En la explosión de oferta que estamos viendo en el documental futbolístico, poco se puede innovar. Este tipo de contenido es, sobre todo, una apelación al sentimiento, a las emociones provocadas por el escudo de la camiseta, a los jugadores presentes o pasados, a los entrenadores emblemáticos y a las gestas y títulos de un club o de una leyenda. Toda la oferta disponible se puede resumir en estas pocas líneas y, por mucho que ames el fútbol (yo lo hago), al final, viendo esto te acabas aburriendo.
‘América vs. América’ (Netflix, 2022) sigue el mismo camino, esta vez tratando la historia polémica del club más rico de México: el Club América -actual líder provisional de la liga mexicana.
Regulero como documental y poco apasionado para un aficionado americanista, ‘América vs. América’ cuenta únicamente con el valor de Carlos Vallarta para hacer digerible un producto audiovisual con excelente producción, pero muy mejorable
Pero… en esta ocasión, el camino se hace mucho más entretenido con la muy adecuada narración, por estilo y todo, del estupendo monologuista azteca Carlos Ballarta (Ciudad de México, México, 1990). Su estilo es el de un aficionado del América, resignado y orgulloso, que siente los colores y sufre las miserias generadas por su equipo, tanto por su irregular historia en cuanto a resultados, como en su siempre sólida historia de egolatría respecto a los demás equipos de su liga.
No por nada, decir que se es del América lejos del Estadio Azteca genera tanto odio como ser de los Lakers lejos del Staples o del Real Madrid por la zona de las Ramblas (no digo nada si se lleva la camiseta del Celta por Coruña).
A esto se debe añadir otro factor: la todopoderosa propiedad de Televisa, uno de los grupos de comunicación más grandes y poderosos de Latinoamérica, cuya ingente inyección de recursos uno diría ha “dopado” al club con esteroides para, simplemente, hacerlo parecer más grande e imponente de lo que en realidad es. Ello ha arrastrado a otras aficiones a un odio cerval al América, ayudado además por actitudes en el campo y en las gradas “poco deseables” -si buscamos un eufemismo representativo al uso.
La narración de Ballarta desdramatiza y humaniza esta historia
Aun así, la afición no tiene culpa ni de la propiedad que tiene y sus prácticas, ni siquiera de algunos de los jugadores que han llevado su camiseta y sus comportamientos. Un club tiene que estar siempre por encima, incluso más allá, de todo esto.
Precisamente de este sentimiento originario, de esta fuerza interior que un aficionado (o aficionada) lleva en el pecho consigo, es de la que es magnífico portador Carlos Ballarta. Su narración añade, pues, un plus a esta historia y, sobre todo, la desdramatiza, la humaniza y la acerca, por tanto, a una audiencia más amplia que, exclusivamente, aquella más polarizada respecto al América.
Se hace difícil utilizar esta docuserie para maratonear
El problema de ‘América vs. América’ está, únicamente, en la estructura del proyecto: demasiado extensa para lo que quiere contar y demasiado fragmentaria para resultar clara en lo que se quiere contar. El tiempo va constantemente de adelante para atrás, sin que el motivo esté justificado. El tema se cambia con sorprendente rapidez, en giros a veces demasiado forzados. E incluso las entrevistas se usan con poca inteligencia, a la hora de resultar relevantes respecto a lo que se quiere contar.
De forma que la intención de abrir el ‘América vs. América’ para, además de reforzar el espíritu de su afición, llegar a otras audiencias y a otros públicos a través de la plataforma global que ya es Netflix, queda en tierra de nadie. Regulero como documental y poco apasionado para un aficionado americanista, cuenta únicamente con el valor de Carlos Vallarta para hacer digerible un producto audiovisual con excelente producción, pero muy mejorable en sus demás aspectos.
Si te gusta el fútbol no está mal de ver, aunque maratonearla, la verdad, se me hace difícil.