Desde la llegada del fenómeno zombi han sido muchos los juegos, libros, películas y series que han llegado a PC, y en menor medida a consolas, que han aprovechado la fórmula del mundo post apocalíptico, las ciudades infestadas y los supervivientes que se matan entre sí por quedarse con los recursos y las mejores zonas para vivir.
En el mundo de los videojuegos hemos visto a Infestation: Survivor Stories, Day Z, H1Z1, Dead Frontier y otros mucho más que han basado su pilar fundamental en el juego online. En todos estos juegos, llega un momento en el que los jugadores deben colaborar con otros usuarios casi obligatoriamente para sobrevivir a los constantes ataques y emboscadas que sufrirán de otros grupos de jugadores, llegando incluso al punto en el que los zombis quedan en un segundo plano en juegos como Infestation.
Pues bien, State of Decay apuesta por el juego individual, la gestión y la estrategia, es decir, aborda la temática de la supervivencia zombi de forma un tanto distinta respecto a lo que hemos visto últimamente.
Puesto que el juego no cuenta con ningún tipo de modo multijugador, Undead Labs ha optado por incluir a multitud de supervivientes a los que podremos ayudar para formar un grupo o ignorarlos si creemos que pueden ser una lacra para garantizar nuestra supervivencia. A partir del grupo de supervivientes que formemos, daremos forma a una base desde donde gestionaremos todas las misiones que dan forma a una historia que dura más de 12 horas si queremos completarla al 100%.
Pero empecemos por el principio. Cuando comencemos a jugar, el título nos pondrá en la piel de un superviviente que verá como unos supuestos «psicópatas» atacan a un hombre en medio de las montañas y, tras ayudarlo, y viajar juntos durante unos minutos, descubriremos que esos hombres eran muertos vivientes y que el mundo se está hundiendo a pasos agigantados.
Desde ese momento tendremos que combinar dos elementos básicos para seguir con vida: el combate y la estrategia. Como decíamos, State of Decay se caracteriza por obligarnos a tomar decisiones que afectarán a todo el grupo de supervivientes que nos acompañen durante la aventura y estas decisiones nos llevarán a elegir dónde establecer nuestra base, cómo deben distribuirse los suministros, qué zonas de la base deben mejorarse en cada momento, etc.
Así, durante el tiempo que pasemos en la base tendremos que pensar en reforzar las verjas o construir torres de vigilancia para estar preparados para un ataque zombi, pero también tendremos que tener en cuenta que, cuanto más supervivientes haya en el grupo, más comida necesitaremos para sobrevivir y más espacio necesitaremos para dormir y descansar, si no queremos que nuestros personajes estén fatigados antes de salir de la base a enfrentarse a hordas de muertos vivientes.
Es por ese motivo por el que tendremos que salir a menudo de la base a buscar recursos y supervivientes con uno de los muchos personajes que podremos controlar, aunque tendremos que mantener una buena relación con todos ellos si queremos sacarles partido. Una vez que decidamos con que personaje queremos explorar, tendremos que superar decenas de misiones distintas que nos llevarán a explorar diversas zonas, a acabar con oleadas de zombis, a recoger objetos o comida, a defender posiciones durante un tiempo, etc. Habitualmente todas estas misiones llevan asociadas recompensas como comida, recursos o armas que podremos usar para equipar a nuestros supervivientes o mejorar las instalaciones de la base, por lo que tendremos que estar realizando misiones de forma habitual para sacar adelante al grupo que nos acompaña.
Por desgracia, después de unas horas de juego las misiones se hacen algo repetitivas, algo habitual en un sandbox, pero que aquí destaca especialmente porque, en general, todos los elementos del juego son más originales que en otros títulos similares.
Es importante destacar que, al igual que en ZombiU, si nuestro personaje termina siendo comida para zombis no podremos volverlo a controlar jamás y, por lo tanto, perderemos todo el nivel, la experiencia y las habilidades que hubiéramos desbloqueado hasta el momento con dicho personaje. Eso sí, en caso de que tuviéramos objetos en su mochila, podremos volver a la zona donde murió para recuperarlos… siempre que la zona no esté llena de muertos vivientes, ya que en ocasiones será mejor abandonar los objetos antes que perder a un segundo personaje intentado recuperarlos.
Como comprobaremos después de unas horas de juego, aunque nos esforcemos por conseguir recursos muchas veces nos veremos faltos de ellos debido a que, sobre todo al principio, permitiremos que cualquier superviviente se una a nuestro grupo. Sin embargo, con el tiempo seguiremos una filosofía similar a la de Rick y su grupo en The Walking Dead, es decir, si vemos que un superviviente puede ser de utilidad, dejaremos que nos acompañe, pero, si no lo es lo abandonaremos o incluso le robaremos o mataremos… todo depende de nosotros.
