Cuando vimos por primera vez Balan Wonderworld, muchas eran las esperanzas que como jugadores teníamos en el proyecto. No es para menos cuando estamos ante un título que viene bajo el sello de Yuji Naka y Naoto Onshima, desarrolladores que estuvieron tras Sonic the Hedgehog o Nights entre otros. Esperábamos encontrarnos no ante un sucesor de las franquicias mencionadas anteriormente pero sí ante un videojuego que nos hiciera rememorar los buenos años, diversión y experiencias jugables que se tuvieron en aquellos tiempos.
Por otra parte, algo que llevamos echando mucho de menos es la presencia de juegos de plataformas en tres dimensiones, donde poder explorar mundos de grandes extensiones y conocer a gran cantidad de personajes. Yooka-Laylee, por ejemplo, ha sido una de las que más ha apostado por estas mecánicas recientemente y de peor o mejor forma ha sabido ganar el corazón de muchos mediante el factor nostalgia. Balan Wonderworld no sólo quiere intentar eso sino embelesar todo su mundo con un universo que gira alrededor del mundo teatral, las actuaciones y ser prácticamente un musical con el que poder interactuar. La originalidad es algo que no le falta a su estética pero, ¿Dónde están los fallos? Su jugabilidad y mecánicas dan un sabor agridulce a toda esta esencia.
Un ser que se alimenta de los pensamientos de Leo y Emma
Para empezar hablaremos de sus protagonistas, Leo y Emma, dos niños que conviven en su día a día y que tienen una serie de problemas. Leo echa de menos a sus amigos con los que discutió de un tiempo a esta parte y de lo que se arrepiente mientras que Emma tiene miedo al rechazo y que la gente que conoce pueda hablar a sus espaldas. Fruto de sus temores ambos son enviados a un mundo fantástico por un ser llamado Balan. Este lugar se forma de las emociones y sentimientos de aquellos que lo visitan, tanto las positivas como las negativas, por lo que indagar en ellas y descubrir lo que encierran será una de las primeras claves para conseguir volver a su hogar. El maestro, como se conoce a Balan tiene su antítesis denominada como Lance, que se alimenta de estos malos pensamientos.
Si la trama destaca por su sencillez también lo hacen sus mecánicas jugables, contando con un título de plataformas en tres dimensiones que recuerdan mucho a aquellos títulos que disfrutamos en consolas de SEGA como Sonic Adventure, Billy Hatcher o Nights. Este factor nostálgico es una de las bazas que ha querido jugar la desarrolladora pero no todo pasa por su estética ya que sus controles, imprecisiones y los torpe de algunas de las secuencias son puntos que a pesar de haberlos corregido mediante actualizaciones restan bastantes enteros a Balan Wonderworld.
El regreso de las plataformas tridimensionales
Principalmente el juego consiste en pasar de unas fases de plataformas a otras y en donde las piezas musicales juegan un papel crucial. Las notas de la banda sonora darán pistas de si nos encontramos ante una fase con pensamientos positivos o negativos, lo que hará que cambien estos de forma. Otro de los puntos interesantes es un sistema de disfraces al más puro Super Mario, gracias a estos se les otorgará a Leo y Emma habilidades diferentes.
A pesar de que son muchos en número, alrededor de ochenta aproximadamente, no todos cuentan con movimientos únicos. Es decir, los disfraces en cuanto a apariencia sí que lo son, pero muchos de ellos se repiten dando la sensación de que a los desarrolladores se los acabaron las ideas. Un punto a favor de este sistema es la posibilidad de re-jugar ciertos niveles ya que son necesarios trajes concretos para poder completarlos al cien por cien.
Donde sí que encontramos muchos problemas es en su sistema de control, ya que al tratarse de un título tridimensional se espera que tenga unos controles mucho más afinados respecto a lo que hemos encontrado. Estos son bastante torpes e imprecisos, no se mueven con exactitud e incluso en algunos puntos se siente cierto aspecto de input lag respondiendo un poco más tarde que el movimiento que hayamos realizado. Esto termina siendo bastante frustrante ya que hay zonas que exigen un timing para pasar de unas plataformas a otras y en muchas de estas ocasiones caeremos al vacío en múltiples ocasiones. Por otra parte, desplazar al personaje por el escenario se antoja torpe y no realizando unos movimientos realistas.
Mecánicas interesantes
La mecánica de los disfraces es quizás uno de los puntos más positivos y divertidos ya que alternar entre Leo y Emma con sus disfraces permite pasar y resolver los distintos puzzles del título. Es importante conocer las funcionalidades de cada uno de los atuendos para avanzar de fase. Otro aspecto a destacar es la posibilidad de jugar en multijugador junto a otra persona de forma local. Sincronizarse entre ambos y usar los distintos tipos de trajes lo convierte en una experiencia muy entretenida.
Los puzzles en sí son bastante sencillos y no exigen una experiencia muy alta en videojuegos, por lo que estos acertijos son destinados a usuarios más jóvenes. Como bien indicábamos son fáciles de resolver pero los controles y su precisión hacen de estos una tarea más complicadas de lo que son. Una curiosidad es en el caso de PlayStation 5 haciendo uso de las funciones del DualSense.
Visualmente colorista y llamativo
En materia técnica el juego sí que sobresale, teniendo un colorido mundo de grandes proporciones y que luce tan bien tanto en PlayStation 5, PlayStation 4 y Nintendo Switch. Este título ha sido muy bien optimizado en todas sus versiones, luciendo incluso mejor en la consola de sobremesa de Sony. Este nos recuerda mucho a universos como los que pudimos ver en juegos de la talla de Mario Galaxy o del próximo Ratchet & Clank, plagados de colores y detalles con los que interactuar.
Los diseños de los personajes han sido creados con mucho mimo y personalidad así como los efectos luces, sombras y partículas. En PlayStation 5 podemos ejecutar el juego a 4K y 60 frames por segundo, además del uso de anti-aliasing que da la sensación de jugar una auténtica película. Su banda sonora destaca por su variedad, llevándonos a gran cantidad de localizaciones y transmitiendo una gran sensación de inmersión, realizando notablemente su trabajo. Orquestaciones con un número inimaginable de instrumentos de viento, cuerda y percusión se dan cita.
Conclusiones de la review de Balan Wonderworld
Balan Wonderworld nos da una de cal y otra de arena. Muchas son las esperanzas depositadas en el nuevo proyecto del padre de Sonic y finalmente se ha tornado en una experiencia jugable agridulce. Su universo y trama es magnífico, al igual que traer de vuelta las queridas plataformas en tres dimensiones. El problema lo encontramos en lo más importante, su sistema de control, siendo torpe, impreciso e incluso injusto, haciendo que el juego sea más difícil de lo que realmente es. A pesar de las actualizaciones que se han introducido para mejorar sus controles no han realizado absolutamente todos los ajustes y cambios que hacían falta. Un juego estéticamente hermoso pero que sus controles arruinan el resultado final. Si su colorido e historia han llamado tu atención, no dudes en hacerte con este, pero ve sobre aviso sobre su sistema de control.