Adios a Mongolia nos habla de Mongolia, el país número 18 en la clasificación por extensión del mundo que sin embargo, cuenta tan solo con un poco más de 3 millones de habitantes (lo que lo coloca en el 139 mundial), con una densidad de población de 1,99 habitantes por kilómetro cuadrado. Sin embargo, a pesar de estos números, Mongolia siempre ha sido un territorio temido por la bravura de sus gentes, por las que China comenzó en el siglo V de nuestra era a construir la Gran Muralla, y conocido por el nomadismo de sus habitantes, de cuyos 3 millones, casi 1 vive en la capital, Ulán Bator, 1 pertenece a la población nómada y el restante, se distribuye por el resto del territorio.
Tras la disolución de la URSS y hasta ahora, la economía de Mongolia se ha basado en la industria minera del carbón, petróleo, cobre y otros minerales en menor medida y en la industria ganadera, a la que se dedica la población nómada, especializándose en el cachemir, una fibra que se extrae del pelaje de las cabras sin necesidad de sacrificio y que es muy cotizada en la industria de la moda.
En “Adiós a Mongolia. El último viaje de los nómadas”, el periodista vasco Zigor Aldama nos relata sus varios viajes al país y la evolución, desde 2006 hasta 2019, fecha de su última visita.
Opinión
A través de sus 300 y pico páginas recorremos toda la geografía de Mongolia descubriendo la vida de los nómadas, algunas de sus costumbres ancestrales, como la caza con águila o el Año Nuevo Lunar; los paisajes de la tundra helada y el verde primaveral; el intento de modernización de Ulán Bator, que en 2006 era una de las ciudades más peligrosas del mundo; las inquietudes de los jóvenes mongoles a través de nómadas, la comunidad LGTBI, el grupo de heavy metal The Hu, una defensora del leopardo de las nieves o los mineros ilegales del oro; el Festival de Nadaam, donde se da cita la lucha mongola, la caza con águila y otras disciplinas tradicionales o el ascenso del nazismo entre un grupo de jóvenes de la capital. Todo ello en un país con temperaturas bajo cero la mayor parte del año, donde los nómadas sobreviven en invierno a -40ºC.
Es realmente espectacular y quiero resaltar el capítulo dedicado a los cazadores con águila, una tradición que están manteniendo las mujeres jóvenes de las estepas y cuya relevancia en el país es mayor desde la salida a la luz del documental «La cazadora del águila», sobre Aisholpan, una niña de 13 años, que fue la primera en romper las barreras del género en el Festival del Águila Dorada, donde se miden los mejores cazadores con águila del país. Aldama visitará tanto el festival como los entrenamientos de otras jóvenes que siguen los pasos de Aisholpan.
Sin duda, “Adiós a Mongolia” es un libro de viajes necesario. A lo largo de los viajes de Aldama y sus compañeros locales y extranjeros, descubrimos un mundo de color con una forma de vida, la nómada, que está a punto de la extinción, puesto que casi 40.000 personas abandonan el campo en busca de una vida mejor y con más facilidades y modernidades y que se encuentran con la discriminación hacia los campesinos de los urbanitas o la imposibilidad de acceder a una vivienda, teniendo que asentar sus gers tradicionales en suburbios sin las menores condiciones de habitabilidad. Sin embargo, se pone de manifiesto la hospitalidad de los nómadas, la salvaguarda de las tradiciones, el relevo generacional y la inspiración de las mujeres jóvenes que quieren dedicarse al campo y a las labores tradicionales nómadas para mantenerlas vivas y evitar el que parece un final firmado y sellado.
La forma de narrar de Aldama es espectacular, es uno de esos libros que es imposible de soltar y de olvidar, puesto que su cercanía, las anécdotas que se entremezclan con los temas más serios, como la infinidad de veces que los coches fallan en medio de la nada y que suelen terminar con la acogida generosa de los que menos tienen, hacen de este libro una experiencia fresca y relajante para estos tiempos en los que no se puede viajar más que con la mente, el audiovisual o grandes lecturas como esta.
Recomiendo, a todos los que gusten de la literatura de viajes, sumergirse en las páginas de “Adiós a Mongolia”, puesto que sus páginas y la prosa con la que narra los viajes, lo convierten en un perfecto aprendizaje sobre una vida que a nosotros nos es tan lejana y que, sin embargo, todos tenemos una idea más o menos acertada sobre los descendientes de Gengis Khan.
El Autor
Zigor Aldama es un periodista afincado en Shanghái. Corresponsal de El País o Vocento, es una de las voces más reconocidas e influyentes que nos retransmiten las novedades que se producen en el continente asiático. Durante sus viajes a Mongolia recopiló sus vivencias en artículos que no se publicaron por su extensión y que dan lugar a este libro, un completo repaso a un país que intenta modernizarse sin perder su esencia y con una forma de vida nómada milenaria que corre serio peligro de desaparecer.