En esta ocasión, en “Atrapa al pez dorado” (Reservoir Books 2016), vamos a ver otra faceta diferente del creador estadounidense, como nos cuenta en este breve y ameno libro, repleto de sus pensamientos y reflexiones más personales.
En primer lugar, cabe decir, que el subtítulo del libro “Meditación, conciencia y creatividad”, me daba un poco de miedo, porque pensaba que sería en su mayor parte el siguiente intento de un millonario de Hollywood de vender su método, su filosofía, su secta, su dieta, su religión, etc. O también una nueva obra llena de frases motivacionales, supuestamente filosóficas a lo Paulo Coelho (con todo el respeto para los que siguen a este autor, pero is not my cup of tea).
Por suerte, no es nada de lo anterior. En realidad es una exposición muy entretenida de la forma en la que consiguió mejorar creativamente al comenzar a practicar la meditación. Y cómo desde hace más de 30 años, poniendo en práctica la meditación dos veces al día, ha conseguido eliminar la negatividad en su vida y lograr un estado de claridad y concentración que le ayudan a crear. A pescar al pez dorado, utilizando el símil que da título al libro y que él utiliza en numerosas ocasiones a lo largo de sus páginas. Porque Lynch compara las ideas con un pez dorado que nada en el océano y cada creador debe sumergirse en ese inmenso mar para atraparlas. Y la meditación es la forma de llegar a alcanzar esa chispa que da origen a todo. Ojo que dice que le funciona a él, no intenta venderte que es lo mejor, de hecho, comenta que las primeras veces que hizo meditación se quedó dormido y que, probablemente, no sea una práctica que le sirva a todo el mundo.
Otra de las reflexiones más curiosas que plantea es que la vida artística es la libertad de tener tiempo para que se te ocurran cosas y lo completa con: “El deseo para una idea es como el cebo, cuando pescas tienes que ser paciente”. Además, compara cualquier proceso creativo a un movimiento de acción y reacción, un flujo creativo, que (repito) para él, se incrementa mediante la meditación. Pero desde luego que no surge de la nada, pues en esa dinámica es necesario poner un empeño en buscar ese elemento, dedicarle tiempo como comento más arriba, trabajar para que llegue esa inspiración. También insiste en preguntarle a la idea, porque haciéndolo puede saber lo que necesita saber, qué funciona y qué no.
También nos cuenta diferentes anécdotas de su trabajo en la industria del cine y relacionado con varias de sus obras como por ejemplo, cuando rodaban el piloto de “Twin Peaks” un ayudante de decoración terminó por aparecer de figurante en una escena y de ahí se derivó que se le ocurriera la famosa habitación roja. O cuando se encontraba desarrollando “Mulholland Drive”, que en principio iba a ser un piloto de serie para la ABC, y el momento en el que le comunicaron que la cadena de televisión pasaba de comprarla, pero que podría hacer una película con el material que tenía , Lynch sintió que le faltaban ideas. Así que un tiempo después de una sesión de meditación, consiguió pescar esas ideas que le ayudaron a redondear los aspectos de la película sobre los que no estaba convencido.
Y nos habla sobre otras cuestiones como religión, las drogas, el dinero, la industria, y otros aspectos técnicos, por ejemplo la dinámica que mantiene con el compositor Angelo Badalamenti que ha escrito las bandas sonoras de sus películas; o su opinión sobre el futuro del cine y el formato en alta definición y digital.
“Atrapa al pez dorado” es una ventana al mundo en el que vive David Lynch, en el que el autor nos explica de una manera muy ágil y entretenida sus procesos creativos, su práctica de la meditación, algunos de los entresijos de la industria de Hollywood, todo ello sin pretender adoctrinar a nadie.
El libro es muy divertido, se lee de una sentada y el único reproche que se le puede hacer es este, pues cada capítulo es cortísimo y el más largo ocupa menos de dos páginas; de la misma manera, me quedé con ganas de que tratara con mayor profundidad algunas de las cuestiones que plantea. A pesar de ello, me ha parecido una lectura más que recomendable y a la que deberíais echarle un vistazo si sois fans de Lynch, y si no, podéis aprovechar alguna de sus propuestas para conseguir atrapar esas elusivas ideas a la hora de crear.
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