Trabajando junto con investigadores de la Universidad de Tübingen (Alemania), la Universidad de Tromsø (Noruega), UC Davis (California) y el Laboratorio Sainsbury en Norwich (Reino Unido), biólogos de Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (FAU) en Baviera (Alemania) han descubierto cómo algunas especies de tomate identifican a otra planta, la Cuscuta, como un parásito. Esta planta tiene una proteína en sus paredes celulares que es identificada como «extraña» por un receptor en el tomate.
Cuscuta spp., también conocida como cuscuta, es una enredadera parásita que se injerta a la planta huésped mediante chupones especiales para obtener agua, minerales y carbohidratos. El parásito también ataca y daña cultivos como la colza, el maíz dulce, la soja, el lino o el trébol.
Aunque la infección generalmente no es detectada por el huésped, algunas especies de tomate se defienden activamente formando un tejido de madera que evita que los chupones penetren en la planta.
En una investigación anterior, los biólogos de FAU descubrieron que estos tomates poseen un receptor especial, el receptor 1 de Cuscuta (CuRe1), que activa el mecanismo de defensa. Sin embargo, hasta ahora, no estaba claro cómo el receptor reconoce el peligro que representa la cuscuta.
Los investigadores ahora han logrado responder a esta pregunta: la cuscuta posee un marcador específico en su pared celular, una proteína rica en glicina (GRP). Usando su receptor CuRe1, el tomate es capaz de reconocer el patrón molecular del GRP e identificar a la cáscara como un patógeno, y como resultado desencadena la reacción inmune.
Los nuevos hallazgos sobre el diálogo molecular entre el marcador de Cuscuta y el receptor del tomate pueden ayudar a aumentar la resistencia de las plantas de cultivo contra las plantas parásitas.
Fuente: Nature Communications.