Se denota una acción de zapping debido al uso del característico efecto de sonido ligado a la misma y una transición de pantalla, a continuación observamos un informativo en el que se exhibe su respectivo presentador luciendo un majestuoso bigote, un rótulo que manifiesta Fake news (Noticias falsas) y un cúmulo de rosquillas, un signo popularmente asociado al cuerpo de policía. Acaece una transición a un canal de televisión distinto, se emite una sesión de aerobic en tonos púrpuras y de peculiares atuendos entre los que despuntan unos calentadores; en efecto, la ambientación ante la que nos hallamos dispersa cualquier duda respecto al periodo en el que se sitúa la trama. Acaecida la calma antes de la tormenta, las adversidades desarrollan su aparición en escena. Es la morada del gobernador la damnificada por un hurto, el cual se verá contrariado por el protagonista, Jack Kelly. A pesar de ajusticiar a uno de los malhechores, su cómplice logrará darse a la fuga. Tras la insuficiencia de evidencias, se posiciona a Jack en el punto de mira y se le relega a un barrio de poca monta, de mala muerte, a modo de escarmiento.

Lo descrito corresponde a la cinemática introductoria de Beat Cop, haciendo gala de un esplendoroso arte de píxel desde su comienzo, un despliegue visual que permite entrever cada trazo y surco realizado con sumo cuidado y esmero. Cada elemento, independientemente de la envergadura que ostente, rezuma encanto y personalidad.

El título plantea ciertos conceptos colmados del espíritu propio del mercado alternativo, propiciando la experimentación, a la par que distantes de la pretenciosidad y artificiosidad característica de la gran producción comercial. El escenario, por ejemplo, es mínimo. La historia al completo se desarrolla en una única calle, evadiendo la elección de vastos mundos abiertos que terminan por sentirse vacíos y frívolos. El reducido Distrito 69, inherente a Brooklyn, se trata de la zona que se nos ha asignado con el fin de patrullar, la cual desprende una sensación de vitalidad y brío. Son sus detalles los que marcan la diferencia y configuran el alma del universo interno de Beat Cop, el tráfico incesante fundiendo su estridencia con la banda sonora, que con su particular tono supone otro elemento que nos evoca a los ochenta y refuerza la temática, las palomas (sobresaliendo en abundancia aunque sin ser la única ave visible) y los felinos convergiendo por un segundo plano de los sucesos en pantalla, individuos observando la urbe desde la ventana de su domicilio

El formato que escoge la narrativa con motivo de su confección es la rutina, sucediendo la historia a través de días y estableciendo un plazo de tres semanas para hallar su conclusión, la historia establece uno de los focos principales bajo las obligaciones laborales, tareas insustanciales entre las que podríamos citar proporcionar multas de aparcamiento o remolcar vehículos y que nos proveerán el sueldo necesario para corresponder nuestras responsabilidades; en este aspecto, Papers, Please podría tratarse de una posible inspiración para la obra. Dicha mecánica nos mantendrá ajetreados, un detalle relevante dado que el desarrollo del argumento principal es opcional, cada jugador está capacitado para averiguar tanto como desee, según dónde esté dispuesto a llegar. Sin embargo, la gran inmensidad de los jugadores se hallará dispuesta a ir más allá gracias al guion y su ejecución, que mediante el absurdo, la comicidad y la idolatría por aquellas series policiacas de décadas pasadas logra un resultado extraordinario. El imprevisto actúa a modo de combustible para el relato, el desconocimiento de qué sucederá la próxima ocasión que marchemos a velar la seguridad de las calles constituye una intriga difícilmente tolerable. Asimismo, se emplean las reuniones matinales en la comisaría a modo de preámbulo de los acontecimientos venideros, brindan un instante de preparación mental que termina por traducirse en expectación. A lo largo del relato contemplaremos desde un cameo de Travis Bickle e Iris Steensma, personajes protagonistas de Taxi Driver interpretados por Robert De Niro y Jodie Foster, hasta la visita de un agente ruso especialmente inepto o el rodaje de una película porno cuyos gemidos alcanzan la calle principal.

De manera análoga, las apariciones espontáneas no son lo único virtuoso respecto a los personajes. Como garante del orden y la justicia te debes a los dueños de los diversos comercios de la calle, que por sí mismos apenas se perciben memorables, abundando los estereotipos culturales e incluso erradicando el interés por algunos al no asociarlos con eventos de la historia (únicamente he visitado la Boutique en un par de ocasiones). En cambio, la susodicha contrariedad es resarcida por la disposición de los establecimientos y sus estéticas diferenciadas. La correlación entre un personaje y su correspondiente local es inevitable, pues permanecen allí indefinidamente, significan un punto de encuentro y una señal visual que facilita el determinar nuestra ubicación.

La psicología aplicada a la elaboración de Jack Kelly como protagonista también es curiosa. A pesar de ostentar una identidad propia y un relato evolutivo a lo largo de la trama esencial de la que somos meros espectadores, en los aspectos más secundarios y mundanos del videojuego se mantiene como un personaje lo suficientemente neutro como para que nos proyectemos en él. Se nos otorga influencia en su relación con el cuerpo de policía, la mafia o los pandilleros, siendo estas incompatibles entre sí, lo que nos fuerza a optar por un bando, alentados por la moralidad e ideales que albergamos o por los beneficios que nos pueden proporcionar dicha simbiosis, y por consiguiente, asimilar las consecuencias de la decisión. Asimismo, impregnamos cierto talante ínfimo de nuestro ser en Jack, matices minúsculos que terminan de conformar su naturaleza; una acción posibilitada al brindarnos la posibilidad de realizar actividades de total inutilidad e incluso de efectos adversos, pues nos arrebatan tiempo y dinero, verbigracia consumir estupefacientes o recurrir a los servicios de una prostituta.

En suma, Beat Cop es una prueba fehaciente de la capacidad creativa y artística de Pixel Crow, la desarrolladora responsable del proyecto, originaria de Polonia. Tras haber sido engendrado para ordenador y adaptado recientemente a Xbox One, Nintendo Switch y Playstation 4, plataforma de la que se ha valido un servidor para redactar este análisis, implica una victoria para la compañía. Hasta la fecha se trata del primer y único título confeccionado bajo su firma, lo que nos infunda el inevitable deseo de que la fortuna no abandone su provenir y vuelvan a dotarnos de obras de tan inmensa calidad.

Juan Provencio
Estudiante de Comunicación Audiovisual. Los videojuegos son arte. Cinéfilo hasta la médula.

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