Bien. Ahora, ¿qué le diríais a esa gente para contarles la realidad sobre el rey atlante? Que es el hijo de un farero y de la reina de los mares. Que no habla con peces, y que sus poderes van mucho más allá. Sobre la dualidad que existe en él. Mitad humano, mitad atlante, pero sin ser aceptado en ninguno de esos mundos. Un alma noble que, pese al rechazo, sigue luchando por defender a aquellos que se ríen de él. ¿Diríais que es más noble y calmado que la feroz interpretación que parece que tomará en los cines? ¿Ignoraríais las bromas?
Dan Abnett, el guionista, opina (al igual que hizo Geoff Johns en su día) que no. Y creo que tiene razón. No hay que ignorar dentro de la obra la repercusión que el del tridente tiene entre las masas. Esa fama de “héroe de broma”. Pero también la de “salvaje y temible habitante de los mares”. Está ahí. Ignorarla dentro del cómic sería mentir. ¿La gente del mundo real piensa que habla con los peces? Bien, entonces significa que los habitantes del universo DC deben pensar de una manera parecida. Crear un público dentro de la obra que opine radicalmente diferente a como lo hace la gente de aquí, sería crear una raza más ficticia que la de los altantes.
La trama continúa la historia donde la dejó New 52, pero en un punto fácil y accesible para el público nuevo, con la única trama abierta de la estación Espuma de Mar, la embajada atlante en suelo americano. Cosa, que, por supuesto, cabreará a más de uno.
Así que, si estás leyendo esto, es por dos motivos. O querías ver si Aquaman continuaría esas aventuras hasta hace unos meses estabas siguiendo, o quieres conocer un poco sobre este hombre que, tú creías, hablaba con los peces. En ambos casos, este primer número posiblemente sea un acierto. Y si no te gusta, he oído que ahora es muy sencillo comenzar cualquier serie de DC…