Akimbot — Análisis

Akimbot es un juego que irremediablemente nos recuerda a juegos que ya hemos jugado y nos han marcado. Con un género tan llamativo como las plataformas y una acción trepidante en 3D, juegos como Ratchet & Clank, Jak and Daxter o Sly Cooper se nos vienen a la memoria. También poseedor de toques de humor, Akimbot es mucho más que un golpe a la nostalgia, ya que tiene personalidad propia y sabe demostrarlo.

La añoranza de los plataformas de acción

Sin duda alguna, tanto las mecánicas como sus dinámicas son irremediablemente comparables a los juegos mencionados antes. Tristemente se trata de un género que ha ido cayendo en decadencia con el paso de los años. A pesar de que fue un género explotado a más no poder en la sexta generación de consolas, con el tiempo ha ido decayendo. Continuando con las comparaciones, el caso de Jak and Daxter es uno de los mejores ejemplos, perdiendo su tono humorístico y ese juego de colores para centrarse más en mundos oscuros y fomentar la jugabilidad tipo shooter.

Akimbot nos llega de la mano del desarrollador independiente Evil Raptor, y nos ofrece la historia de Exe y Shipset. Exe es un robot que posee unas habilidades de combate inauditas. Por otro lado, Shipset es una especie de dron algo metepatas que aporta el sentido del humor al juego. Obviamente los símiles con Daxter o Clank están ahí, pero sin lugar a dudas es algo que no nos molesta lo más mínimo; es un guiño excepcional, un homenaje directo a la nostalgia.

Algo más que una especie de clon

Aunque las inspiraciones son más que claras, Akimbot es bastante más profundo que sus influencias. Diseñado para el público que disfrutó este género en su día pero ha crecido, nos ofrece una madurez algo más profunda en su jugabilidad. Como era de esperar, la exploración toma gran relevancia en nuestra aventura, y nuestro viaje no se basa tan solo en luchar y avanzar. Los mundos están conectados entre sí, son interesantes de explorar y tienen muchos secretos por descubrir.

Y es que tener un mundo tan amplio y rico en sus opciones es algo que, por desgracia, suele verse poco últimamente. Tener un mapeado gigantesco pero grotescamente vacío no me sirve para absolutamente nada, ya que al poco de explorar y no encontrar nada, perdemos esa curiosidad. En este aspecto Akimbot mezcla perfectamente bien las mecánicas de acción, plataformeo y exploración. Esto es algo bastante complicado de conseguir, dándonos ganas de explorar y llegar a esa zona tan recóndita que podemos ver.

Un buen sistema de armas y herramientas

Como era de esperar, las armas y mejoras que posee Exe aumentarán a lo largo de nuestra aventura. Si bien es cierto que adaptaremos nuestra forma de jugar a nuestros gustos personales, podremos mejorar y personalizar nuestro arsenal de múltiples maneras. Una de las más útiles es la del sobrecalentamiento, ya que la mayoría de las armas posee munición infinita, pero su desventaja es la del sobrecalentamiento.

Este detalle nos hará mantener la cabeza fría y pausar nuestros ataques si queremos mantener los disparos de nuestra arma, o nos hará versátiles cambiando y continuando con el tiroteo. Sin embargo no todo va a ser disparar, ya que Exe puede realizar ataques cuerpo a cuerpo, junto a otras habilidades que no desvelaremos.

Un plataformeo bien medido

El mundo de Akimbot está repleto de saltos y plataformas, la mayoría de ellos justos y bien medidos. Gracias a un exquisito control a la hora de medir nuestros saltos y una precisión interesante podremos llegar a adorar esta vertiente del juego. Durante nuestro camino tendremos que resolver puzles, así como afrontar minijuegos de hackeo o medirnos con secciones de conducción. Estas diferentes formas de jugar se sienten bien cohesionadas y no son forzadas, consiguiendo mantener nuestra atención durante el tiempo jugable.

Un apartado artístico encomiable

En el apartado visual, Akimbot despunta por lo bien que se ve y se siente. Visualmente es una gozada, se ve espectacular y encima posee una paleta de colores de lo más acertada. La iluminación también tiene un peso importante dentro del juego, consiguiendo sumergirnos dentro de los diferentes biomas que se nos presentan.

El diseño de personajes también es bien recibido por el jugador, ya que nuestros protagonistas ejercen su función de salvador robótico y compañero humorístico. Los enemigos son variados entre sí y muy característicos, y los jefazos tienen personalidad propia.

El villano principal es un científico que ha perdido su cordura, algo también típico en los juegos de la sexta generación, pero es un detalle que no nos molesta en absoluto. Además de ser poderoso y malvado, es inteligente y nos supone un reto tener que enfrentarnos a él, por lo que se considera una amenaza bastante interesante.

Con margen de mejora en algunos aspectos

Como la mayoría de juegos, aunque nos ha encantado Akimbot, existen ciertas capas que podrían mejorar para evolucionar. Sin duda alguna, la primera de las cosas a mejorar es la puntería enemiga, certera hasta en los más difíciles momentos, algo que podemos solventar con el movimiento de Exe, que nos permite disparar mientras nos movemos.

Los diálogos en sí se ven un poco forzados, y a veces algo entremetidos. Es una pena porque el tono humorístico no está nada mal, pero a veces lo sentimos tan forzado que consiguen justo lo contrario de lo que pretenden; una broma mal tirada acaba por sonar agria.

Ya volviéndonos algo quisquillosos, las zonas donde manejamos vehículos se sienten algo complejas, que no deficientes, pero sí enrevesadas. Es cierto que no estamos frente a un juego de conducción, por lo que cumplir con su cometido es más que suficiente.

Conclusión

Akimbot es un juego que vas a disfrutar, ya sea por su vertiente plataformera como por su acción. El dúo divertido de personajes lo hace bastante llevadero, y la posibilidad de explorar un mundo vivo con coleccionables lo hacen muy llamativo. Visualmente bello, cumple con su función y homenajea a los grandes de la época, diferenciándose de ellos con su estilo propio. Con un precio bastante reducido y una buena localización al castellano no veo impedimentos para no darle una oportunidad.