni comunes. Por eso, al final, acabamos queriendo saber más, teniendo una creciente curiosidad y haciéndonos preguntas que, lamentablemente, la docuserie ni plantea.
No es el mejor true crime que podemos ver, pero sí es uno que merece ser visto.