En los últimos años hemos visto como los títulos de terror y exploración que se aprovechan de la debilidad y la imposibilidad de defenderse del protagonista han alcanzado una cota de éxito sin precedentes. Outlast, Layers of Fear o Amnesia son solo tres de los cientos de títulos que han conseguido abrirse paso en las bibliotecas digitales de los jugadores.
En medio de esta ola de éxitos, Madmind Studio decidió montar un proyecto en Kickstarter para sacar adelante un proyecto donde el gore, el sexo y el terror serían los protagonistas absolutos. Pues bien, poco después de lanzar la campaña en la que pedían 66.000 dólares para llevar a cabo el proyecto, los mecenas se volcaron y consiguieron recaudar más de 180.000 dólares. De esta forma, Madmind Studio comenzó el desarrollo de Agony para Xbox One, PlayStation 4 y PC y, pese a la cantidad recaudada, el proyecto corrió peligro en más de una ocasión, llegando incluso a quedar sin fecha de lanzamiento durante un tiempo.

Pese a todo, Agony ya está disponible y lo cierto es que cumple de sobra con lo que el estudio prometió en su momento. Agony es una oda al gore, a los desmembramientos y al horror visual y visceral más profundo. Tenemos que reconocer que teníamos muchas ganas de ver algo así en un videojuego y Madmind Studio ha conseguido recrear la sensación de encontrarnos antes una visión realmente desagradable en más de una ocasión.

Pero pongámonos en situación, una vez que empecemos a jugar descubriremos que estamos controlando a un alma que ha terminado en el Infierno después de morir en la Tierra y, antes de saber bien qué es lo que está pasando, se nos encomendará la misión de perseguir a la Diosa Roja, la encarnación femenina de Satanás, que domina las tierras infernales en las que nos encontramos.

Desde ese momento empezaremos a recorrer escenarios grotescos en los que tendremos que ir poseyendo el cuerpo de los distintos seres que se encuentran deambulando por el Infierno para poder avanzar. El problema, como viene siendo habitual en todos estos juegos, es que la mayor parte de los seres a los que controlaremos no podrán defenderse de las peligrosísimas criaturas que dedicarán todos sus esfuerzos a darnos caza para destriparnos antes de que nos demos cuenta. Así, nuestra única forma de avanzar será escondernos en huecos y recovecos del escenario y aguantar la respiración todo lo posible para no alertar a los monstruos que quieren beberse nuestros fluidos oculares.

Como podéis imaginar, en Agony se muere mucho. Por mucho que seamos sigilosos y precavidos, será muy frecuente encontrarnos ante un ente que acabará con la vida del cuerpo que estemos controlando y, en ese momento, tendremos que volar hasta otro huésped con el que continuar avanzando. De esta forma, Madmind Studios ha planteado un sistema de checkpoints con penalizaciones en el que, si morimos demasiadas veces en una misma zona, el juego nos irá echando hacia atrás para que podamos plantear la acción de otra manera. El problema llega cuando varias de esas muertes se deben más a problemas del propio juego que a nuestra incompetencia. La I.A. enemiga es total y absolutamente impredecible, lo que provocará en algunas ocasiones que los enemigos se queden bloqueados en una pared, otras atraviesen objetos y otras tantas nos detecten, aunque estemos totalmente a cubierto, sin hacer ruido y aguantando la respiración. Esta aleatoriedad en los patrones de los enemigos termina pasando factura a la paciencia y es que al final estaremos más pendientes de ver que un enemigo en cuestión no haga alguna cosa rara que de intentar avanzar en silencio y con cuidado.

Independientemente de eso, una vez que controlemos el sistema de sigilo, la mayor parte del tiempo de las 8 – 9 horas que tardaremos en completar la campaña principal la pasaremos avanzando por escenarios bastante lineales, en los que la exploración queda reducida a zonas concretas en las que podremos buscar objetos para resolver algunos puzles con los que avanzar tanto en la trama principal como en el desbloqueo de los sietes finales distintos que incluye el juego. Estos puzles suelen ser bastante sencillos, pero son lo suficientemente interesantes como para cambiar el ritmo del juego durante unos minutos antes de volver al sistema de juego principal.

Junto al modo de juego principal, Agony nos plantea varias posibilidades para ampliar su vida útil. Por un lado, el modo Súcubo nos permite revisitar ciertos escenarios de la campaña principal en la piel de las terribles Súcubos, cambiando por completo la experiencia de juego y convirtiéndose en una opción muy interesante que merece la pena probar. Por último, el modo Agonía nos trasladada a escenarios generados de forma procedural en los que tendremos que competir con otros jugadores para intentar conseguir la mejor puntuación posible.

A nivel técnico nos encontramos un juego que sorprende y decepciona a partes iguales. Por un lado, creemos que Madmind Studios ha conseguido representar con muchísimo acierto un ambiente opresivo y muy agobiante en el que cada ser, pared o rincón supuran maldad, terror y sufrimiento. Es realmente impresionante sentir la sensación de malestar e incluso asco que consiguen trasmitir muchas de las escenas que veremos a lo largo de la aventura. Eso sí, si sois de estómagos sensibles no os recomendamos que os adentréis en Agony, porque incluso nosotros, acostumbrados a ver todo tipo de películas realmente gore, nos hemos sentido algo incómodos en algún momento. Sobresaliente en ese sentido.

Sin embargo, lo que podría haber sido una obra maestra a nivel visual, cae en saco roto por diversos errores que afectan al resultado final. Para empezar, el brillo es tan bajo que en muchas ocasiones no veremos absolutamente nada. No estamos hablando de momentos puntuales en los que haya que pasar una zona a oscuras, hablamos de una oscuridad casi total en la mayor parte de los mapas, lo que provoca que muchas veces no sepamos siquiera por dónde nos estamos moviendo. Además, el hecho de que la flecha que nos indica por dónde avanzar tiene usos limitados —una idea genial que esperemos que se siga utilizando en el futuro— evitará que podamos encontrar el camino en la oscuridad en más de una ocasión. El juego también adolece de diversas caídas en la tasa de frames, que evita un movimiento totalmente fluido, y una nula sincronización vertical terminan pasando factura a un título que necesita impactar continuamente visualmente para mantener alerta y angustiado al jugador.

A nivel sonoro, cuenta con una gran variedad de efectos de sonido que ayudan a trasmitir el horror que se vive en la tierra que estamos visitando. Desgarros, gritos de dolor y sufrimiento, chapoteos viscosos y otros efectos similares serán nuestros acompañantes en todo momento. Además, la banda sonora, aunque muy apagada casi siempre, aparece con fuerza en los momentos importantes, resaltando nuestra sensación de malestar cuando hace falta.

Conclusión

Agony lo tenía todo para ser un título de terror inigualable. Su ambientación lo coloca en una posición de ventaja respecto a otros títulos del género, pero falla en elementos básicos para mantener un buen nivel de calidad. Si el estudio continúa dando soporte al juego y elimina los problemas relacionados con la I.A. enemiga y los que tienen que ver con la falta de estabilidad técnica, estaremos ante un imprescindible. Hasta entonces solo estará recomendado a los auténticos fans del género de terror.

Luis Collado
Director de la sección de videojuegos. Economista especializado en marketing. Hablo de videojuegos, cine y libros siempre que puedo.

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