Metalhead Sotfware aterriza en el mercado de los videojuegos con Super Mega Baseball, un juego directo y aparentemente sencillo, que promete sobre todo divertir sin grandes pretensiones ni ligas oficiales y adoptando un estilo gráfico que lo acerca más a un Wii Sports que a un FIFA. Lo cierto es que el béisbol no es un deporte de masas en España precisamente, aunque sí que tiene bastante más presencia en otros países de habla hispana como Cuba, México o Panamá. Esto, unido a su aspecto técnico, puede llevar a pensar a muchos que, ya de entrada, no merece la pena el esfuerzo de probarlo siquiera. Intentaré, en estos párrafos, evitar que lleguéis a esa conclusión.
Echándole un vistazo a las opiniones y críticas recibidas en los medios estadounidenses, está claro que Super Mega Baseball ha sabido hacer algo bien, ya que sus puntuaciones están siendo de vértigo. Pero claro, visto desde aquí y con perspectiva, nunca se sabe si para poder disfrutar como es debido tenemos que conocernos al dedillo las reglas y ser ya unos aficionados de pro. He de aclarar que yo no soy uno de ellos, aunque sí que conocía las reglas básicas y el papel de cada jugador en el campo. Sin embargo, me he querido centrar en la experiencia de juego para que mis conclusiones no dependan de si alguien conoce el deporte o no.
Para comenzar, comentar que solo tenemos dos modos de juego, partido de exhibición y temporada completa. Un primer chasco, esperaba algo más. Cuando seleccionamos partido tendremos que escoger entre varios equipos basados en los típicos teams americanos, cada uno con sus puntos fuertes y débiles y seleccionar nuestro ego, que representa el nivel de dificultad, con una graduación entre uno y noventa y nueve. Cien niveles de dificultad diferentes, eso sí que es una curva de dificultad ajustada al milímetro. Además, en las partidas de hasta cuatro jugadores offline se nos permite que cada uno utilice su propio nivel de dificultad, lo que básicamente se traduce en una mayor complicación a la hora de batear y lanzar.
Una vez en materia, sorprende lo sencillo que resulta pasar por las diferentes fases de un partido. Vayamos por partes. Cuando nos toque batear podremos hacerlo de tres modos: con X de forma prácticamente automática pero con pocas opciones de dar buenos golpes, con cuadrado para, al igual que en los juegos de tenis, ir aumentando la fuerza según mantengamos pulsado el botón. Por último, con el joystick derecho tenemos la mayor libertad de movimientos, a costa de fallar irremediablemente gran parte de las bolas que nos vendrán, al menos en los primeros partidos.
Durante las fases de lanzamiento de bola, solo tendremos que seleccionar estilo de tiro (del mismo modo que seleccionamos palos de golf, por ejemplo) y lanzar, de varias formas al igual que en el bateo. Aquí lo único de lo que tenemos que preocuparnos es de lanzar a un punto que no esté muy cerca del centro para que no sea fácil de batear, ni muy lejos para no errar el tiro.
Las defensas y carreras son prácticamente automáticas, solo tenemos que tener un poco de ojo para saber cuándo correr una o más bases, o cuándo lanzarnos a por una pelota corriendo el riesgo de fallar y tardar más en recogerla.
Este continuo cambio de papeles hace que no nos canse el hecho de tener que realizar continuamente tareas relativamente sencillas, sino que dará más la sensación de estar en un conjunto de minijuegos.
Esta sensación de sencillez que tenemos es un buen punto para el juego, pero una vez que entramos un poco más en materia vemos que tenemos más donde rascar. Una de las características que más me han gustado es el sistema de «mojo», o más bien, la gestión del estrés.
Según cada uno de los componentes de nuestro equipo vayan acertando o fallando sus acciones, su mojo aumentará o disminuirá. Según avance el partido todos ellos pasarán por situaciones que tanto en el juego como en la vida real deben ser bastante estresantes: el lanzamiento del último bateador con dos strikes cuando tu equipo va un punto por debajo en el marcador, por poner un ejemplo crítico. En el juego, tu monigote comenzará a sudar copiosamente, y este es el único momento en el que el mojo entra en acción: si lo tienes bajo, tu jugador tenderá a fallar debido a los nervios y falta de autoestima. Si lo tiene alto, tenderá a acertar debido a la confianza.
Super Mega Baseball está bastante surtido de este tipo de detalles, como demuestra la gran cantidad de estadísticas que tendremos disponibles en el modo temporada, que básicamente se trata de ganar la liga y playoffs. Según ganemos partidos subiremos de nivel, lo que nos permite contratar temporalmente a diversos expertos que nos proporcionarán mejoras para los jugadores que escojamos.
Por otro lado, según vamos acumulando partidos se nos echan encima un par de cosas que no deberían pasar en un título de este tipo: primero, a largo plazo cansa. Por mucho que un partido sea divertido de jugar, varios seguidos, sobre todos los de las temporadas, con nueve juegos por equipo, acaba agotando como si fueras tú el mismo bateador. Por otro lado, lo que al principio resulta un acierto, la posibilidad de hacerlo todo de varias formas, al final, una vez le pillas el truco, resulta demasiado fácil conseguir buenos golpes y homeruns. Para compensar, Metalhead ha hecho extremadamente difícil ganar a la máquina cuando subimos demasiado el ego, pero se nota que es algo forzado y deja de ser divertido.
Para acabar con el elenco de posibilidades del juego, podemos personalizar los equipos y a cada uno de sus componentes. Las opciones no son muchas y solo está bien para crear un equipo propio al principio y olvidarnos del tema para siempre.
Pasando a temas técnicos, lo primero que destaca, por supuesto, es su estética cartoon bastante bien ejecutada, pero con reservas. En general, los modelos, texturas y animaciones no son nada del otro mundo aunque resultan simpáticas y para lo que tienen que servir, están correctas. Pero la verdad es que, si bien parece algo demasiado concreto, se han pasado con el tamaño de las cabezas. En los jugadores está bien, no molestan, pero cuando miras en el público hay exageraciones demasiado evidentes. Parece una tontería y seguramente lo sea, pero no puedo dejar de mirar al público al lanzar. Distrae.
Por lo demás, es correcto, sin alardes. Unos cuantos estadios diferentes, a distintas horas del día, poca diversidad de jugadores y poco más, no es algo que resulte demasiado relevante. El aspecto sonoro está en la misma línea: los temas musicales y los efectos de bateo y de estadio de pequeño tamaño están bien conseguidos, pero algunas voces están demasiado exageradas y sobreactuadas, incluso teniendo en cuenta que prácticamente no hablan nunca.
En general, queda bastante claro que el apartado técnico no le hace del todo justicia a la precisión con la que se ha montado el sistema de jugabilidad, mucho más cuidado. Ojo, no quiero decir que sea malo, es divertido y adecuado, pero nada más.
También hay que comentar que, si bien se pueden jugar partidas de hasta cuatro jugadores en una misma televisión, no dispone de modo online, lo que puede echar para atrás a algunos, sobre todo los que no tengan con quién jugar en casa.
Para finalizar, volver a comentaros que no os fiéis de las apariencias: si le dais una oportunidad a Super Mega Baseball, es difícil que os arrepintáis. La ausencia de juego online y algunos defectos a largo plazo lastran un poco una experiencia que en los primeros minutos es mucho mejor de lo que podríamos esperar, pero en general deja bastante buen sabor de boca, incluso para los que no conozcan demasiado el deporte o no les interese en primera instancia.