Worlds of Magic | Fantasymundo

Hoy en día el género de estrategia conocido por 4x —exploración, expansión, explotar y exterminio— tiene como principales representantes a Civilization, Endless Legend o incluso los Total War. Pero a lo largo de la dilatada vida del género hay numerosas obras que han sido dejadas de lado a favor de productos más conocidos. Ese es el caso de Master of Magic, título de 1994 que nos hacía controlar a un poderoso mago con deseos de conquista y que sirve como inspiración para Worlds of Magic.

El estudio polaco Watelands Interactive decidió hace dos años embarcarse en el viaje de crear un sucesor espiritual de Master of Magic. Y no lo harían solos; fueron respaldados por 2000 personas a través de Kickstarter. Un ambicioso proyecto en cuanto a ideales, pues su financiación podría considerarse modesta conociendo los estándares de la industria de hoy en día.

¿Pero ha merecido la pena todo lo que han esperado los seguidores más acérrimos de aquel juego de 1994? ¿Es realmente un digno seguidor? Sí y no. Es cierto que conserva muchas de las mecánicas que en su día enamoraron a los jugadores y que posee ese aroma de la vieja escuela. Pero también es cierto que el juego ha llegado con múltiples errores, arrastrando un lanzamiento algo irregular, y unos valores de producción humildes para los tiempos actuales.

Conquistando el mundo con el poder de la magia

Worlds of Magic es un juego ambientado de forma simultánea en varios mundos de fantasía. Además del plano material, existen números planos elementales a los que podemos acceder y que ofrecen un escenario diferente con recursos y peligros particulares.

El primer paso es escoger una de las ocho razas disponibles. Desde los humanos, elfos de los bosques u oscuros, pasando por orcos y enanos, hasta algunos con formas dracónicas o insectoides. Tampoco podemos olvidarnos de los no muertos animados por energía negativa. Todas estas facciones están muy bien diferenciadas entre sí, con aspectos positivos y negativos únicos que harán muy diferentes las partidas. Particularmente la de los no muertos, pues no están interesados en el oro y sus tropas no necesitan descansar tras un duro día de trabajo. Esto, por supuesto, viene a costa del recelo de otras razas, quienes no se sentirán inclinadas a comerciar con ellos.

Pero toda civilización necesita un gobernante, alguien que les lidere hacia la victoria. Y ahí es donde entras tú en forma de un poderoso mago. Se nos da la opción de escoger uno de los personajes predeterminados o, si lo preferimos, crear el nuestro propio, personalizando sus habilidades y hechizos. Es sin duda uno de los mejores aspectos del juego. De igual manera, los poderes que son capaces de desatar varían desde la pura destrucción a encantamientos que revitalizarán a nuestras tropas o la producción de nuestras ciudades. También se contará con la presencia de héroes que aparecerán de forma aleatoria, aunque su relevancia es considerablemente menor.

La jugabilidad propiamente dicha es la ya clásica en los juegos del género. Los primeros turnos se nos pasarán rápidos, con pocas cosas que hacer a medida que exploramos y hacemos crecer nuestra ciudad. Sin embargo, con Wolrds of Magic da la sensación de que es incluso más lento y que las cosas tardan en arrancar. No ayuda tampoco una interfaz de usuario francamente fea y que ha contado con numerosos errores a su salida. Quizá se deba a un lanzamiento apresurado, pero los primeros parches han ido solventando detalles que no deberían haber estado ahí. Todavía perduran algunos bugs en lo que seguramente Wastelands esté trabajando ahora.

Los primeros pasos en el mapa pueden ser algo caóticos a medida que vamos aprendiendo sus elementos. Tenemos los diferentes recursos a explotar, pero también daremos con ruinas o edificios defendidos por enemigos neutrales. Permanecerán quietos como estatuas hasta que alguien perturbe su paz. Algunos de los puntos del mapa requerirán de una movilización de tropas considerable si deseamos tener éxito en el combate. De hecho, el movimiento de unidades por el mapa puede dar más de un quebradero al no saber siempre cuál estamos controlando.

Worlds of Magic cuenta con eventos aleatorios en aras de ofrecer algo de variedad e impredecibilidad. Una plaga, un levantamiento o situaciones similares que rompen la sensación de monotonía que pueden alcanzar estos juegos.

Los combates se realizan en un tablero cuadriculado bajo las reglas del sistema d20. Los que lo conozcan ya sabrán lo que significa, pero los recién llegados pueden ver cierta aleatoriedad a la hora de acertar o no un ataque. Las unidades a distancia son las verdaderas estrellas y se puede abusar de su superioridad, diezmando las unidades rivales con gran efectividad. El campo de batalla no cuenta con elementos de terreno que alteren en gran medida los combates, más allá de solitarias rocas. Para eso disponemos de los hechizos, frenando a los enemigos o haciéndolos saltar por los aires.
La inteligencia artificial del juego no es especialmente brillante. Se torna caprichosa, pudiendo llegar a rechazar acuerdos claramente favorables o rompiendo alianzas sin motivo aparente con nulas consecuencias.

En cuanto al marco audiovisual son palpables las limitaciones presupuestarias del juego. Su aspecto podría perfectamente pasar por un título de hace un par de años con modelos sencillos y algunas texturas poco trabajadas. El diseño artístico es bastante más acertado y es el que compensa el apartado. A nivel sonoro nos encontramos con melodías pegadizas que se adaptan a la mecánica del juego pero que no logran destacar o sorprender.

Conclusión

Worlds of Magic no es un juego para todo el mundo. Busca ser un sucesor de Master of Magic y eso acarrea cargar con ciertas decisiones, rechazando algunos elementos más innovadores que hemos vistos en los últimos años. Es un juego ambicioso, creado a la sombra de un título querido, y cuenta con algunas propuestas sólidas, pero también es humilde. Su apartado gráfico está algo desactualizado y ha contado con un lanzamiento duro y cargado de los infames bugs. Cuenta con una base que de cara al futuro podría ofrecer agradables sorpresas, pero ahora mismo, el producto en sí, se encuentra algo verde.

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