Como mencionamos en el encabezado, Ancestors: The Humankind Odyssey es la nueva apuesta de Patrice Désilets, el creador de Assassin’s Creed y Prince of Persia: Las arenas del tiempo gracias al duro esfuerzo en un estudio independiente llamado Panache Digital Games fundado tras su marcha de Ubisoft. El juego apuesta por una progresión evolutiva libre y llena de peligros, ensayo y error, realismo y sobre todo diversidad entre las partidas. Por el momento sólo se encuentra disponible para Epic, a la espera de Steam y consolas.
Al iniciar nuestra aventura no nos quedará otra que escondernos de los peligros que nos acechan, siendo un pobre e indefenso bebé simio. Pronto podremos avanzar en la escala y manejar a un simio adulto encargado de proteger a nuestro anterior personaje y llevarlo a salvo con el resto de nuestros congéneres, alejados de los depredadores al encontrarse nuestro lugar en altura.
El caminar de nuestro mono se nos hace algo lento, por lo que lo más recomendable es ir saltando de rama en rama, utilizando las paredes, lianas o enredaderas para facilitarnos la tarea. Eso sí, como no seamos cautos podremos hacernos bastante daño en nuestro camino, dificultando aún más nuestros movimientos tratándose así de una ayuda que deberemos perfeccionar, porque puede hacernos más mal que bien. Por el camino nos iremos acostumbrando a la interfaz y las diferentes ayudas que nos ofrece.
Una interfaz minimalista que nos ayuda un poco a la hora de jugar.
Gracias a nuestra inteligencia podemos identificar ciertas cosas en nuestro entorno, como objetos y animales, además de emplear el olfato como un radar borroso que nos facilite encontrar alimentos y otras cosas de interés. El sonido también marca la diferencia en nuestra búsqueda, y tendremos que aprender a manejarlo para encontrar al indefenso simio que controlamos al comienzo. Al dar con él tendremos un pequeño minijuego para calmar sus llantos y acto seguido cargaremos con él hasta nuestra colonia. Al escalar comprobamos que tenemos una barra de energía (en forma circular) tan típica de los juegos que requieren movimientos con esfuerzo, recuperándose cuando descansemos.
Tras el círculo de resistencia vemos otro que nos muestra nuestra resistencia, la cual recuperaremos cubriendo nuestras necesidades vitales, y tras éste nos encontramos con la vitalidad, que no se recupera y se ve reducida si tratamos mal a los nuestros, así que en todo momento tendremos que vigilar que estemos en buen lugar con nuestro grupo.
Una vez consigamos devolver al pequeño simio a nuestro grupo empieza nuestro juego real (digamos que lo anterior habría sido una especie de tutorial para meternos en la mecánica del juego), que no es más que conseguir evolucionar lo más rápido posible a pesar de lo que diga la ciencia y la historia, aunque no tendremos ni idea de cómo hacerlo en un principio.
En nuestro campamento disponemos de camas, fruta y agua para abastecernos y cubrir nuestras necesidades vitales, pudiendo consultar en cualquier momento si algún integrante de nuestro grupo tiene alguna necesidad especial que deba ser atendida, pero como hemos mencionado atrás la finalidad no es sobrevivir (que también), sino evolucionar. Nuestro grupo se compone de varios adultos, unos cuantos ancianos y un par de bebés.
Para poder avanzar en el juego tendremos que utilizar las mecánicas aprendidas para detectar qué hay a nuestro alrededor, utilizando la vista de inteligencia para descubrir interrogantes que debemos explorar, ya sea comprendiendo que algo es bueno o malo, teniendo que acercarnos para examinarlo o al olerlo.
Evoluciona investigando o muere en el intento.
Gracias a nuestra investigación podremos servirnos de una especie de mapa bastante minimalista a la derecha, más bien una interfaz que nos muestra cuántos monos hay en nuestro grupo, a cuánta distancia se encuentran y su energía neuronal acumulada, energía que podemos utilizar para mejorar nuestras habilidades y ampliar nuestros sentidos una vez descansemos en nuestro asentamiento, mejoras como caminar de pie durante más tiempo que nos facilitarán las cosas.
Tras dormir nos despertaremos hambrientos y con sed, algo común en todos los integrantes del grupo. A partir de aquí todo es exploración, ensayo y error (como apilar varias hojas para construir cosas) en el que no se nos da ningún tipo de pista para ayudarnos. Conseguiremos mejorar nuestras habilidades hasta acabar por utilizar lanzas para defendernos y pescar. Cuando nos atrevemos a ir más allá de nuestra zona de confort descubrimos unos rombos que indican algo de importancia interesante para nuestra evolución, pero se encuentra más alejado y es una tarea peligrosa llegar hasta él. Si nuestro personaje muere, pasaremos a controlar a otro integrante del clan, siendo así la manera de confirmarnos las vidas que nos quedan, hasta que se nos acaben las oportunidades y sólo podamos controlar a los bebés que deberán buscar a otros supervivientes para comenzar de nuevo nuestra odisea.
Para pasar de generación y que los bebés se conviertan en adultos deben transcurrir 15 años, transfiriendo las mejoras y habilidades a la nueva generación de bebés, teniendo constantemente que aparear a nuestros adultos hasta que dejen de ser fértiles para continuar con el legado del clan. El juego se nos hace algo repetitivo (sobre todo con las cinemáticas de nacimiento que no pueden ser saltadas, al menos por el momento) y aunque el comienzo es muy arriesgado, el estar constantemente pendientes de que no nos ataquen por la noche y por el día explorar y descubrir interrogantes hacen que pueda mermar su encanto por salir en busca de objetivos.
Un mundo abierto repleto de peligros.
En nuestras andanzas nos encontraremos con un amplio abanico de depredadores que nos harán el camino bastante más complicado, como tigres o serpientes, además de animales simplemente violentos que nos atacarán si se sienten en peligro como jabalíes o grandes pájaros. El mundo es bastante rico con muchas localizaciones diferentes como ríos, laderas, montañas y pantanos, donde la mayoría de las veces apenas pisaremos el suelo si no queremos ser engullidos por otro animal. A la hora de saltar y escalar se nota la influencia de Prince of Persia y Assassin’s Creed, ya que automáticamente nos agarraremos a gran parte del escenario pero para encaramarnos a hojas y enrededaderas necesitaremos pulsar en el momento exacto los botones si no queremos caernos y rompernos más de un hueso, incluso morir.
En conclusión la apuesta de Ancestors: The Humankind Odyssey es bastante buena, un nuevo tipo de supervivencia en el que tendremos que continuar con la vida de varios integrantes y perpetuar nuestro clan a base de una exploración ardua y complicada. Las mecánicas de creación y el progreso de las habilidades son interesantes pero una vez las manejemos se hacen repetitivas, muchas veces moriremos por nuestra culpa pero ciertos bugs (sobre todo con la interactuación con otros monos y objetos) harán de nuestro viaje algo frustrante. Recomendamos jugar con tiempo y con cabeza, y tener un alto grado de tolerabilidad a la frustración.