Cuando el profesor de biología Lorenzo La Marca ve, desde una ventana de su despacho universitario sobre el jardín botánico de Palermo, el cuerpo de un hombre colgado de la rama de un árbol, llama a la policía. Concretamente, a su amigo el comisario Spotorno. La forense que acude, Michelle, es asimismo una buena amiga que en el pasado lo fue aún mucho más.
Tampoco el muerto (¿se trató de un suicido o se cometió un asesinato?) es un desconocido para La Marca, pues se trata de Raffaele Montalbani, antiguo compañero de trabajo en el centro de investigación universitario que fundara y dirigiera su padre, Ruggero Montalbani.
Algo llama la atención de La Marca al observar el cadáver de Raffaele. Eso, unido a su presencia en Sicilia tras muchos años viviendo en los Estados Unidos y a una carta que le había enviado recientemente desde allí, hace que se interese por el caso. Comienza así unas pesquisas en las que le acompañará la joven prometida del fallecido, una joven norteamericana recién llegada a Palermo para una boda que ya nunca se celebrará.
Los nombres de Palermo y Sicilia trae inevitablemente a oídos del lector ecos de la Mafia. Y, sin embargo, si por algo destaca ésta en la novela de Piazzese es por su ausencia. Cuando es mencionada, y no suele serlo directamente, es solo como un estorbo laboral que impide a la policía dedicar más tiempo y recursos al crimen que constituye el eje central de la trama. A diferencia de éste, los de la Mafia son crímenes anodinos, gajes profesionales de sus turbios negocios, rutinarios tanto para la policía que los investiga como para los propios mafiosos que los cometen.
La que sí está omnipresente en la novela es la propia ciudad de Palermo: el centro histórico y los alrededores, las gentes modestas y las élites burguesas, los parques y el mar, los cafés y los restaurantes, las iglesias y las plazas… seducen al lector y le contagian el vitalismo colorista de su forma de vida y sus paisajes. Aunque resulta inevitable imaginar cuánto habrán cambiado desde que se escribiera la novela, allá por 1996.
No hay que perder de vista, pese a todo, que «Asesinato en el jardín botánico» es una novela policiaca. Una novela enigma, incluso. Y que, como tal, es de su desenlace de lo que depende en gran medida el que llegue a buen puerto.
Desarrollar un crimen misterioso, enmarcarlo un entorno atractivo y desplegar un abanico de personajes interesantes no es suficiente. Hay que ser capaz de ofrecer al lector -y el lector de novelas policiacas suele tener desarrollado un exigente sentido crítico al respecto- una resolución ingeniosa y verosímil del caso, que no deje cabos sueltos.
Quizá el desenlace toma un poco por sorpresa al lector, enfrascado en los avatares personales y sentimentales de La Marca y en sus reflexiones constantes sobre lo divino y lo humano. Y es que es ése el aspecto de la novela que más controversia suscita, el del abrumador despliegue de ingenio, humor y cultura popular (política, literatura, jazz, cine clásico…) con que Piazzese –verdadero alter ego del ex sesentayochista La Marca- puebla las reflexiones del personaje narrador y las páginas de la novela. Brillantes y divertidas para muchos, pedantes y superfluas para otros, lo cierto es que es esa mezcla de Philip Marlowe y Woody Allen que se encuentra en el profesor palermitano lo que hace memorable esta novela.
Santo Piazzese se define a sí mismo como “un biólogo prestado a la escritura”.
Investigador de biología molecular hasta su jubliación, como escritor ha publicado, entre otras, las novelas «Asesinato en el jardín botánico», «La doppia vita di M. Laurent» y «Il soffio della valanga» (estas dos últimas aún no disponibles en castellano) que fueron reunidas en el volumen «Trilogia di Palermo», traducido a varios idiomas.
Ganador en 2011 del Premio Lama e Trama a toda su carrera, es colaborador del diario La Repubblica y de numerosas revistas italianas y extranjeras, habiendo colaborado también con la RAI como guionista de radio.
Ediciones Siruela ha acertado al acercar esta obra al lector español, en su colección Nuevos Tiempos / Policiaca, con traducción de Pepa Linares (el titulo original de la obra es «I delitti di via Medina-Sidonia») y una elegante fotografía de cubierta, obra del diseño gráfico de Gloria Gauger. Sin duda hay ya muchos lectores que esperan la publicación de las siguientes novelas de Piazzese protagonizadas por La Marca y Spotorno.
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