Dentro de la base podremos intentar maximizar el uso de los recursos. Por ejemplo, si tenemos un cocinero o un mecánico, estos necesitarán menos recursos para realizar sus tareas, por lo que tendremos que intentar buscar a gente que sea capaz de cumplir con su trabajo de forma eficiente para poder invertir recursos en otras de las muchas tareas que tendremos pendientes en todo momento.
Cuando salgamos de la base a explorar o realizar misiones, tendremos a nuestra disposición todo tipo de armas, objetos y vehículos que podremos utilizar a nuestro antojo, siempre y cuando sepamos a lo que nos exponemos al usarlos. Por ejemplo, usar un vehículo siempre parece buena idea, pero lo cierto es que los motores hacen mucho ruido y provocaremos que nos persigan decenas de zombis que podrían llegar a nuestra base atraídos por el ruido.
Lo mismo podemos aplicar a las armas de fuego. Aunque en general no escasea la munición, estas armas hacen tanto ruido que muchas veces nos plantearemos usarlas solo como medida de emergencia, algo que ayuda a generar una sensación de tensión y fragilidad que le sienta realmente bien al juego.
En lo que respecta a los enemigos, el juego no se limita a presentarnos una y otra vez al clásico zombi que se acerca a los humanos lentamente, sino que con el transcurso de las horas veremos a zombis capaces de paralizarnos con sus gritos, otros grandes y fuertes muy difíciles de derrotar y otro muchos más que contribuyen a dar algo más de variedad al juego.
Aunque el juego original podía completarse en unas 12 horas, esta edición incluye los dos DLC lanzados para el juego un tiempo después. El primero de ellos, Breakdown, nos propone sobrevivir a un reto más complicado del que viviremos en la historia principal. Aquí nos encontraremos con un grupo de seis superviviente aleatorios que, con menos recursos, armas y equipo tendrán que intentar sobrevivir todo el tiempo posible frente a oleadas de zombis cada vez más poderosos.
Pese a que este modo no es tan profundo como el juego original, lo cierto es que ofrece un desafío interesante que permite alargar la vida del juego con un contenido interesante y muy rejugable, puesto que siempre empezaremos en una zona distinta con un grupo de supervivientes diferentes.
Por último, el segundo DLC es Lifeline, una segunda campaña que nos pone en la piel de un grupo de militares que pretende acabar con la epidemia zombi. Este segundo DLC abandona los escenarios al aire libre en medio del campo y las montañas del juego principal para trasladarnos a una gran ciudad y, como es lógico, aquí las hordas de zombis serán mucho mayores. Esta expansión es muy divertida gracias al leve toque de humor que impregna todo el desarrollo de las misiones y que se acentúa con los personajes que forman el grupo de asalto.
Junto a estos DLC, se ha incluido un nuevo personaje y varias armas y objetos nuevos respecto al juego original. Además, los usuarios que compraran State of Decay en Xbox 360 o PC en su primera versión, podrán adquirir esta revisión con un 33% de descuento.
A nivel gráfico la versión de Xbox One es muy superior a lo visto hace menos de un año en Xbox 360. La versión de la antigua consola de Microsoft tenía problemas de popping, caídas de framerate gravísimas, fallaba la iluminación, los zombis se movían con animaciones demasiado bruscas, la partida se congelaba durante un par de segundos de vez en cuando y otros muchos problemas que afeaban el resultado final, pero que eran entendibles teniendo en cuenta que detrás hay un estudio de desarrollo muy pequeño.
Pues bien, la versión de Xbox One soluciona la mayor parte de estos problemas, pero incomprensiblemente se mantienen otros pese a la potencia extra de la consola de Microsoft. Así, aunque la iluminación ahora es mucho más realista y la física y el movimiento de los zombis sigue unos patrones lógicos, el juego sigue sufriendo problemas de popping (aunque muchísimo menos graves) y cuando viajamos montados en vehículos todavía se resiente la tasa de frames, aunque en cualquier otra situación se mantiene estable en torno a los 30.
Los escenarios ahora son más detallados y efectos como el fuego, el agua o la distancia de dibujo han mejorado respecto a la versión original.
Sin embargo, la versión de PC original, que en su momento era gráficamente muy superior a la de Xbox 360, incluyó ciertos efectos que, incomprensiblemente, no se han incluido en la versión de Xbox One y, además, las diferencias entre ambas versiones de PC son mucho menores que entre Xbox 360 y Xbox One.
Por su parte, la banda sonora cuenta con 30 minutos extra de melodías que se adaptan como un guante a la temática del juego y que además se encuentran muy por encima de los típicos temas de este tipo de títulos. Además, las voces continúan en inglés con subtítulos en castellano.
Conclusión
Si jugaste al original y a sus DLC, este State of Decay: Survival Year One no merecerá la pena, pero si eres uno de los que aún no ha podido jugar, este es el mejor momento para probar uno de los survival más interesantes de temática zombi que se han lanzado en los últimos meses. Eso sí, teniendo en cuenta que el juego centra la experiencia en el modo individual.