Después de mostrarnos el lado más humano de Annie Leonhart, el equipo formado por el guionista Hiroshi Seko y el dibujante Ryosuke Fuji dedica el tomo dos de Lost Girls a uno de los personajes más queridos del manga creado por Hajime Isayama: Mikasa Ackerman.
Si en “Ataque a los Titanes: Lost Girls 1” optaban por narrar los hechos que precedieron al ataque de Annie a Eren, apoyándose en un trama de corte detectivesco para dar cabida a los claroscuros de la Titán Hembra; en el caso de la soldado más temible de la Legión de Reconocimiento los autores nipones nos trasladan a una pasado alternativo en el que Mikasa y Eren tuvieron un nuevo comienzo.
El tomo empieza con Mikasa tendida en el suelo a punto de desvanecerse durante la batalla del Distrito Trost. Lo comprometido de la situación hace que la mente de la soldado imagine una infancia en la que conoció a Eren mientras vivía felizmente con sus padres.
Como la señora Ackerman está embarazada, el padre de Eren la visita periódicamente para controlar su estado. En una de estas consultas, el Doctor Jaeger decide llevar a su hijo con la esperanza de que entable amistad con la encantadora hija de los Ackerman y tal vez así -como nos enteraremos más adelante-, apaciguar el carácter vehemente del pequeño.
Pronto queda claro que harán buenas migas y también que tienen personalidades bastante diferentes. La futura esperanza de la humanidad no pierde un segundo de su excursión al campo para adentrarse en el bosque, algo con lo que Mikasa no parece estar muy de acuerdo. Dejándose llevar por el ímpetu de Eren, Mikasa descubre que el miedo que sentía ha desaparecido gracias a su nuevo amigo y toma conciencia de que hay todo mundo por explorar fuera de la granja de sus padres e incluso, más allá de las murallas.
Visita a visita, la relación entre ambos será cada vez más estrecha hasta el punto de que Mikasa va a pasar unos días a casa de los Jaeger, en el Distrito Shiganshina. Allí, Eren la lleva a ver el regreso del cuerpo de exploración después de una incursión en territorio de los titanes. La visión de esos hombres hechos trizas provoca un profundo impacto en ambos, y los comentarios de algunos ciudadanos despreciando a la Legión hacen que Eren se meta en un pelea de la que sale muy mal parado. La inocente niña descubrirá de este modo que la ciudad oculta tantos peligros como el bosque y que Eren convive con una rabia que lo convierte en un peligro para sí mismo.
Debido a que el estado de su madre empeora, los padres de Mikasa y Grisha deciden que lo mejor será que toda la familia se mude a una casa en Shiganshina para que el padre de Eren pueda seguir mejor el embarazo de la Sra. Ackerman.
El traslado de Mikasa a la ciudad coincide con un Eren ausente, únicamente preocupado de sus planes con Armin para traspasar la Muralla María y aventurarse en el mundo exterior. La soledad servirá a la futura soldado de élite para comprender la pasta de la que está hecha en un capítulo extraño y clarificador.
En “El hombre del espejo” un hipnotizador que oculta su rostro tras una máscara espejada utiliza a Mikasa en su espectáculo y la obliga a decidir, de una vez por todas, qué está dispuesta a hacer para seguir y proteger a Eren. La respuesta no tarda en llegar: todo.
Cuando Armin le informa del resultado de su plan con Eren para abandonar el muro, Mikasa despierta al fin de su ensoñación resuelta a luchar a toda costa y reflexiona acerca de la inevitabilidad del destino: incluso en sueños está predestinada a pelear por Eren o, en último caso, por conservar su recuerdo.
Termina el tomo con la tercera historia de Lost Girls, en la que volvemos a los días de entrenamiento de ambas protagonistas. Mikasa entra en la cocina mientras Annie está pelando patatas para preguntarle qué es el anillo que ha encontrado en el patio de armas, el que Annie utiliza para transformarse en titán. En esta situación, aparentemente inocua, la tensión entre ambas va en aumento por la desconfianza de la número uno entre los reclutas y las vagas respuestas de la experta luchadora; anticipando, sin saberlo, los enfrentamientos que vendrán y que ninguna de estas chicas perdidas parece querer.
“Ataque a los Titanes: Lost Girls 2” entra de lleno en el alma de Mikasa para que conozcamos lo que oculta la heroína dentro de su coraza y nos convenzamos de que toda valentía surge de vencer al miedo. Una buena lección para vencer a nuestros propios titanes que hace de Lost Girls una lectura recomendada y un añadido realmente interesante a la saga.
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